Natalia Meza •  Opinión •  10/10/2019

Nación Mapuche. Karina Riquelme: “La lucha feminista debe ser anticolonialista, anticapitalista y debe representar los contextos territoriales”

Nación Mapuche. Karina Riquelme: “La lucha feminista debe ser anticolonialista, anticapitalista y debe representar los contextos territoriales”

Esta entrevista fue inicialmente redactada para la segunda edición de la Periódica Espora la que saldría a la luz en abril de este año. Lamentablemente no logró ser editada este 2019.

Es marzo en Temuco, estamos en los días previos a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer que este año convoca a una huelga feminista y marcha en las principales ciudades del país y el mundo. Aún es verano, pero la lluvia se siente con fuerza en el centro de la ciudad, donde Karina Riquelme Viveros, abogada del Centro de Investigación y Defensa Sur (CIDSUR), me recibe en su departamento para conversar, en torno a un tabaco, sobre su experiencia de 10 años en defensa de derechos humanos, criminalización del pueblo mapuche y su crítica visión de los feminismos de occidente.

CRIMINALIZACIÓN Y DEFENSAS

Tú llevas muchos años en defensoría de causas mapuche y derechos humanos ¿Cuáles fueron las motivaciones para adentrarte en esta área?

– Yo nací en Temuco, por lo que vivo en un territorio históricamente violentado, donde los requerimientos eran mayormente de personas mapuche que están llevando una lucha en contra del capitalismo, del sistema económico y que estaban siendo criminalizados por esta lucha. Soy abogada y puse mis herramientas a disposición de ellos y así nació CIDSUR, en virtud de esa necesidad. Mi motivación, principalmente es eso, vivir en el territorio, conocer la historia de mi territorio y tener claro los orígenes de este conflicto entre el Estado y el Pueblo Mapuche, y poder otorgar una ayuda técnica a quienes se les dificulta mucho poder acceder a una defensa de calidad y adecuada.

¿Cómo fueron tus primeros acercamientos a la defensoría en DD.HH?

– En la universidad yo ya tenía conocimientos de lo que era la criminalización. En ese tiempo fue la huelga de hambre de “la chepa” y me llamó mucho la atención que se tuviera que llegar a niveles tan graves, donde “la chepa” estuvo a punto de morir por exigir sus derechos. También hice mi práctica como licenciada en ciencias jurídicas en el Alto Biobío y ahí tuve la oportunidad de trabajar en el Observatorio Ciudadano, conocer más comunidades y sus realidades, donde la violencia y la represión son altísimas. Por esas razones, y por casualidades de la vida, nos encontramos con algunos colegas, abogados y trabajadores sociales, y nos pusimos a disposición de los presos que en el año 2009 y 2010 estaban siendo acusados por terrorismo. Habían cerca de 40 presos que estaban siendo acusados y estaban en distintas cárceles de La Región y nosotros asumimos el patrocinio de todas las causas, es decir a una semana de haberme titulado las primeras causas que asumí fueron de personas acusadas de terrorismo.

En esas múltiples causas que has llevado junto a otros abogados, en todos estos años, algunas no han tenido buenos resultados para ustedes ¿Cómo luchas con esa desesperanza, frente a esas “derrotas”?

– La desesperanza es constante. En ciertos momentos de manera muy fuerte y una siente que las herramientas que una tiene no son suficientes para ayudar a quienes sufren constantemente la represión. Una subsiste gracias a la resiliencia que tienen los lamgen en las comunidades, siempre me impresiona como ellos siguen sonriendo y siguen adelante en la lucha. Eso da más esperanzas para que uno continúe, cuando las consecuencias que ellos sufren son mucho más graves que las que sufre uno defendiéndolos. Ellos son un ejemplo de fortaleza.

Dentro de estos años que llevas trabajando ¿Cuál sería la causa que, para ti, ha sido la más compleja?

– La causa más difícil que hemos enfrentado es el caso Luchsinger Mackay, en particular cuando defendimos al Machi Celestino. En ese tiempo, nosotros recibimos incluso amenazas de muerte por ser los defensores del machi a quien se le acusaba de la muerte de dos colonos en Vilcún. También vivimos una persecución constante en nuestra contra respecto de todos nuestros espacios, incluso de los más privados. Fue la más difícil porque nunca nos habíamos enfrentado al hecho de que hubiesen muertos dentro de la víctimas, siempre se trataba de afectaciones a nivel patrimonial y eso generó una vista más negativa sobre lo que nosotros hacíamos, desde la opinión pública y los medios de comunicación. Sin que pase lo mismo cuando los muertos son mapuche.

¿FEMINISMOS CAPITALISTAS?

En el contexto de la Huelga feminista y el movimiento social que se ha hecho más visible el último tiempo ¿Hay algún feminismo que te represente? ¿Cómo podrías describirlo?

– Me parece muy importante conmemorar el 8 de marzo por la lucha histórica de las mujeres, hoy día lo que veo es que el capitalismo se ha apropiado un poco de este movimiento. Lo veo en las grandes tiendas que lucran vendiendo poleras con frases que identifican el movimiento, por ejemplo. Hay que hacer un cuestionamiento al respecto de que la lucha feminista, para mí, debe ser anticolonialista, debe ser anticapitalista y debe representar, además, los contextos territoriales. Ahí me identifica mucho la lucha de las mujeres zapatistas que son muy respetuosas respecto de todas las expresiones de lucha. Algunas que son más estudiosas, otras que trabajan en la academia, otras que luchan día a día con el machismo en sus hogares. Todo debe ser respetado y representado. Porque si queremos construir otra forma de relacionarnos no podemos destruir al otro, eso se aparta de los derechos humanos. Por eso tengo serias dudas de que el movimiento actual está siendo capitalizado y manipulado por el sistema económico mundial.

Ahora, con respecto a la protección que se le otorga a las mujeres violentadas doméstica y sexualmente ¿Crees que hay una deficiencia por parte del Estado y una deuda desde las organizaciones?

– Absolutamente, incluso creo que las funas nacen en virtud de eso, de esa insuficiencia de las instituciones de que haya justicia. No hay jueces que sean especializados en género, en las audiencia no se pide que se vayan las personas para que haya más respeto a la mujer que ha sido violentada. Son necesarias reformas legales profundas respecto del tratamiento de la violencia, que hayan jueces especializados, que existan salas donde solo hayan mujeres presentes y que existan sanciones más efectivas.

¿Crees que el movimiento social – independiente de la crítica que le puedas realizar- puede aportar en presionar para que se realicen las reformas legislativas a favor de la protección de las mujeres?

– Yo creo que sí, gracias a este movimiento mundial han nacido nuevas organizaciones como las abogadas feministas (ABOFEM). Hay organizaciones e instituciones que técnicamente están trabajando para que la discusión llegue a otros niveles. Los medios de comunicación más conocidos han tomado una posición frente al tema y eso debería generar una discusión a nivel legislativo. Nosotros tenemos el deseo de generar un núcleo antipatriarcal en CIDSUR, la idea es formular alguna reforma de propuesta legislativa o de conversación al respecto, se tiene que empezar a discutir porque hoy las mujeres no están protegidas por los organismos y las instituciones.-

La Zarzamora


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