Walter Rodney •  Opinión •  10/08/2022

El Black Power: su relevancia en el Caribe

En conmemoración de los 56 años de la independencia de la República Cooperativa de Guyana, recobramos un texto del intelectual y militante guyanés Walter Rodney. Su mirada sobre el proceso histórico caribeño, las contradicciones socio-raciales de la región, la descolonización inconclusa y las tareas de los pueblos y comunidades afrocaribeñas, revisten una inusitada actualidad.

El Black Power: su relevancia en el Caribe

Hace aproximadamente quince días tuve la oportunidad de hablar sobre el Black Power a una audiencia de este campus.En ese momento, la conciencia entre los estudiantes acerca de la cuestión racial había aumentado a causa de varios incidentes en la escena mundial —en particular, las ejecuciones en la horca en Rhodesia y el asesinato del Dr. Martin Luther King. De hecho, se ha incrementado hasta tal punto que algunas personas han empezado a organizar un movimiento del Black Power. Mi presencia aquí atestigua mi plena solidaridad con sus objetivos.

El tema en esta ocasión ya no es simplemente el “Black Power”, sino el “Black Power y usted”. El Black Power puede verse como un movimiento y una ideología que surgen en la realidad de la opresión de los pueblos negros por los blancos dentro del mundo imperialista en su conjunto. Ahora tenemos que ser concretos en la definición del escenario antillano y nuestras propias funciones en la sociedad. Usted y yo tenemos que decidir si queremos pensar como negro o permanecer como una sucia versión del blanco. (Señalaré el significado completo de esto más adelante).

Recientemente hubo una amplia declaración pública donde el Black Power fue denominado “Supremacía Negra”. Esto puede haber sido un verdadero error o una deliberada tergiversación. El Black Power es un llamado a los pueblos negros para deshacerse de la dominación blanca y retomar el manejo de sus propios destinos, lo cual significa que los negros podrían disfrutar de poder en proporción a sus cifras de pobladores en el mundo, y en particular aquellos que habitan los pueblos. Siempre que un negro oprimido clama por la igualdad se le llama racista. Así se le llamó a Marcus Garvey en su época.

¡Imagínense eso! ¡Somos tan inferiores que si exigimos igualdad de oportunidades y de poder es considerado escandalosamente racista! Los negros que luchan por sus derechos deben desconfiar de esta estratagema de falsas acusaciones. Lo que se pretende es colocarlo a la defensiva y, si es posible, que usted se avergüence en silencio. ¿Cómo podemos estar oprimidos y a la vez avergonzados? ¿Acaso nuestra principal preocupación es no herir los sentimientos del opresor? Los negros tienen ahora que tomar la ofensiva, pues son los blancos quienes deben sufrir la vergüenza. ¿Fueron los negros quienes masacraron a seis millones de judíos? ¿Quién exterminó a millones de indígenas en América y Australia? ¿Quiénes esclavizaron a innumerables millones de africanos? El blanco caníbal capitalista siempre se ha alimentado de los pueblos negros. La sociedad blanca capitalista e imperialista es profunda e inequívocamente racista.

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El Caribe ha sido siempre una parte de la sociedad capitalista blanca. Hemos sido los más oprimidos porque éramos una sociedad esclavista y el legado de la esclavitud aún descansa en gran medida sobre el hombre negro caribeño. Me referiré brevemente a cinco aspectos destacados de nuestro desarrollo social: (1) el desarrollo del racismo bajo la esclavitud; (2) la emancipación; (3) la servidumbre hindú ; (4) el año 1865 en Jamaica; (5) el año 1938 en el Caribe.

La esclavitud

Como Cyril Lionel Robert James, Eric Williams y otros estudiosos de la región han señalado, la esclavitud en el Caribe comenzó como un fenómeno económico, más que racial. Pero rápidamente se convirtió en un elemento resultante del racismo, pues toda la mano de obra blanca fue retirada de los campos, dejando al negro identificado con el trabajo esclavo y al blanco vinculado con la propiedad y la dominación. Fuera de este contexto, donde en la práctica los negros tenían un estatus inferior, surgieron teorías científicas y sociales relacionadas con la supuesta inferioridad inherente del hombre negro, quien era considerado como si hubiese sido destinado para acarrear el agua y tallar la madera para el hombre blanco. Esta teoría sirvió en aquel entonces para justificar la explotación de los blancos hacia los negros en toda África y Asia. El Caribe y América del Sur comparten la dudosa distinción de ser el caldo de cultivo para el racismo mundial. Por supuesto, nuestra propia sociedad propició las más grandes expresiones del racismo. Incluso los negros se quedaron convencidos de su propia inferioridad, aunque afortunadamente somos capaces de las más intensas expresiones cuando reconocemos que hemos sido engañados por los blancos. El Black Power reconoce tanto la realidad de la opresión al negro y la negación de sí mismo, así como las posibilidades para la sublevación.

