Guadi Calvo •  Opinión •  15/12/2020

Sahara occidental: Un mapa trazado con napalm y fósforo blanco

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Mujeres del Frente Polisario
Foto: https://www.libertaddigital.com

Marruecos bajo la cobertura que le brindan Madrid, París, Londres y Washington, continua su avance para, de una vez y por todas, exterminar la resistencia del pueblo saharaui, que desde hace cuarenta y cinco años busca establecerse con todo derecho como lo que es la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). (Ver: Sahara Occidental: La guerra más ignorada del mundo )

Una vez más, dada la complicidad de las grandes potencias y las Naciones Unidas, donde como siempre solo resuena las voces poderosas, no se han escuchado los reclamos de la RASD, por lo que se vio obligada a decretar el “estado de guerra”, lo que le ha permitido al reino alauita desplegar su atroz muestrario armamentístico, comprado a esas mismas potencias que le dan cobertura, frente a un pueblo que no cuenta con mucho más que su voluntad irreductible.

La nueva realidad del Sahara Occidental ha provocado que miles de jóvenes saharauis nacidos y crecidos en los campamentos del exilio de Tinduf (Argelia), quienes solo han visto la larga guerra que libró su pueblo contra el invasor marroquí, en las cicatrices físicas y espirituales de sus mayores, se alisten en las filas del Frente Popular por la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro o el Polisario a secas, la organización armada de la que nacería la RASD.

A las cinco escuelas militares del Polisario, una exclusiva para mujeres, han llegado tantos aspirantes que los campamentos de refugiados han quedado prácticamente vacíos de hombres jóvenes. En los campos de entrenamiento se están impartiendo clases de estrategia militar y utilización de armas y explosivos, y tácticas para desenvolverse en los territorios plagados de minas antipersonales, que se estima entre siete y diez millones, y que en estos últimos días el ejército real marroquí ha vuelto a resembrar en grandes cantidades para proteger el muro de 2700 kilómetros de largo, que se constituyó de hecho en la línea del frente.

El aluvión de voluntarios ha obligado a las autoridades de las escuelas militares a ordenar detener la llegada de más reclutas, hasta que no termine de formarse las primeras camadas de nuevos milicianos, ya que todas las instalaciones se han visto desbordadas.

El pasado trece de noviembre Marruecos invadió Guerguerat, el sector desmilitarizado junto a la frontera con Mauritania, incendió las haimas (carpas) y expulsó a los saharauis que pacíficamente resistían al nuevo avasallamiento de sus territorios por parte de Rabat, con lo que intenta proteger la ruta de mercaderías que, desde Marruecos, transitan a Mauritania y desde allí a un vasto sector de África Occidental, en un flagrante acto de guerra que nadie ha censurado. Por lo que no queda otro camino que reactivar el frente de guerra al costo que sea. Frente a la pasividad cómplice de la MINURSO (Misión Internacional de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental) que es única de su tipo, de todas las que existen, que por sus estatutos tiene prohibido vigilar el respeto a los derechos humanos.

No son pocos los nuevos reclutas que incluso han tenido la oportunidad de estudiar y trabajar en España, y de algún modo vivir la vida que en los campamentos en mitad del desierto les es imposible tener, que han regresado para alistarse como voluntarios, sabiendo que el famoso referéndum con que Naciones Unidas se comprometió con la Resolución 690 del Consejo de Seguridad del 29 de abril de 1991 para que la nación Saharaui eligiera entre la independencia o la integración con Marruecos, se ha convertido en un espejismo que cuanto más se camina hacia él, más se aleja.

