Fabrizio Casari •  Opinión •  17/01/2019

Mercenarios contra Venezuela

Una toma de posiciòn insòlita, ilegìtima y polìticamente descarada de parte de un grupo de paìses vasallos del imperio.  En gran sustancia es este  el modo mas ràpido para definir el pronunciamiento  del autollamado “Grupo de Lima” en relaciòn a Venezuela bolivariana.  El grupo de lima, por su misma gènesis, composiciòn e identidad ideològica, puede ser bien definido como la quinta columna de los Estados Unidos en el Subcontinente Latinosmericano.

Naciò con el preciso objetivo de agregar al bloque filo-estadounidense latinoamericano para contrarrestar El Alba, es decir la Asociaciòn Bolivariana de las Amèricas, nacida a inicios del siglo por iniziativa del Comandante Hugo Chàvez.  En pràctica, el grupo de lima es hoy el consorcio de la ultraderecha governante en el Centro-Sur Amèrica que se caracteriza por la obediencia absoluta hacia los USA, de los cuales comparte el proyecto imperial de reconquista de la Amèrica Latina.

La declaraciòn inspirada por los Estados Unidos que han redactado el texto, puntuaciòn inclusa permanecerà en los anales de la historia Latinoamericana, como la cartita de la verguenza.  Argentina, Brasil, Colombia, Perù y Costa Rica, entre otros, afirman que no reconoceràn el gobierno de Nicolàs Maduro, cuya toma de posesiòn està prevista para el pròximo 10 de Enero, en cuanto no reconocen la legitimidad de la victoria electoral del chavismo.

En premisa se dirìa que algunos de los paìses firmatarios entre ellos Brasil, Colombia y Perù, deberìan tener la decencia de estar en silencio cuando se habla de correcteza de procesos electorales.   En Brasil un hombrecito facistoide fue hecho presidente gracias a un complot vergonzoso que impidiò al PT de candidar a Ignacio Lula Da Silva, dado por las encuestas como seguro vencedor.   Colombia detiene desde hace màs de 30 años  el record de candidatos a la presidencia, a gobiernos provinciales y alcaldìas que han sido asesinados por paramilitares y por el narcotràfico, es decir las dos caras con las cuales la oligarquìa fascista colombiana tiene al paìs bajo el talòn del miedo.   En cuanto al Perù, cada victoria electoral ha producido un presidente que despuès se volviò un forragido y en algunos casos, un profugo.  Un paìs entre los màs miserables por la condiciòn de vida de los trabajadores y campesinos, donde el acceso a las urnas viene limitado con cualquier medio y la lucha sordida de poder dictada por denuncias de irregularidades y embrollos que se volvieron una constante de la historia polìtica peruana.

Entonces no se comprende con que descaro, Brasil, Colombia y Perù pueden erigirse en jueces de otros paìses, dada la irregularidad electoral y la corrupciòn sistematica que caracteriza su proprio especìfico basurero polìtico.

En la declaraciòn de servilismo eterno, despuès, los suscriptores olvidan que las elecciones del año pasado 28 de mayo, fueron juzgadas regulares y vacìas de cualquier embrollo por mas de 200 (doscientos) observadores nacionales y extranjeros y que, no por casualidad,  ni siquiera los candidatos derrotados han presentado recursos en contra de los resultados del conteo. Dieciseis diferentes investigaciones han probado la obsoluta regularidad del proceso electoral que Nicolàs Maduro venciò con el 67% de los votos, es decir con un margen a prueba de cualquier duda acerca del consentimento popular del cual hasta ahora goza la revoluciòn bolivariana.

Por otra parte, el sistema electoral venezolano es considerado el mas seguro del mundo por vìa del doble nivel de verificaciòn, manual e informàtico, que rinde sustancialmente impracticable cada tentativo de manipulaciòn de los datos.

La ausencia de los golpistas dirigentes de los sectores de la MUD es el resultado de una precisa strategia polìtica de desestabilizaciòn del paìs pero la falta de participaciòn a las elecciones de una parte de la ultraderecha opositora al gobierno, no ha prohìbido la presencia de diferentes siglas de la oposiciòn, que han recogido un discreto resultado, si bien no en grado de disputar la victoria.