La emancipación

A finales del siglo XVIII, Gran Bretaña había conseguido más de lo esperado de la mano de obra negra en el Caribe. La esclavitud y la trata de esclavos habían fortalecido a Gran Bretaña y entonces se situaba en el camino de los nuevos acontecimientos, por tanto era hora de abandonar esos sistemas. De ese modo, el comercio de esclavos y la esclavitud concluyeron; pero Gran Bretaña tuvo que considerar cómo extraer lo poco que quedó en los territorios y cómo mantener a los blancos de esas regiones en el poder. En consecuencia, decidieron indemnizar a los hacendados con 20 millones de libras esterlinas y garantizarles sus suministros de mano de obra negra para los próximos seis años, mediante un sistema llamado de aprendizaje. En ese período, la sociedad blanca consolidó su posición para asegurarse de que las relaciones de esclavitud debían persistir en nuestra sociedad. Los Hermanos Rastafari siempre han insistido en que al pueblo negro se le prometieron 20 millones de libras esterlinas para la emancipación. En realidad, por cualquiera de las normas habituales de justicia, nosotros los negros debimos haber obtenido esa cifra como compensación. Fuimos nosotros los maltratados y perjudicados, cazados en África y brutalizados en las plantaciones. En Europa, cuando se abolió la servidumbre, los siervos generalmente heredaron la tierra como compensación y por derecho. En el Caribe, los explotadores fueron compensados porque ya no podían explotarnos de la misma manera en que lo habían hecho anteriormente. La propiedad blanca tenía más valor que la humanidad negra. Aún sucede así; la propiedad blanca posee mayor valor que la humanidad negra en las Antillas británicas de hoy, especialmente aquí en Jamaica.

Servidumbre hindú

Gran Bretaña y los blancos antillanos tenían que mantener el sistema de plantaciones, a fin de preservar la supremacía blanca. Cuando los africanos comenzaron a abandonar las plantaciones para establecerse como campesinos independientes, se puso en peligro la estructura de la plantación y, por lo tanto, los hindúes fueron importados bajo el régimen del sistema de contratación. Eso fue posible debido a que el poder de los blancos controlaba la mayor parte del mundo y podía trasladar a personas no blancas a su antojo. De la India controlada por los británicos se adquirió la servidumbre. El impacto de las normas británicas comerciales, militares y políticas estaba destruyendo la vida y la cultura de la India del siglo XIX y obligaba a la gente a huir a otras partes del mundo para ganarse el pan. Miren a dónde huyeron los indios: ¡al Caribe! El Caribe es un lugar del cual la gente negra quiere irse, en vez de llegar. Es por ello que debemos comprender la presión del poder de los blancos en la India, la cual originó un aumento de la migración a esta región. Los hindúes fueron traídos aquí exclusivamente por interés de la sociedad blanca, a expensas de los africanos quienes ya estaban en estas tierras, y a menudo en contra de sus propios intereses, puesto que los hindúes consideraban la servidumbre como una forma de esclavitud y culminó finalmente debido a la presión ejercida por la opinión en la India. El Caribe ha contribuido de forma única a la historia de sufrimiento en el mundo, y los hindúes han aportado su parte desde que se introdujeron por primera vez los contratos de aprendizaje. Ese es otro rasgo de la situación histórica que todavía está con nosotros.

1865

En ese año, Gran Bretaña encontró una manera de perpetuar el White Power en el Caribe, después de destruir sin piedad la revuelta de nuestros hermanos negros encabezada por Paul Bogle. El Gobierno británico quitó la Constitución de Jamaica y puso a la isla bajo el total control del Ministerio de Colonias, una maniobra impulsada por motivos racistas. El poder legislativo de Jamaica estaba en gran medida en manos de los blancos locales, con una minoría mulata, pero si los cambios paulatinos continuaban, los mulatos habrían tomado el control, y por ende los negros quedaban relegados. En consecuencia, el Gobierno británico detuvo el proceso de la progresiva asunción al poder político por parte de los negros.

