Eduardo Montagut Contreras •  Memoria Histórica •  03/08/2016

Algunos aspectos del racismo en Estados Unidos a finales del XIX y principios del XX

En los Estados Unidos parte de la reacción de los obreros ante las tensiones sociales producidas por la industrialización se canalizó hacia el racismo. La influencia de los autores racistas con sus teorías de la supremacía del hombre blanco parece menor que la búsqueda de un chivo expiatorio, ya fuesen judíos, negros o chinos. A los negros se les acusaba de ocupar puestos de trabajo que podían ocupar los blancos o de reventar las huelgas. Había, por tanto, una mentalidad arraigada en ciertos sectores populares, que tendrá pervivencia en el tiempo, que buscaba la causa de sus propios fracasos en las minorías, cuando, en realidad, compartían parte de las mismas condiciones de precariedad. Los blancos pobres del campo y de la ciudad atribuían todos sus males a la población negra. Existía un resentimiento ante el avance de los afroamericanos durante la segunda mitad del siglo XIX, después de la Guerra Civil, por la afirmación de sus derechos políticos y civiles.

Sobre el racismo en el movimiento obrero norteamericano algunos autores consideran que fue más inducido que espontáneo. La exclusión de los obreros negros en los sindicatos fue producto más bien de la política seguida por los patronos de fomentar la rivalidad entre los trabajadores. Pero es cierto que fueron excluidos y esto provocó que se les considerase esquiroles y fuesen considerados cabezas de turco de todos los problemas que aquejaban a los obreros. En algunos lugares este papel fue asignado a los trabajadores orientales, especialmente chinos y japoneses.

En aquella época destacarán los esfuerzos de los reformistas agrarios populistas en difundir el racismo, especialmente el antisemitismo, así como cierta anglofobia. En sus escritos aparece el símbolo de Shylock, y la banca Rothschild se convierte en la bestia negra de los agricultores radicales del Sur y del Oeste, indignados con la política de dinero caro. Algunos autores, en cambio, piensan que el posterior fascismo americano no tiene sus raíces en este mundo agrícola de la América profunda, ya que se criticaba a los banqueros judíos por su carácter de financieros no por ser judíos.


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