Paco Campos •  Opinión •  17/09/2018

Los nuevos tiempos, cada vez más cerca

Una de mis últimas clases estuvo dedicada a cómo contribuir a un tiempo nuevo en el que predominara la tolerancia y la solidaridad como marchamo de una sociedad democrática y liberal. Veo cómo generaciones o grupos de jóvenes mantienen un enfoque muy diferente al tradicional para comprender el designio del mundo de la vida, que no es otro que el que nos depara el día a día con todas las vicisitudes que concurren de manera indeterminada e impredecible. Basta abrir un diario para mascar el horror de nuestros congéneres.

Qué menos que esta pregunta -> qué está pasando. Enseguida tenemos para el ataque una decisión clara y alternativa: moralidad y conflicto, o prudencia y conflicto; o: universalidad o condicionalidad; o: necesidad o transicionalidad. En definitiva: racionalidad argumental o etnografía. En estas cuatro disyunciones excluyentes pueden resumirse los avatares de nuestra contemporaneidad y nuestra excelencia planetaria.

Ni podemos tener un solo modelo de hombre o de sociedad, o de política, ni tampoco podemos dejar descansar nuestra iniciativa en lo incondicionado, porque, queramos o no, una sociedad autoritaria no puede mantenerse sine die. En nuestro país da pena ver a jovenzuelos arrogantes, ver en sus ojos inquisidores la marca que dice que no están dispuestos a tolerar, a solidarizarse, a trasgredir, a ceder o cambiar, a recordar, a ser demócratas, en definitiva.

Sin embargo una nueva ilustración basada en una comunicación libre de dominio, en circuitos alternativos, horizontales, sustanciados, aunque sin saberlo, a veces, en el macro fenómeno evolutivo de nuestra especie, se percibe también cada día al abrir ese u otro diario. Cada día que abría la puerta del aula.


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