Unión Proletaria •  Opinión •  23/03/2020

Llamamiento a la formación marxista-leninista de los militantes comunistas

En estos tiempos en los que varias organizaciones marxista-leninistas y muchos comunistas de otras organizaciones, incluso muchos sin organizar, estamos acercándonos a la conclusión de que no es suficiente portar la bandera comunista, sino que es necesario reconstituir un fuerte y unido partido comunista en nuestro estado para independizar ideológica y políticamente al proletariado. En estos días en los que estamos confinados y no es posible que absorban nuestras energías las luchas espontáneas. En este período creemos que es buen momento para retomar una tarea fundamental para ser comunistas y que en muchas ocasiones se deja en el olvido, se considera secundario o se limita a una mera ayuda a la lucha espontánea. Hoy creemos más que nunca la necesidad de poner en primer plano la formación marxista-leninista para construir el partido de la clase obrera, para llevar la teoría a la práctica, para luchar contra el reformismo y el izquierdismo y para desarrollar una estrategia y una táctica revolucionarias. Por eso, desde Unión Proletaria llamamos a la formación marxista-leninista de los militantes comunistas.

Muchos de los nuevos militantes comunistas, o de aquéllos que empiezan a comprender la necesidad de combatir al revisionismo para poder vencer al capitalismo, se ponen a estudiar marxismo individualmente, a la vez que exigen a sus organizaciones que les proporcionen una formación teórica.

Las direcciones del PCE y de otras formaciones han incumplido esta obligación y sólo sus cuadros han sido objeto de cierta formación teórica. Y lo han sido a partir de un enfoque ecléctico o neutral consistente en estudiar un poco de todo y sin controversia: tanto fragmentos parciales de la teoría marxista como teorías opuestas a ésta, aunque se digan marxistas, y, por supuesto, materiales elaborados por esas mismas direcciones. Alegan que debemos desarrollar un espíritu crítico incluso con la experiencia histórica de los revolucionarios y que la solución a los problemas actuales no la vamos a encontrar escrita en los tratados de los grandes comunistas que nos precedieron, porque ellos actuaron en otras condiciones y tuvieron que dar respuestas concretas a otras preguntas concretas. ¡Claro que los clásicos del marxismo-leninismo no nos dan las respuestas concretas a los problemas actuales y que tenemos que encontrarlas nosotros mismos, pero sólo podremos conseguirlo si estudiamos cómo nuestros predecesores resolvieron los problemas que tenían ante sí! Sin estudiar a los fundadores del marxismo-leninismo, nos faltarán los puntos de referencia indispensables para poder criticar la política burguesa y también su influencia en los documentos del partido; los militantes comunistas no podremos entonces realizar la vigilancia revolucionaria sobre los dirigentes de nuestra organización y quedaremos desarmados ante el surgimiento de posiciones revisionistas y de actuaciones liquidacionistas, como las de Carrillo o Gorbachov.

En cuanto al resto de la militancia, los dirigentes revisionistas la condenan a ignorar el marxismo-leninismo y la encierran en el más estrecho practicismo, en el espontaneísmo, mientras ellos se erigen en guardianes de los conocimientos y de la orientación política e ideológica del partido. Sin embargo, como decía Engels y recogía Lenin en su obra ¿Qué hacer?, los comunistas “deberán instruirse cada vez más en todas las cuestiones teóricas, desembarazarse cada vez más de la influencia de la fraseología tradicional, propia de la vieja concepción del mundo, y tener siempre presente que el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir, que se le estudie.” Tampoco basta una formación teórica ceñida al trabajo práctico que el militante desempeña en un momento dado, sino que aquélla debe atender las necesidades prácticas del partido en su conjunto, sin encasillar a cada miembro del partido en una sola tarea. Y debe tener en cuenta además el desarrollo futuro del partido como dirigente en la edificación de un mundo nuevo: por eso, aunque la formación tenga que basarse y centrarse en las necesidades prácticas actuales, no debe limitarse a ellas, sino incluir todo lo que sea necesario para poder asimilar la concepción del mundo comunista. Lenin advertía, en la obra citada, que insistir en la práctica “en una época de dispersión teórica es exactamente lo mismo que gritar al paso de un entierro: ‘¡ojalá tengáis siempre algo que llevar!”