Cuando analizamos el Imperio Británico en el siglo XIX, observamos una clara diferencia entre las colonias blancas y las colonias negras. En las colonias blancas como Canadá y Australia, los ingleses le otorgaban a la gente blanca su libertad y autonomía. En las colonias negras del Caribe, África y Asia, los británicos se encargaban de quitar la libertad política a los habitantes. En realidad, en el plano constitucional, Gran Bretaña ya había desplegado su racismo en el Caribe a inicios del siglo XIX, cuando le negó a los mulatos el poder en el gobierno en Trinidad, a pesar de que la mayoría eran ciudadanos libres. En 1865, en Jamaica no era la primera ni la última vez que Gran Bretaña dejaba claro que apoyaría a sus “parientes y amigos” blancos para que mantuvieran el dominio sobre los negros.

1938

La esclavitud terminó en varias islas del Caribe entre 1834 y 1838. Exactamente 100 años después (entre 1934-1938) los negros caribeños se rebelaron contra la libertad hipócrita de la sociedad. Los ingleses se quedaron muy sorprendidos. Desde hacía mucho tiempo se habían olvidado de todos los negros de las Antillas británicas y enviaron una Comisión Real para averiguar de qué se trataba el asunto. El informe sobre las condiciones era tan espeluznante que el gobierno británico no lo hizo público hasta después de la guerra, porque querían que los negros de las colonias libraran las batallas del hombre blanco. Cuando la guerra concluyó, era obvio que en el Caribe y en toda Asia y África se tendrían que hacer algunas concesiones a los pueblos negros. En general el problema, visto desde la perspectiva de los imperialistas blancos, era dar suficiente poder a ciertos grupos en la sociedad colonial para impedir la explotación en toda la sociedad y mantener los elementos fundamentales de la estructura imperialista. En las Antillas británicas, tuvieron que considerar la cuestión de la estrategia militar porque estamos debajo del vientre del gigante imperialista mundial: Estados Unidos. Además, estaba el nuevo y vital mineral, la bauxita, que tenía que ser protegido. La solución británica era saquear de donde fuera posible y dejar al gobierno imperial en manos de Estados Unidos, mientras la administración local se le entregaba a una pequeña burguesía blanca, mestiza y negra, quienes eran culturalmente la creación de la sociedad capitalista blanca y en consecuencia apoyan el sistema del imperialista blanco, porque se benefician personalmente y porque les han lavado el cerebro para que contribuyan a la opresión de los negros.

El Black Power en el Caribe significa tres elementos estrechamente relacionados: (i) la ruptura con el imperialismo que históricamente es racista blanco; (ii) la toma del poder por las masas negras en las islas; (iii) la reconstrucción cultural de la sociedad a imagen de los negros.

Adelantaré ciertas preguntas acerca de quiénes son los negros en el Caribe, puesto que de hecho son interrogantes que me han planteado en otros sitios. Sigo sosteniendo que es el mundo blanco el que ha definido quiénes son negros —si no eres blanco entonces eres negro. Sin embargo, es evidente que la situación caribeña es complicada debido a factores tales como la variedad de tipos y mezclas raciales y el proceso de formación de clases. Tenemos que señalar, por tanto, no simplemente lo que el mundo blanco dice sino también cómo los individuos se perciben el uno al otro. No obstante, podemos decir que la masa de la población antillana se reconoce como negra — ya sea africana o hindú. Parece que existen algunas dudas en el último punto y algún miedo de que el Black Power esté en contra del hindú. Sería esto una negación flagrante tanto de la experiencia histórica del Caribe como de la realidad del escenario contemporáneo.

Cuando trajeron al hindú al Caribe, este encontró el mismo desprecio racial que los blancos sintieron hacia los africanos. El hindú fue también reducido a un único estereotipo, el culí o el peón. También fueron talladores de madera y cargadores de agua. Anteriormente me referí a la rebelión de los negros en el Caribe en 1938. Esa rebelión involucró a africanos en Jamaica, y a africanos e hindúes en Trinidad y Guyana. Realmente los levantamientos en Guyana fueron encabezados por trabajadores hindúes del azúcar. En la actualidad, algunos hindúes (al igual que algunos africanos) se han sumado a la estructura de poder blanca en cuanto a actividad económica y la cultura; pero la realidad subyacente es que la pobreza habita entre los africanos e hindúes en el Caribe y que el poder se les niega. Por tanto, el Black Power en el Caribe, se refiere ante todo a la gente que es evidentemente africana o hindú.

