Redacción •  Actualidad •  19/10/2021

El lindano continúa siendo el presente de un legado tóxico

  • Ecologistas en Acción publica un nuevo informe sobre la contaminación por lindano.
  • El estudio ofrece los últimos datos del Ministerio para la Transición y el Reto Demográfico correspondientes al año 2019.
  • El análisis demuestra la permanencia del contaminante, prohibido desde hace décadas, en ríos y en aguas subterráneas.
  • Los datos muestran la necesidad de incrementar la vigilancia y establecer medidas de reducción y eliminación de este peligroso tóxico.
El lindano continúa siendo el presente de un legado tóxico
El informe ‘Lindano. Presente de un legado tóxico’ analiza la presencia del lindano, y de otros isómeros del hexaclorociclohexano generados en su fabricación, en las demarcaciones hidrográficas españolas durante el año 2019. El lindano concretamente es una sustancia peligrosa que fue utilizada masivamente como insecticida con fines agrícolas y no agrícolas. Desde su prohibición se considera un residuo tóxico presente aún en las demarcaciones hidrográficas españolas en 2019.
Año tras año, los resultados siguen mostrando que la contaminación con lindano de las aguas superficiales y subterráneas españolas requieren una urgente descontaminación de residuos, suelo y agua. De hecho, en algunas cuencas, la presencia de este tóxico ha aumentado.
Los datos de este informe han sido proporcionados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en respuesta a una petición de información ambiental formulada por Ecologistas en Acción.
Sustancia tóxica 
El lindano es un isómero químico del hexaclorociclohexano (HCH) que ha sido utilizado como plaguicida en el pasado. Es una sustancia organoclorada prohibida desde 2008 en la UE y clasificada como sustancia peligrosa prioritaria. Está recogida con el n.º 18 en el anexo X de la Directiva Marco del Agua (Directiva 2000/60/CE).

Algunas de sus características son:

– Persistencia. Su biodegradación es lenta.
– Toxicidad. Causa efectos adversos en la mayoría de las especies animales y en el medio natural en general. Desde junio del 2015 está clasificado por la Organización Mundial de la Salud como cancerígeno para los seres humanos. Pertenece al grupo 1, donde se incluyen procesos industriales y compuestos químicos cuya toxicidad está comprobada. Hoy ya no es un plaguicida”, sino que es una sustancia peligrosa prioritaria.
– Movilidad. Presenta una elevada volatilidad.
– Bioacumulación y biomagnificación. Su alta afinidad por las grasas, al unirse fácilmente a este tipo de tejido, junto con la difícil biodegradación, facilita que estos compuestos se acumulen en la cadena trófica y que su concentración se eleve en niveles tróficos superiores. De hecho, en los años 70 del pasado siglo se llegó a detectar la presencia de estos compuestos en la grasa de los pingüinos de la Antártida.

Los datos del informe, disponible en castellano, euskera, gallego e inglés, muestran la necesidad de incrementar la vigilancia y establecer medidas de reducción y eliminación de este peligroso tóxico. Por ello, la organización ecologista reclama a las administraciones responsables de los ríos y aguas subterráneas, así como al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, acciones urgentes que reduzcan la exposición a un contaminante que pone en grave riesgo la salud humana, causando, a su vez, un considerable deterioro en el medio ambiente.


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