Frente a este revisionismo de derechas, reformista y practicista, algunos comunistas reaccionan desviándose hacia el error unilateral de signo opuesto: el dogmatismo ultraizquierdista. Aun sin quererlo, se mantienen así prisioneros del revisionismo puesto que el materialismo dialéctico es contrario a todo dogmatismo y comprende que la base y el objetivo de los comunistas no es la actividad teórica sino la práctica. Si, en cambio, vinculamos el estudio del socialismo científico a las necesidades prácticas del desarrollo del movimiento obrero, tendremos todo lo necesario.

La clase obrera parte de una brutal desventaja científica y teórica sobre la burguesía. En la sociedad capitalista, solamente se estudia y aprende –desde la escuela, la familia, los medios de comunicación y el mismo puesto de trabajo- la ideología dominante, que es la ideología burguesa. Claro que los comunistas debemos formarnos en la lucha cotidiana de las masas, pero intentando llevar a la misma la teoría revolucionaria, el socialismo científico, que no se aprende exclusivamente en la práctica, sino con la formación en los clásicos del marxismo-leninismo, organizada colectivamente, además del imprescindible esfuerzo individual. La experiencia concreta es muy instructiva, no cabe duda, pero siempre sobre una base marxista-leninista y también sobre la base del aprendizaje de la experiencia histórica indirecta. Es necesario y obligado que el partido esté dotado del más profundo conocimiento posible del marxismo-leninismo. Cada militante debe tener al menos una formación básica en esta doctrina, ya que, si bien los militantes pueden convencerse de la necesidad de la revolución y del partido de manera empírica, en la lucha de clases concreta, el partido debe formarlos en el marxismo-leninismo para poder encauzar revolucionariamente a las masas hacia la toma del poder político.

La organización comunista tiene la obligación de formar en el marxismo-leninismo a sus militantes mediante un Plan de Formación, e incluso de llevar nuestra teoría revolucionaria a las masas obreras y a su movimiento. Con ello, no pretendemos proporcionar a las masas respuestas definitivas a todo, pero sí adelantar respuestas militantes, todo lo científicas que seamos capaces en cada momento, a las necesidades políticas del movimiento obrero, no sólo en su grado de conciencia actual, sino para su desarrollo sucesivo hacia la revolución.

En Unión Proletaria, tenemos una larga y accidentada experiencia de formación política e ideológica y, en este campo, nuestra conclusión es: formación teórica, basada en los clásicos del marxismo-leninismo y vinculada a la práctica entre las masas de la clase obrera.

Durante nuestra trayectoria hemos elaborado planes de formación a diversos niveles y programas de formación específicos. En estos días vamos a publicar el Plan de Formación Básica Marxista-Leninista, que ofrecemos a otras organizaciones comunistas, a todos los comunistas organizados o no y a quienes estén sinceramente interesados en él. Está basado exclusivamente en los autores clásicos del marxismo-leninismo –Marx, Engels y Lenin-, así como a sus sucesores: Stalin, Mao, etc., y, por supuesto, los acuerdos de la Internacional Comunista. Lejos de descontextualizarlos, es necesario debatirlos sobre las lecciones que se desprenden de su lectura para las condiciones concretas en las que intervenimos prácticamente. Somos conscientes de las limitaciones de toda formación elemental: no es suficiente conocer las conclusiones de la ciencia comunista, sino que debemos llegar a adquirir la suma de conocimientos de los que es consecuencia el propio comunismo, debemos estudiar a los pensadores que han hecho avanzar el saber de la humanidad hasta nuestros días. Pero, por algo hay que empezar y qué mejor que hacerlo por los principios del comunismo que son la síntesis de ese saber universal.

Unión Proletaria va a seguir así, contribuyendo modestamente a la formación marxista-leninista que los revisionistas siempre han negado a sus militantes, pero proponemos a las otras formaciones comunistas alcanzar un acuerdo para realizar estas actividades formativas de manera conjunta.

 


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