Redacción •  Actualidad •  01/06/2022

ANDA denuncia la injusta aprobación de términos como «bienestar animal» por parte de la gran industria alimentaria

El abuso de estos conceptos “alternativos”, su apropiación por parte de la gran industria y una legislación permisiva ponen en riesgo la viabilidad de miles de pequeños ganaderos.

ANDA denuncia la injusta aprobación de términos como «bienestar animal» por parte de la gran industria alimentaria

ANDA denuncia la apropiación continua por parte de la gran industria de producción de alimentos de origen animal de valores y características que no les corresponden en su afán de revestirse de “verde” y apropiarse de forma engañosa de la parcela de mercado correspondiente al producto “alternativo”. Conceptos como “gallina en libertad”, “libre de jaula” y “crecimiento lento” en el caso del bienestar animal; sostenibilidad medioambiental o desarrollo rural aparecen de forma creciente encubriendo productos de origen industrial que, cumpliendo la normativa mínima vigente en estos tres campos, pretenden dotarse de un falso aire rural, tradicional o alternativo en un producto industrial convencional, de bajo precio,  que en nada responde a la imagen que el consumidor tiene de un producto alternativo por lo que podríamos considerarlo como una publicidad engañosa.

Un ejemplo lo tenemos en la producción de huevos. Hoy por hoy decir “gallina libre de jaula” es no decir nada, es humo. Granjas de cientos de miles de gallinas que han pasado de una jaula individual a una jaula colectiva en pisos multiplicados hasta el infinito, con patios exteriores  inservibles que las gallinas no usarán jamás pero que permiten marcar este huevo que no deja de ser industrial como procedente de una “gallina en libertad” sin garantizar en absoluto que el ave haya mejorado en algo sus condiciones de vida y, por supuesto, sin ningún aporte añadido a la sostenibilidad medioambiental.

En el mismo sentido actúa la eliminación de un número máximo de gallinas por granja para la etiqueta de huevo ecológico, permitiendo que las grandes unidades de producción se puedan subir al tirón ecológico; la autorización para emplear hasta un 5% de piensos no ecológicos en la producción ecológica, o las presiones para ampliar las categorías de sistemas de cría de pollo cárnico para colocarnos como supuestamente alternativas producciones convencionales que no se han separado ni un milímetro del modelo tradicional de ganadería intensiva.

En definitiva, se trata de abrir la posibilidad legal de arropar como “verdes” y sostenibles unos sistemas de producción industrial que nunca lo fueron, ni lo serán.
ANDA alerta de que esta irrupción desbocada de la producción industrial en el mercado de la producción alternativa además de engañar al consumidor está provocando el ahogamiento de las pequeñas y medianas producciones familiares, auténticos depositarios naturales de los valores de sostenibilidad medioambiental y bienestar animal y que son los que mantienen con vida nuestro entorno rural.

Con la ayuda de los fondos públicos procedentes de la Política Agraria Comunitaria, la gran producción, ahora revestida de “verde”, aprovechando sus economías de gran escala pone en el mercado productos supuestamente alternativos a precios tan bajos que la mediana granja familiar no puede sino echar el cierre. Gran negocio para la ganadería industrial escondida en su particular paraguas “verde” y para las cadenas de distribución que, pagando lo mismo en origen, obtienen para sus estanterías productos que venden como alternativos y por los que pueden aumentar sus márgenes de beneficio. Pero no nos engañemos: son palabras grandilocuentes vacías de contenido. Lo que la gran industria nos vende es aire. Ni es sostenible, ni apuesta por el desarrollo rural. Es el mismo modelo intensivo, ahora reinventado y publicitado de otra forma, vigente desde hace 60 años y con las mismas contradicciones medioambientales y sociales de siempre.

ANDA no es contraria a la producción ganadera pero siempre que cada sistema productivo se identifique en lo que es y no se pretenda confundir al consumidor con falsas apropiaciones de valores. El consumidor tiene derecho a poder distinguir lo que procede de un sistema industrial/convencional  de lo que es auténticamente rural/alternativo. De forma clara y veraz. Por este motivo

ANDA en colaboración con las pequeñas producciones familiares de nuestros pueblos y caseríos creó para la producción de huevos el sello “Bienestar Animal avalado por ANDA” en un esfuerzo conjunto entre pequeños productores y sociedad civil por identificar y poner en valor  los auténticos valores medioambientales y sociales inherentes y exclusivos de los sistemas de producción tradicional de nuestro mundo rural más próximo y cercano. Para que el consumidor pueda identificar estos valores que tan solo corresponden a  estas pequeñas producciones y que las mismas no desaparezcan en la vorágine del mercado global.


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