Fernando Dorado •  Opinión •  18/01/2020

Dinero (Capital) ensangrentado

Dinero (Capital) ensangrentado

“No se puede luchar por partes. El sistema es uno sólo, como uno sólo es el poder que nos oprime y asesina”.

Raúl Zibechi

En Colombia se dicen muchas verdades y mentiras sobre el narcotráfico y las economías “ilegales” o criminales; sobre la violencia del Estado, la para-estatal, para-militar, “insurgente”, delincuencial y “común”, y sobre el asesinato de líderes sociales y guerrilleros desmovilizados.

Pero la realidad es que crece exponencialmente el asesinato y la persecución de luchadores sociales. Es un hecho inocultable y doloroso. Y por ello podemos decir que mientras

… exista el narcotráfico y se mantengan las economías ilegales (criminales), la violencia se hará más grave y compleja y seguirán asesinando a los luchadores sociales;

… exista la política de prohibición impuesta por el gobierno de los EE.UU., el incentivo del tráfico ilegal hará que la producción de cocaína sea uno de los negocios más rentables del planeta;

… los grandes centros financieros sean los principales actores económicos que se lucran de lo producido por esas economías criminales y, mientras los pueblos no enfrenten seriamente ese problema, la violencia prosperará y el pueblo sufrirá mucho más;

… las economías agrarias y en general toda la economía colombiana dependa de la exportación de materias primas (no procesadas), los cultivos de coca, el narcotráfico y la minería ilegal seguirán creciendo y haciendo daño;

… las organizaciones sociales y políticas (y las víctimas) piensen que los gobiernos pueden detener esa violencia (así sean gobiernos progresistas o de izquierda), se le estará ayudando al gran capital a engañar a los pueblos;

… se continúe creyendo que los llamados “procesos de paz” son solución al problema de la violencia (como el que se hizo con las FARC), ese “cáncer” seguirá avanzando;

… el problema estructural no se aborde con profundidad, el lugar que ocupan los grupos armados que se desmovilicen será ocupado por otros grupos, cada vez más descompuestos y criminales.

Lo que debemos reafirmar es que el Estado colombiano (y sus gobiernos), no tiene la autonomía, el poder o la voluntad para resolver un problema que es global y estructural, que responde a la crisis del sistema capitalista y a la decadencia de una civilización patriarcal basada en el interés individual de enriquecimiento.

Solo los pueblos que hagan conciencia plena de tamaño reto, pueden auto-organizarse, plantear propuestas que enfrenten las causas estructurales, y forzar soluciones de fondo tanto con su movilización masiva, la construcción de nuevas y propias economías y culturas, y la presión socio-política de tipo global.

De resto (mientras…), seguiremos colocando los muertos y los capitalistas continuarán llenando sus bolsillos con dinero ensangrentado.

Nota: México y Colombia son los mayores ejemplos en América Latina, pero lo mismo ocurre en África y Asia, y en todo el mundo.


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