Ramaris Vásquez •  Opinión •  21/11/2021

DD.HH. La “Meta” es abrir bien los ojos…

DD.HH. La “Meta” es abrir bien los ojos…

Cuando en castellano se escucha la palabra “Meta”, ya de entrada da escozor. De acuerdo al contexto, se puede intuir que aún sin permiso, algo se le va a introducir a la vida privada de la humanidad sin pudor. Así se siente la noticia de eso que se asoma como el siguiente monstruo capitalista informacional, que se erige por estos días en el espectro mundial, impúdicamente: “El metaverso”. (1).

La noticia viene rodando con el adelanto de este tipo de tecnología en industrias del área, que marcan la ruptura de la rutina económica mundial, controlada por poderosas multinacionales, estableciendo una nueva “realidad”, que impacta directamente los derechos humanos de todo el mundo. Por tanto, la “meta” debe ser abrir bien los ojos. (2).

El Informe Temático de Bank of America: las 14 tecnologías que van a revolucionar nuestra vida –citado por bbc.com este 18 de noviembre- devela que “el metaverso comprenderá innumerables mundos virtuales conectados entre sí  y con el mundo físico” y generará “una  economía robusta que abarcará desde el trabajo al ocio, al tiempo que transforma industrias y mercados de larga tradición como las finanzas y la banca, las tiendas, la educación, la salud y el fitness, así como el entretenimiento para adultos”. (3).

El reportaje cita a Raymond Kurxweil, director de ingeniería de Google  desde 2012,  quien pronosticó: “A finales de la década –en 2030-, pasaremos más tiempo en el metaverso que en la vida real”. (3).

Frente a esta realidad, entra en juego la discusión histórica sobre la visión de los DD.HH (iusnaturalismo –visión crítica) y el innegable matiz globalizador con que nacieron, cuando se alude su “universalización”, devenida del reacomodo histórico de la economía mundial, que ahora se profundiza con más tecnología de punta.

Hay que recordar –según academic.upm.edu- que el imperialismo británico impuso la apertura mundial para garantizar, desde el siglo XVII, que sus mercancías ocuparan los mercados, interdependientemente. El colapso del sistema, dos siglos más tarde, y la recesión (guerra de aranceles) que precedió la llegada de las guerras mundiales, marcó el rumbo hacia la hegemonía económica por bloques que, paulatinamente, impuso la  ‘globalización’. (4)

Martínez, A. (2001)  en su «Globalización y Derechos Humanos», editado por la Universidad de Deusto (España),  sostiene que “asistimos, por tanto, a un cambio en el modo de producción capitalista que, por primera vez y de manera real, determina las relaciones sociales y los modos de intercambio de todo el planeta: nos referimos a lo que Castells ha denominado como capitalismo informacional» (p.13). (5)

El estudioso antes citado, recalca la gravedad del impacto de este sistema en la producción de bienes; el detrimento que conlleva para el ser humano y en consecuencia, la inoperatividad de los Estados para incidir en las relaciones laborales y de mercado, y aceptar un estado de dominación que impacta los derechos humanos en diferentes formas. (5).

«Los síntomas y expresiones de esa reestructuración profunda en el modo de producción son: (…) desmantelamiento del Estado de bienestar y sus concomitantes conquistas sociales y políticas entre las que priorizamos el desarrollo y codificación de nóminas de derechos económicos, sociales y culturales (derechos sociales); intervención del Estado para desregular mercados, así como la desactivación y desconexión de éste en la producción y gestión de políticas públicas y sociales (…)». (Martínez, A. 2001, p.13). (5).

Esto se hace extensivo a derechos como la protección a la intimidad, reflejados en la disputa por un “derecho al olvido” (*) que todavía no se concreta en muchos países del mundo, así como a información veraz y oportuna, entre otros DD.HH, que pueden ser cercenados.

En el caso de Google –de acuerdo con publicación de bbc.com del 24 de septiembre de 2019- la compañía ganó “una batalla legal y no tendrá que eliminar los enlaces en todo el mundo”, o sea, el “llamado derecho al olvido por el que los internautas pueden solicitarle al buscador que borren contenido que les afecten negativamente.” (6).

Al respecto, The New York Times publicó el 27 de octubre pasado- sobre Facebook:  “(…) la compañía se ha convertido en un gigante con más de 63.000 empleados, algunos de ellos se han vuelto insatisfechos ya que ha pasado de una controversia a otra sobre la privacidad de los datos, desinformación y el discurso de odio”.(7).

Así se expresa en la realidad lo que De Sousa Santos (2003)  denomina el lobby  del cosmopolitismo legal impuesto por las transnacionales a los Estados, que pone en vilo su soberanía, junto a instancias creadas por los mismos mecanismos internacionales que devienen de la existencia de la ONU. (p.23). (8).

Finalmente, queda evidenciada la debilidad de la soberanía de algunos Estados, -entendida como la autodeterminación del sistema gubernamental para decidir sus políticas en todas las materias concernientes a la vida de una nación- ya sea por imposición transnacional privada o por organismos multilaterales y sus círculos de ejercicio del poder o de influencia.

Por tanto, hay que abrir bien los ojos, antes de que la hegemonía mundial nos lo “Meta”.

(*) Derecho al olvido: Según conceptosjuridicos.com, es la facultad que asiste a una persona física de instar, en el entorno de Internet, a los responsables del tratamiento de datos personales para que supriman cualquier enlace  o cualquier copia o réplica de este o sus propios datos personales”. https://www.conceptosjuridicos.com/derecho-al-olvido/

Referencias: 
4. Orígenes de la globalización en el comercio desde el siglo XIX. https://academic.uprm.edu/jschmidt/id108.htm
5. Martínez, A. (2001) Globalización y Derechos Humanos. Universidad de Deusto. Instituto de Derechos Humanos. Cuadernos Deusto de Derechos Humanos. Bilbao.
8. De Sousa, B. 2003. Cosmopolitismo y Derechos Humanos en la Globalización del Derecho. Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos. Universidad de Colombia. 

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