Por otro lado, los chinos son una antigua fuerza de trabajo que se han convertido ahora en baluartes de la estructura social antillana blanca. Los chinos de la República Popular China han roto desde hace tiempo con el imperialismo blanco y luchan en su contra, pero nuestros chinos no tienen nada que ver con ese movimiento. Se han de identificar con Chiang-Kai-Shek y no con el presidente Mao Tse-tung. Se han de ubicar en el mismo soporte que los lacayos del capitalismo e imperialismo, quienes han de encontrarse en Hong Kong y Taiwán. Independientemente de las circunstancias en las cuales los chinos vinieron al Caribe, pronto se convirtieron (como grupo) en miembros de la clase explotadora. Ellos tendrán que renunciar o privarse de esa función para poder reintegrase a la sociedad caribeña donde el hombre negro goza de dignidad.

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Diferentes ediciones “De cómo Europa subdesarrolló a África”, el más célebre libro de Walter Rodney

Lo mismo sucede con los mulatos, otro grupo por el cual me han preguntado. El mulato caribeño se caracteriza por la ambigüedad y la ambivalencia. En el pasado se les identificaba con las masas negras cuando ello satisfacía sus intereses, y en este momento algunos están a la vanguardia del movimiento hacia el conocimiento del negro. Pero la gran mayoría ha caído en los sobornos del imperialismo blanco, a menudo excediendo a los blancos en su odio y opresión hacia los negros. Garvey escribió de los mulatos jamaicanos: “Fui odiado y perseguido abiertamente por algunos de estos hombres de color de la isla, quienes no querían ser clasificados como negros, sino como blancos”. Naturalmente, negros caribeños conscientes como Garvey han expresado por su parte su aversión a los mulatos, pero no hay nada en la experiencia antillana que sugiera que ellos son inaceptables cuando deciden identificarse con los negros. De hecho, el desarrollo después de 1938 mostró exactamente lo contrario. Me parece, por consiguiente, que no le corresponde al movimiento del Black Power determinar la posición de los mulatos y mestizos, y los llamados blancos caribeños. El movimiento sólo puede mantener la puerta abierta y dejarla para que esos grupos hagan su elección.

El Black Power no es racialmente intolerante. Es la esperanza del hombre negro quien debería tener poder sobre su propio destino. Esto no es incompatible con una sociedad multirracial, donde cada individuo cuenta por igual. Debido a que es el momento en el cual el poder se distribuye equitativamente entre varios grupos étnicos, entonces la importancia de hacer la distinción entre los grupos se perderá. A lo que nos debemos oponer es a la imagen actual de una sociedad multirracial que vive en armonía. Eso es un mito diseñado para justificar la explotación sufrida por los más negros de nuestra población, a manos de los grupos de piel más clara. Miremos las cifras de la composición racial de la población jamaicana.De cada 100 jamaicanos, 76,8 % es visiblemente africano; 0,8% europeo; 1.1% es hindú; 0,6 % chino; 0,1% sirio; 91% tiene sangre africana; 14,6% afro-europeo; 5,4% otras mezclas.

Esta es una sociedad negra donde los africanos predominan. Aparte de la mezcla mulata, todos los demás grupos son numéricamente insignificantes y aún la sociedad procura darles la misma importancia y, en efecto, más relevancia que a los africanos. Si fuéramos a Gran Bretaña podríamos encontrar fácilmente grupos no blancos con los porcentajes mencionados anteriormente —africanos y caribeños, hindúes y paquistaníes, turcos, árabes y otros habitantes del este—sin embargo a Gran Bretaña no se le llama sociedad multirracial. Cuando vamos a ese país no esperamos apoderarnos de todo el negocio de bienes raíces británico, de todos sus cines y de la mayor parte de su comercio, como ha hecho aquí el europeo, el chino y el sirio. Lo único que pedimos es algo de trabajo y alojamiento, e incluso ni eso podemos conseguir. El Black Power tiene que proclamar que Jamaica es una sociedad negra. Deberíamos enarbolar la bandera de la Estrella Negra de Garvey y trataremos a todos los otros grupos de la sociedad sobre la base de ese acuerdo. Ellos pueden tener el derecho básico de todos los individuos pero ningún privilegio para explotar a los africanos, como ha sido el modelo durante la esclavitud y desde entonces.