La imposibilidad de derrota al PSUV y sus aliados en el paìs, los obliga a buscar en la agresiòn desde el extranjero la soluciòn a su crisis de credibilidad y ausencia de una leadership en grado de atraer a los disidentes antichavistas.  No presentarse entonces, ademas de ser una precisa strategia defensiva, ùtil para evitar una pesante derrota de las repercusiones inevitables sobre financiamientos estadounidenses que enriquecen la “congrega”, asume valores propagandìsticos importantes para abastecer la falsa coartada de las elecciones irregulares, decisivo para los fines de la campaña de agresiòn que Estados Unidos, OEA y UE llevan adelante desde años ininterrumpidamente.

Venezuela no peligra el insomnio por la falta  de reconocimiento diplomàtico de parte del Grupo de Lima, goza de relaciones internacionales de cada nivel, que van desde el respeto a la consideraciòn hasta la hermandad, con màs de 120 paìses en el mundo y, en una nota oficial transmitida para comentar la carta del grupo de lima, ha recordado que Caracas sabe modular desde los mas mìnimos detalles sus propias reacciones.  Del resto, la reciprocidad es principio càrdine del derecho internacional y, todo sumado en consecuencia; si por un lado nadie en buena fe puede creer al rol de Colombia, Perù y Brasil como campiones de transparencia electoral y proceduras democràticas, por otro lado el eventual cierre de sedes diplomàticas de paìses que trabajan en la desestabilizaciòn interna de Venezuela y que utilizan la Convenciòn de Viena para sostener concretamente la “covert action de la CIA” y de los paramilitares colombianos en territorio venezolano, harà mas simple el trabajo de los organismos statale encargados de la defensa de la dignidad y de la soberanìa venezolana.

La toma de posiciòn del grupo de Lima es la enèsima movida destinada a aumentar el cerco internacional de Venezuela y tiene la ambiciòn de abrir la via a una idèntica posiciòn de parte de la UE, sabiendo de poder contar sobre orejas atentas a cada solicitud estadounidense y disponibilidad a cumplir gestos de poca dignidad.  Proprio por esto es que viene escogida la Mogherini en el rol de Mister Pesc. Ed y tambièn la certificaciòn formal del frente reaccionario que buscarà en cualquier modo y con cualquier medio de desencadenar un conflicto Latinoamericano, atacando por procura estadounidense, Venezuela.

La planificaciòn para el derrocamiento del gobierno lègitimo de Caracas està en preparaciòn desde hace mucho tiempo, pero encuentra resistencia imprevista interna e internacional, las mismas, fuerzas armadas de Brasil y Colombia no son entusiastas de la idea y e aquì  la necesidad de levantar ulteriormente el conflicto polìtico y diplomàtico utilizando los paìses Latinoamericanos como caballo de troya de los USA con la intenciòn de favorecer el clima incandescente y motivar la opciòn para la guerra como ùnica vìa de salida.

El peligro es que la cuenta no regrese.  Agredir a Venezuela no es tan bueno para la salud, el paìs de Bolivar y Chàvez està bien armado y adiestrado y dispone de recursos y alianzas para emplear, que se aconseja no subestimarlo.  Las consecuencias aùn internas en Colombia y Brasil en el escenario polìtico y militar en el Cono Sur podrìan ser sorprendentes para quien ha cambiado el arreglo de su proprio jardìn con la polìtica externa y militar

Entonces, serà mejor que Brasil y Colombia continùen a scribir cartitas pero que se queden en su lugar.   Quien desgasta sus rodillas por arrodillarse perennemente de frente al imperio, incluso cuando èste asume comportamientos impresentables de su historia, no tiene la fuerza moral necesaria para ponerse al lado de aquella militar.  Quien se propone como candidato para combatir guerras por poder, transformando su propio paìs en un mercenariado, parte, entonces convencido de vencer, pero podrìa encontrarse a contar destrucciòn de la cual, històricamente las dictaduras militares salen a pedazos.  Tanto  aquellas consolidadas como aquellas de nueva instalaciòn.

