Hedelberto López Blanch •  Opinión •  24/12/2021

Mercenarismo en la mira del ALBA-TCP

La declaración final de la XX Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) efectuada el 14 de diciembre ratificó la condena a la utilización de estrategias de guerra no convencional contra los gobiernos y líderes progresistas de la región y al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones. 

En ese aspecto, el secretario ejecutivo de esa organización, Sacha Llorenti, significó tras la conclusión de la reunión que el ALBA deberá impulsar las denuncias contra las acciones del mercenarismo que han tomado fuerza en los últimos tiempos y que se han convertido en una forma de ataques violentos y de intentos de desestabilización contra nuestros pueblos

Una de esas compañías es la de seguridad privada CTU Security (registrada como Counter Terrorist Unit Federal Academy LLC), con sede en Miami, Estados Unidos, dirigida por el opositor venezolano Antonio Enmanuel Intriago Valera, quien contrató a los mercenarios colombianos que asesinaron al presidente haitiano Jovenel Moise y han realizado varios acciones armadas contra Venezuela.

Esa misma empresa, denunció Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional Bolivariana “estuvo involucrada en los eventos logísticos en el intento de magnicidio contra el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, ocurrido el 4 de agosto de 2018” 

CTU no era la única empresa del sur de Florida involucrada en el complot. Según las fuentes del Miami Herald, Intriago contaba con la financiación para la operación en Haití del expatriado ecuatoriano Walter Veintemilla, financiero del mercado inmobiliario en Florida cuya empresa Worldwide Capital Lending, esta registrada en el norte de Miami.

Añadió Rodríguez que, en los últimos años, “todas las acciones violentas que se han perpetrado o intentando perpetrar» en Venezuela, y que «tienen su epicentro en el gobierno de Iván Duque y en el paramilitarismo, ahora son un producto de exportación de Colombia».

Rodríguez informó que hubo otro intento de magnicidio contra Maduro el pasado 5 de julio, día en el que Venezuela celebra su independencia. En la rueda de prensa, el funcionario mostró un video de uno de los terroristas capturados recientemente en Caracas, durante las intensas balaceras de la banda criminal del “Caqui”

“Desde la cara de una de las montañas del suroeste de Caracas, en El Valle, había apostado un francotirador que hizo tomas de la tarima del Paseo Monumental de los Próceres y de la Academia Militar de Venezuela, para actuar contra el presidente en la celebración”, enfatizó 

Antes de esto, fueron desactivados cuatro drones por los servicios de inteligencia de Venezuela, durante la actividad del 22 de junio, como parte de la celebración de los 200 años de la Batalla de Carabobo.

Además de estos casos, Rodríguez recordó la fallida “Operación Gedeón” en Venezuela, una incursión armada ejecutada el 3 de mayo de 2020 por un grupo de hombres sobre la costa centro-norte del país suramericano, con el objetivo de secuestrar y asesinar a Maduro.

Según la Fiscalía colombiana, la fallida operación se planeó en Bogotá, donde se conformaron grupos de 20 hombres, liderados por desertores del ejército y prófugos de la justicia venezolana, que fueron asesorados y entrenados en campamentos en Colombia por agentes estadounidenses, concretamente los exboinas verdes Jordan Goudreau, Airan Berry y Luke Alexander Denmam.

Mientras en Bolivia, su presidente Luís Arce denunció durante un evento público que quisieron atentar contra su vida, horas después de que su ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, divulgara ante la prensa el plan para matar a Arce.

Del Castillo aseguró que en los días previos y posteriores a las elecciones del 18 de octubre de 2020 ingresaron a Bolivia un ciudadano estadounidense y cuatro colombianos que serían luego parte del complot que culminó con la muerte de Moïse, el pasado 7 de julio.

El ministro identificó al estadounidense Arcángel Pretel y al colombiano Antonio Intriago como parte del grupo que habría intentado matar a Arce antes o después de que asumiera el mando, el 10 de noviembre de 2020.

Asimismo, el diario español La Vanguardia señaló que “la ciudad de Miami se halla en el centro de operaciones paramilitares para desestabilizar gobiernos de América Latina”. Un reportaje escrito por su corresponsal en esa ciudad Andy Robinson señala que “Miami y concretamente el enclave del Doral es como la cantina de Star wars frecuentada por supuestos liberadores y guerreros a sueldo”. 

Recuerda que durante décadas la primera línea del negocio era Cuba. Millonarios cubanoamericanos como Jorge Mas Canosa con la ayuda de generosa financiación procedente de Washington financiaban atentados como los perpetrados por Bosch y Posada Carriles. Ya existían empresas “cuyas únicas oficinas eran tiendas de armas y campos de tiro, pero entonces tenían sede en la Pequeña Habana y no en Doral.

En los últimos años, añade La Vanguardia, la llegada de élites latinoamericanas han creado abundantes oportunidades de negocio para las proveedoras de soldados de fortuna en Florida.

Sin muchos controles en Florida, y con clientes acostumbrados al turbio modelo de negocio tropical, Miami ha sido un entorno perfecto para operadores como CTU. 

Por todas estas operaciones agresivas y desestabilizadoras contra dirigentes y gobiernos legítimos Latinoamericanos, las declaraciones del secretario ejecutivo del ALBA-TCP Sacha Llorenti de recoger información y denunciar esas operaciones mercenarias se hacen completamente necesarias y urgente para bien de nuestros pueblos.


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