El Captor •  Opinión •  27/04/2020

El tiempo que ellos deciden, amigos

La construcción o advenimiento de una escalada de crisis global de especial virulencia en España ha adquirido forma, como todo el mundo sabe, en el estrechísimo plazo de tiempo de un mes.

Para salir de esta crisis repentina se previeron, en el más inmediato y reciente pasado, distintos escenarios gráficos de desescalada; en V, con una velocidad idéntica de caída y resurgimiento de la economía. En U, con un lapso de tiempo entre dicha caída y el resurgimiento. Y en L, sin recuperación en el corto y medio plazo tras el vertiginoso descenso.

Tal y como se puede observar, en todos estos escenarios la variable clave y fundamental es el tiempo.

Actualmente, nos encontramos en un momento en el que todas las miradas ya están puestas en la fase de la desescalada, esto es, en la determinación de la variable clave: cuánto tiempo será necesario invertir para que la población no sufra en términos ecónomicos las consecuencias de la pandemia.

Como se puede fácilmente intuir, la importancia de esta cuestión es extraordinaria, pues de la misma se derivan repercusiones en términos de desempleo, pobreza o intensidad de sacrificios, que tienen una incuidencia crucial en el estado de bienestar.

Desafortunadamente, parte de los principales estamentos oficiales del sistema, FMI, Banco de España, periodistas del mainstream económico, etc… ya han dictaminado cuál será el escenario de recuperación previsto; en L: con un gran requerimiento de tiempo para el retorno a la situación previa.

Sin embargo, los fundamentos económicos no justifican que eso deba ser así. Científicamente, si se quiere, no hay razones de peso suficientemente objetivas para determinar que España deba afrontar una travesía en el desierto y otras economías golpeadas igualmente por la pandemia no.

Entre otras cosas, todavía hay que conocer el plan económico que el gobierno vaya a plantear, más allá de las medidas de protección social ya anunciadas para paliar los efectos de la escalada.

Y también es preciso observar, que de la misma manera que es posible construir un horizonte devastador mediáticamente en cuestión de semanas, también es posible hacer llegar psicológicamente la desescalada a la ciudadanía lo antes posible.

Es el tiempo que ellos deciden, amigos.

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