Una presa di posizione insolita, illegittima e politicamente sfacciata da parte di un gruppo di paesi vassalli dell’impero. In buona sostanza è questo il modo più rapido per definire il pronunciamento dell’autodenominatosi “Gruppo di Lima” nei confronti del Venezuela bolivariano. Il Gruppo di Lima, per la sua stessa genesi, composizione e identità ideologica, può ben essere definito come la quinta colonna degli Stati Uniti nel subcontinente latinoamericano.

E’ nato con il preciso obiettivo di aggregare il blocco filo-statunitense latinoamericano per contrastare l’ALBA, ovvero l’Associazione Bolivariana delle Americhe nata agli inizi del secolo su iniziativa proprio del Comandante Hugo Chavez. In pratica, il Gruppo di Lima è oggi il consorzio dell’ultradestra governante nel centro-sud America che si caratterizza per l’obbedienza assoluta verso gli USA, dei quali condivide il progetto imperiale di riconquista dell’America Latina.

La dichiarazione, ispirata dagli Stati Uniti che ne hanno redatto il testo, punteggiatura compresa, resterà negli annali di storia latinoamericana come la letterina delle vergogna. Argentina, Brasile, Cile, Colombia, Perù, Costa Rica, tra gli altri, vi affermano che non riconosceranno il governo di Nicolas Maduro, il cui insediamento é previsto per il prossimo 10 Gennaio, in quanto non riconoscono la legittimità della vittoria elettorale del chavismo.

In premessa andrebbe detto che alcuni dei paesi firmatari – tra questi Brasile, Colombia e Perù – dovrebbero avere la decenza di tacere quando si parla di correttezza dei processi elettorali. In Brasile un omuncolo nazistoide è stato fatto presidente grazie ad un complotto vergognoso che ha impedito al PT  di candidare Ignacio Lula Da Silva, dato dai sondaggi come sicuro vincitore. La Colombia detiene da oltre trent’anni il record dei candidati alla presidenza, ai governatorati e ai comuni assassinati dai paramilitari e dai narcos, cioè le due facce con cui l’oligarchia fascista colombiana tiene il paese sotto il tallone della paura. Quanto al Perù, ogni vittoria elettorale ha prodotto un presidente divenuto poi un latitante e, in alcuni casi, un profugo. Un paese tra i più miserabili per la condizione di vita dei lavoratori e dei contadini, dove l’accesso alle urne viene limitato con ogni mezzo e la lotta sordida di potere è scandita da denunce di irregolarità e brogli che sono divenuti una costante della storia politica peruviana.

Dunque non si capisce con quale faccia tosta Brasile, Colombia e Perù possano erigersi a giudici di altri paesi, data l’irregolarità elettorale e la corruzione sistematica che caratterizza il loro specifico immondezzaio politico.

Nella dichiarazione di vassallaggio eterno, poi, i sottoscrittori dimenticano che le elezioni dello scorso 28 maggio sono state giudicate regolari e prive di qualsivoglia brogli da oltre 200 osservatori nazionali e stranieri e che, non per caso, nemmeno i candidati sconfitti hanno presentato ricorsi contro i risultati dello spoglio. Sedici diverse inchieste hanno provato l’assoluta regolarità del processo elettorale che Nicolas Maduro ha vinto con il 67% dei voti, cioè con un margine a prova di qualunque dubbio circa il consenso popolare di cui tutt’ora gode la rivoluzione bolivariana.

D’altra parte, il sistema elettorale venezuelano è considerato il più sicuro del mondo per via del doppio livello di verifica, manuale ed informatico, che rende sostanzialmente impraticabile ogni tentativo di manipolazione dei dati.

L’assenza dei golpisti facenti capo a settori della MUD è il risultato di una precisa strategia politica di destabilizzazione del paese ma la mancata partecipazione alle elezioni di una parte dell’ultradestra oppositrice del governo, non ha inibito la presenza di diverse sigle dell’opposizione, che hanno raccolto un discreto risultato, sebbene non in grado di disputare la vittoria.

