Ecologistas en Acción •  Opinión •  24/03/2020

Salvemos a las personas, no a los aviones

Ecologistas en Acción se muestra contraria al rescate de aerolíneas mediante inyecciones de dinero público.
 
Los recursos del contribuyente deben ser destinados a atender las necesidades de trabajadoras y trabajadores, al tiempo que se invierte en la transición hacia un modelo de transporte más justo y sostenible.
 
Cualquier apoyo financiero al sector aéreo debe estar condicionado a una reconversión de este modo de transporte que garantice su decrecimiento en volumen e impacto social y ambiental.
 
La significativa reducción del número de vuelos a nivel global como consecuencia de la gestión de la pandemia de coronavirus ha encendido las alarmas de la industria de la aviación y, en concreto, de las aerolíneas. La semana pasada, la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA) reclamaba a los Estados una ayuda de emergencia de unos 200.000 millones de dólares para paliar las pérdidas de los operadores aéreos. Al día siguiente, los ministros de Transporte de la UE se reunieron para debatir posibles medidas urgentes de apoyo al sector.
 
Ante esta situación, Ecologistas en Acción se opone a los rescates millonarios a las líneas aéreas y pide que las ayudas financieras públicas se destinen en primer lugar a atender las necesidades de las decenas de miles de trabajadoras y trabajadores que en estos momentos se encuentran en una situación de enorme precariedad e incertidumbre. También que se orienten a fomentar un sistema de transporte más justo y sostenible desde los puntos de vista social y ambiental.
 
Para la organización ecologista, ofrecer apoyo financiero con dinero del contribuyente a compañías que durante años han maximizado sus beneficios gracias a injustas exenciones fiscales, resulta inaceptable. Según un estudio de la Comisión Europea, los privilegios fiscales de las aerolíneas en la UE (no pagan impuestos por el combustible ni el IVA de los vuelos internacionales) suponen un agujero en las arcas comunitarias de unos 27.000 millones de euros al año.
 
Por otro lado, de forma paralela al crecimiento de sus emisiones de gases de efecto invernadero, las líneas aéreas han visto aumentar sus beneficios durante los últimos años de forma exponencial. Según el constructor Airbus, en el periodo 2015-2019 las aerolíneas obtuvieron prácticamente los mismos beneficios que en las cuatro décadas anteriores. Sin embargo, en lugar de utilizar esos beneficios multimillonarios para sanear sus cuentas y guardar recursos para afrontar momentos de crisis, las compañías han optado por adoptar arriesgadas políticas de endeudamiento con el objetivo de aumentar sus valores en bolsa y ofrecer pingües beneficios a propietarios y accionistas.
 
En opinión de Pablo Muñoz, responsable de la campaña de aviación de  Ecologistas en Acción, “las ayudas públicas no pueden destinarse a mantener de manera artificial -algunas aerolíneas ya estaban al borde de la quiebra antes de la crisis del coronavirus- a compañías que maximizan sus cifras de negocio a costa de dañar el planeta y que socializan las pérdidas mientras acumulan los beneficios en las manos de unos pocos”.
 
Para la entidad ecologista, cualquier asistencia financiera con fondos públicos al sector tiene que estar enfocada a su reconversión, orientada a la reducción significativa de los vuelos de corta y media distancia. También a poner fin a cualquier tipo de exención fiscal (especialmente del IVA y el combustible), a la inversión en combustibles menos contaminantes y al abandono de planes de ampliación de la capacidad del transporte aéreo, tanto de flota como de infraestructura aeroportuaria.
 
Igualmente, frente los rescates multimillonarios a compañías privadas individuales, Ecologistas en Acción defiende el empleo de los fondos públicos para el desarrollo de una red de transporte más justa y sostenible, en especial, potenciando el transporte ferroviario, que debe ser una alternativa real a la aviación. Asimismo propone prestar el apoyo necesario a trabajadoras y trabajadores para su recolocación en dicha red.
 
Los enormes descensos de los niveles de contaminación registrados a nivel global durante los últimos días ponen de manifiesto la insostenibilidad del actual modelo de movilidad, y  demuestran que volver al modelo de movilidad previo a la crisis ya no es una opción viable en un contexto de emergencia climática.
 
Según Muñoz, “resulta imprescindible aprovechar el parón causado por el COVID-19 para repensar la estructura de dicho modelo y hacerlo más justo y sostenible. Mientras tanto, dediquemos el dinero de todas y todos a proteger a las personas -enfermas, cuidadoras, trabajadoras-, no a las empresas”.

Nuria Blázquez, coordinadora de transporte de Ecologistas en Acción ha añadido: “las compañías aéreas no pueden pedir ahora rescates con dinero público cuando no han aportado apenas nada a las arcas públicas dado que el sector apenas paga impuestos”.


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