Redacción •  Actualidad •  25/07/2017

CEAR denuncia la “carrera de obstáculos” para pedir asilo en Italia tras la ruta más mortal del mundo

CEAR señala graves carencias que impiden que las personas que llegan a Italia vean garantizado su acceso al derecho de asilo. En particular, para la entidad resulta preocupante la clasificación entre migrante económico y solicitante de protección internacional que se realiza en muchas ocasiones únicamente según la nacionalidad y a través de preguntas tendenciosas.

CEAR denuncia la “carrera de obstáculos” para pedir asilo en Italia tras la ruta más mortal del mundo

(Madrid, 25 de julio de 2017). La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha denunciado hoy en la presentación de su informe Italia, la ruta más mortal hacia la Fortaleza Europa “la carrera de obstáculos para pedir asilo en este país” así como el hecho de que las políticas europeas siguen sin centrar sus esfuerzos en salvar vidas en el Mediterráneo ni en proteger a las personas que se ven obligadas a huir.

En la presentación del documento, CEAR detalló que en lo que va de año han llegado a Italia más de 85.000 personas a través del mar, y lamentó que las más de 2.200 muertes en esta travesía confirman la frontera sur de Europa como la más mortal del mundo. “Los líderes europeos tienen 2.200 pruebas de que su política migratoria centrada en blindar y alejar fronteras conduce a la muerte a personas que tenían en Europa su última esperanza para salvar sus vidas”, apuntó Estrella Galán, secretaria general de CEAR.

Además, Galán rechazó que la labor de rescate de diferentes ONG pueda suponer una invitación a nadie para arriesgar su vida y criticó la criminalización y los impedimentos que tratan de poner a su labor las autoridades europeas. “Las personas que atraviesan el mar lo hacen únicamente por las situaciones de peligro que afrontan en sus países, poner trabas a quienes tratan de salvar vidas solo supondrá aumentar el número de muertes”.

En ese sentido el informe, elaborado tras una reciente misión a Italia en el marco del “Observatorio del derecho de asilo, las migraciones forzadas y las fronteras” y financiado por la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional (AEXCID), recoge testimonios de la gravedad de la situación en Libia, un país con el que Italia ha firmado diversos acuerdos centrados en cerrar y externalizar la frontera, obviando la situaciones de tortura, esclavitud y persecución religiosa que se producen en el país norteafricano.

La meta del refugio

El informe presentado por CEAR denuncia que tras el viaje en alta mar, a su llegada a los puertos italianos los ocupantes de los barcos pueden permanecer varias horas en las embarcaciones antes de ser atendidos. “El proceso de identificación se lleva a cabo horas después de que las personas hayan sido rescatadas en alta mar, por lo que muchas se encuentran todavía en estado de shock debido a las experiencias vividas en Libia y la dureza del viaje por lo que no se encuentran en condiciones óptimas para afrontar una entrevista de la que depende su futuro”, explica Nuria Díaz, portavoz de CEAR y coautora del informe.

CEAR señala graves carencias que impiden que las personas que llegan a Italia vean garantizado su acceso al derecho de asilo. En particular, para la entidad resulta preocupante la clasificación entre migrante económico y solicitante de protección internacional que se realiza en muchas ocasiones únicamente según la nacionalidad y a través de preguntas tendenciosas.

El informe detalla problemas de espacio, sobreocupación e incluso falta de agua en los diferentes los llamados hotspots, desde donde se debería iniciar el proceso de reubicación. Además, la falta de plazas de acogida ha provocado que las autoridades italianas opten por contratar los servicios de actores no especializados, entre ellos empresas privadas sin ninguna experiencia en la atención a personas refugiadas. De hecho, diversas fuentes aseguran que la acogida se ha convertido en un nuevo negocio para la mafia italiana, con el grave riesgo de vulneraciones de derechos de todo tipo que esto supone.

La organización destaca los numerosos casos de violencia que sufren las mujeres antes y después de su llegada a Italia. En particular, las procedentes de Nigeria que sumaron más de 11.000 el pasado año, de las cuales según la OIM el 70% llegan a través de redes de trata con fines de explotación sexual. Según las fuentes consultadas por CEAR muchas de ellas tienen miedo a denunciar su situación, dadas la falta de identificación y protección.

El fracaso de la reubicación

Por último, el informe señala que el sistema de reubicación puesto en marcha por la UE “ha fracaso estrepitosamente” en el territorio italiano. Hasta la fecha, cerca de 7.600 personas han sido reubicadas desde Italia, lo que supone algo más del 20% de lo comprometido por los Estados miembro de la UE.

Según CEAR esto se debe en primer lugar al requisito de que sólo se puedan acoger a este programa personas provenientes de un país cuyo porcentaje de reconocimiento sea superior al 75%, lo cual actualmente deja fuera a las personas que llegan a Italia procedentes de países como Afganistán, Irak, Sudán o Nigeria.

Además, quienes quieren acceder al programa deben esperar al menos dos meses sólo para iniciar la solicitud de su proceso de reubicación y existe una clara descoordinación entre las diferentes agencias implicadas en este proceso, lo que provoca retrasos, confusión y falta de información. “Hay personas que llevan un año esperando ser reubicadas, lo que ha provocado que muchas hayan decidido abandonar su proceso ante la falta de garantías del éxito del mismo”, denuncia el informe.

Para CEAR, son particularmente graves las cifras de menores: tan sólo 5 han sido reubicados desde Italia, concretamente 2 a Holanda y 3 a Noruega, lo cual resulta “alarmante” teniendo en cuenta que el año pasado llegaron a Italia 3.806 menores procedentes de Eritrea, 218 de Siria y 13 de Yemen, todas ellas nacionalidades que “elegibles” de cara a la reubicación.

Estos datos demuestran la extrema lentitud del proceso y la falta absoluta de responsabilidad de los Estados de la UE, lo que provoca que en ocasiones los menores -sobre todo los no acompañados- pasen más tiempo en los hotspots que los adultos debido a la falta de plazas específicas para ellos.

Además, según diferentes organizaciones las condiciones inadecuadas en algunos de los centros, unido a la desinformación empujan a los menores a abandonar los dispositivos, quedando así fuera de cualquier sistema de protección, por lo que muchos acaban viviendo en la calle o en campamentos improvisados, con los riesgos de todo tipo que esto conlleva.


CEAR /  Italia /  refugiados /