L’impossibilità di sconfiggere il Psuv e i suoi alleati nel paese, li obbliga a cercare nell’aggressione dall’estero la soluzione alla loro crisi di credibilità ed assenza di una leadership in grado di calamitare i consensi dell’anti-chavismo. Non presentarsi dunque, oltre ad essere una precisa strategia difensiva, utile ad evitare una pesante sconfitta dalle ripercussioni inevitabili sui finanziamenti statunitensi che arricchiscono la congrega, assume valore propagandistico importante per fornire il falso alibi delle elezioni irregolari, decisivo ai fini della campagna di aggressione che Stati Uniti, OEA ed UE portano avanti da anni ininterrottamente.

Il Venezuela non rischia l’insonnia per il mancato riconoscimento diplomatico da parte del gruppo di Lima; gode di relazioni internazionali ad ogni livello, che vanno dal rispetto alla considerazione, fino alla fratellanza, con oltre 120 paesi al mondo e, in una nota ufficiale trasmessa a commento della lettera del Gruppo di Lima, ha ricordato che Caracas sa modulare fin nei minimi dettagli le proprie reazioni.

Del resto, la reciprocità é principio cardine del diritto internazionale e, tutto sommato, se da un lato nessuno in buona fede può credere al ruolo di Colombia, Perù e Brasile come campioni di trasparenza elettorale e procedure democratiche, dall’altro l’eventuale chiusura di sedi diplomatiche di paesi che lavorano alla destabilizzazione interna del Venezuela e che utilizzano la Convenzione di Vienna per sostenere concretamente le covert action della CIA e dei paramilitari colombiani in territorio venezuelano, renderà più semplice il lavoro degli organismi statali preposti alla difesa della dignità e della sovranità venezuelana.

La presa di posizione del Gruppo di Lima è l’ennesima mossa destinata ad accrescere l’accerchiamento internazionale del Venezuela ed ha l’ambizione di aprire la strada ad una identica posizione da parte della UE, sapendo di poter contare su orecchie attente ad ogni sollecitazione statunitense e di disponibilità a compiere gesti poco dignitosi. Proprio per questo venne scelta la Mogherini nel ruolo di Mister Pesc. Ed è anche la certificazione formale del fronte reazionario che cercherà ad ogni modo e con ogni mezzo di scatenare un conflitto latinoamericano, attaccando per procura statunitense il Venezuela.

L’operazione per il rovesciamento del governo legittimo di Caracas è in preparazione da tempo ma incontra resistenze impreviste interne ed internazionali; le stesse forze armate di Brasile e Colombia non sono entusiaste dell’idea e da qui la necessità di alzare ulteriormente il conflitto politico e diplomatico utilizzando i paesi latinoamericani come cavallo di Troia degli USA allo scopo di rendere il clima incandescente e far apparire l’opzione della guerra come unica via d’uscita.

Il rischio, però, è che i conti non tornino: aggredire il Venezuela non è una passeggiata di salute; il paese di Bolivar e Chavez è ben armato ed addestrato e dispone di risorse e alleanze da impiegare che è consigliabile non sottovalutare. Le conseguenze (anche interne a Colombia e Brasile) sullo scenario politico e militare nel Cono Sud potrebbero essere sorprendenti per chi ha scambiato l’arredare del giardino di casa con la politica estera e militare.

Sarà bene quindi che Brasile e Colombia continuino pure a scrivere letterine ma restino ai loro posti. Chi consuma le sue rotule nel perenne inginocchiarsi di fronte all’impero, persino quando questo assume le vesti più impresentabili della sua storia, non ha la forza morale necessaria ad affiancare  quella militare. Chi si candida a combattere guerre per procura trasformando il suo paese in un mercenariato, parte quindi convinto di vincere ma potrebbe ritrovarsi a contare disfatte dalle quali, storicamente, le dittature militari escono a pezzi. Tanto quelle consolidate come quelle di nuovo insediamento.


Opinión /