En este marco de confrontación extrema, desde el alto el fuego acordado en 1991, el rey marroquí Mohammed VI acaba de dar un golpe siniestro a las esperanzas independentistas del pueblo saharaui, y en una transacción puramente mercantilista el jueves diez el agente sionista mejor pago del mundo, Donald Trump, anunció que el enclave sionista en tierras palestinas y el Reino de Marruecos acordaron establecer relaciones diplomáticas plenas. Así, Marruecos se convirtió en la cuarta nación musulmana, junto a Bahréin, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Sudán, que bajo la presión norteamericana y a espaldas de sus pueblos, han hecho acuerdos de este estilo con los ocupantes de Palestina. En este caso, no solo asestan un nuevo golpe a la lucha del pueblo palestino, sino también a la lucha de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) ya que con este acuerdo Mohammed VI ha conseguido que los Estados Unidos, apenas dos días más tarde, anunciara que adoptaron un “nuevo mapa oficial” de Marruecos, en el que se incluye los territorios de la RASD, apropiados de manera ilegal por Rabat durante la guerra de quince años que mantuvo con el ejército Polisario.

 

El olvido y la arena

A pesar de que el acuerdo sionista-alauita es muy difícil que pueda revocarse, ya que el rey tiene la última decisión sobre las cuestiones diplomáticas, dentro del reino surgieron rápidamente voces discordantes, como la de la rama religiosa del co-gobernante partido Movimiento de Unidad y Reforma (MUR), que, en un comunicado, expresó que la medida era “deplorable” y denunció “los intentos de normalización y la infiltración sionista”. Al tiempo que el proscrito movimiento islámicoAdl Wal Ihssane, (Justicia y Caridad), uno de los grupos políticos más importantes del país, declaró que la normalización era “una puñalada por la espalda a la causa palestina”. Esta decisión condiciona de manera notoria la seguridad de la comunidad judía en Marruecos, la más grande del norte de África, con cerca de unas tres mil personas, inocentes de las arbitrariedades sionistas y que podrían ser objeto de represalias, por alguno de los militantes fundamentalistas locales e independiente de la causa del Polisario, que, siendo de inclinación musulmana, siempre se ha desligado de posturas ultramontanas.

Con esta acción el pueblo saharaui ha quedado condenado, exactamente al igual que sus hermanos palestinos, y otras tantas naciones que reclaman su derecho a existir, a ser borrados por la arena y el olvido. El mapa de la usurpación marroquí será presentado oficialmente en la embajada de Estados Unidos al rey Mohammed VI en la ciudad de Rabat, la capital marroquí.

Sáhara Occidental es una ex colonia española a la que Francisco Franco, poco antes de morir, le había otorgado la independencia, decisión que fue ignorada por su heredero, el Rey Juan Carlos, que desde su asunción usufructuó, junto a sus socios marroquíes y norteamericanos de las extraordinarias riquezas del subsuelo saharaui, allí se encuentran los yacimientos de fosfatos más ricos del mundo y en sus mare los bancos de pesca , también de los más ricos del mundo.

Demasiada riqueza para dejar en manos de un pueblo independiente e insumiso que, desde siempre, ha luchado por su autodeterminación y no ha tenido empacho por demostrar su afecto a países como Cuba, a donde han viajado cientos de jóvenes saharauis para convertirse en médicos e ingenieros.

El frente Polisario, tras conocerse que los Estados Unidos adoptarían el nuevo mapa, condenó la decisión del saliente Donald Trump y aseguró que continuará luchando por la reivindicación de sus territorios. Por otra parte, el primer ministro de Argelia, Abdelaziz Djerad, opinó que “las maniobras apuntan a desestabilizar su país y el deseo de la entidad sionista de acercarse a nuestras fronteras”.

Argelia comparte una frontera de casi 2 mil kilómetros con el reino alauita, con el cual ha tenido históricamente una relación extremadamente tirante, al punto de actuar en muchas oportunidades como el principal operador internacional del Frente Polisario, y albergar en el sur del país el campo de refugiados de Tinduf, donde unos 200 mil saharauis viven y se desarrollaron desde el acuerdo de 1991, donde se quedaron tras la frontera trazada a fuerza de napalm y fósforo blanco, armas expresamente prohibidas por diferentes convenios internacionales, las que siguen siendo fabricadas y utilizadas por los Estados Unidos y el ente sionista.

Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC

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