Ramón Pedregal Casanova •  Opinión •  11/06/2022

Del 6 al 10 de junio ¿cumbre sin cima?

Cumbre sin cima, ¿hay montañas sin lo más alto?: no será montaña, ni cerro, ni collado. No hay culminación, no hay el punto más alto. Y de no haberlo, que es señal de cualidad, de no tener el punto elevado, no hay nada prominente de un proceso, no hay ser: por tanto, la referida cumbre es la manera irónica de nombrar lo que no es.

Lo que define al régimen imperial desde 1492 es la persecución, la división, la exclusión, la presión, el chantaje, la intervención, … y todas esas cosas que producen herida continental, todo lo que pertenece al tiempo de las colonias. Y el mundo ya alumbra una nueva forma de relación entre naciones. Latinoamérica entera convive con socios que forman el cambio político-comercial, y hasta las poblaciones de los países con gobernantes más proimperiales, sienten que la placa tectónica sobre la que pisaban y parecía inamovible es removida y se van superponiendo a ella otras que resultan más adaptables a sus necesidades.

La primera vez que la llamada Cumbre dejó de serlo fue el 15 de abril de 2012, pues el gerente del imperio hizo pública su prohibición de que asistiese Cuba. Entonces los que se presentaron lo hicieron para asistir a su propio entierro, y la no cumbre se puso la lápida pues no llegó ni ha hacer una declaración final.

El imperio quiere revivir, en el espíritu que perdió, ahora en Los Ángeles, pero los ángeles son figuras mitológicas y no dan vida. La vida de Latinoamérica es la que nace y crece en formas diversas en el resto del mundo que no es lo que se hace llamar occidente, la vida en Latinoamérica tiene el nombre de CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), 32 países por la integración y el desarrollo común.

El Ministro de Exteriores de Cuba, el Señor Bruno Rodríguez, ha ofrecido a los pueblos de Latinoamérica, La Patria Grande, las palabras que explican por qué no es una cumbre: faltan los hermanos que hacen ya camino con los nuevos actores que abren la puerta al nuevo tiempo. Latinoamérica unida es no exclusión y respeto a su soberanía, más allá de las diferencias ideológicas entre gobiernos.

La memoria histórica nos ofrece una lección al contrastar el pasado con el presente: en 1962 Cuba, por denunciar la opresión de EEUU, fue expulsada de la OEA, y tan sólo México mantuvo su mano abierta a la Isla Rebelde. Hoy Cuba está arropada por el mundo, y hasta los gobiernos más recalcitrantes saben que su pueblo siente la solidaridad de Cuba, y saben que en la CELAC se encuentra su cima, su ser. Si en aquella ocasión fue México la mano amiga de quienes exigían justicia, igualdad y paz, hoy nuevamente, en el cambio que se da en el mundo, se pone de parte de Cuba.

Del 6 al 10 de junio el imperio quiere levantar la losa de la tumba, a ese acto Biden le quiere llamar cumbre, ¿hay montañas sin lo más alto?: no será montaña, ni cerro, ni collado. No hay culminación, no hay el punto más alto. Y de no haberlo, que es señal de cualidad, de no tener el punto elevado, no hay nada prominente de un proceso, no hay ser: por tanto, la referida cumbre es la manera irónica de nombrar lo que no es.

Del 6 al 10 de junio Biden, el rijoso Biden, con los pies metidos entre gusanos que le suben, va a monologar sobre el sexo de los ángeles. Mientras Las Granadinas, San Vicente, Argentina, Bolivia Honduras y otros ofrecen en diversa medida sus manos a Cuba, a Venezuela, a Nicaragua, a esos pueblos que son la expresión de los derechos en igualdad.


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