El actual gobierno sabe que Jamaica es un país de hombres negros. Es por eso que se proclamó a Garvey un héroe nacional, ya que tratan de engañar a personas negras para que piensen que el gobierno está con ellos. El gobierno de Jamaica reconoce el poder negro —tiene miedo de la ira potencial de la población negra y en gran parte africana de Jamaica. Es ese mismo miedo el que los obligó a declarar luto cuando Martin Luther King fue asesinado en EE.UU y cuando los hombres negros son asesinados en Rhodesia. Pero las personas negras no necesitan que se les diga que Garvey es un héroe nacional. Ellos lo saben. Tampoco les tienen que decir que se aflijan cuando los negros son asesinados por el White Power, porque lloran a diario aquí mismo en Jamaica, donde el poder blanco los mantiene ignorantes, desempleados, mal vestidos y mal alimentados. Dejarán de afligirse cuando las cosas cambien, y eso significa una revolución, puesto que el primer imperativo es romper las cadenas que nos atan a los imperialistas blancos, y esto es un paso muy revolucionario. Cuba es el único país en el Caribe y en este hemisferio que ha roto con el poder blanco. Por eso Stokely Carmichael puede visitar Cuba pero no puede visitar Trinidad o Jamaica. Por esa razón Stokely puede llamar a Fidel “uno de los hombres más negros en América” y por eso, en contraste, nuestros líderes se consideran ‘blancos’.

En este punto no juego solo con palabras. Amplío la definición de Black Power indicando la naturaleza de su opuesto, ‘White Power’, y proporciono un ejemplo práctico de lo que el Black Power significa en una comunidad caribeña particular donde ya se había manifestado.

El White Power es el poder de los blancos sobre los negros sin ninguna participación de los negros. El White Power gobierna el mundo imperialista en su conjunto. En Cuba los negros y los mulatos totalizan 1.585.073 de una población de 5.829.029 habitantes en 1953, es decir, aproximadamente un cuarto de la población. Como los negros de Jamaica hoy en día, eran los más pobres y deprimidos en la isla. Los cubanos de piel más clara ostentaban el poder local, mientras el verdadero poder estaba en las manos de los imperialistas estadounidenses. Los cubanos negros lucharon junto a trabajadores cubanos blancos y campesinos porque todos eran oprimidos. El Comandante Juan Almeida, uno de los líderes excepcionales de la Cuba actual, fue uno de los guerrilleros de la Sierra Maestra, y es negro. Hoy los cubanos negros disfrutan de la igualdad de oportunidades, derechos políticos, económicos y sociales de la misma manera que los cubanos blancos. También portan armas en la Milicia cubana como expresión de sus derechos básicos. En otras palabras, el White Power en Cuba se acabó. Como es lógico, la mayoría de la población blanca predomina numéricamente en la mayor parte de las esferas de la actividad, pero no sostienen el dominio sobre los negros sin pensar en los intereses de estos. Los negros han conseguido el poder en proporción con sus cifras, por medio de sus propios esfuerzos heroicos durante los días de esclavitud en enfrentamientos contra los españoles y en enfrentamientos contra el imperialismo. Habiendo conseguido sus derechos, de hecho, se pueden permitir el lujo de olvidar la categoría “negro” y pensar simplemente como ciudadanos cubanos, como iguales Socialistas y como hombres. En Jamaica, donde los negros son numéricamente mucho mayor y no tienen blancos trabajadores oprimidos y campesinos a su lado, será la población negra la que solo podrá llevar el peso de los enfrentamientos revolucionarios.

Trotsky escribió una vez que la Revolución es el carnaval de las masas. ¿Cuando tengamos ese carnaval en el Caribe, la gente como nosotros aquí en la universidad se sumará al bacanal?

Vamos a echar un vistazo a nuestra posición actual. La mayoría de nosotros que han estudiado en la Universidad de las Indias Occidentales somos apreciablemente negros, y aún somos, sin duda, parte del sistema imperialista blanco. Unos cuantos son activos proimperialistas. No tienen confianza en nada que no sea blanco. Dicen que los negros son holgazanes y otras tonterías —las mismas tonterías que se dijeron sobre el hombre negro jamaicano después de la emancipación, aunque fuera a Panamá y realizara la tarea gigantesca de construir el Canal— las mismas tonterías que se dicen sobre los desempleados caribeños hoy, y aún colaboran con Inglaterra para dirigir todo el sistema de transporte.

La mayor parte de nosotros no cae completamente en los mismos extremos de la denigración de nosotros mismos y nuestros hermanos negros, pero no decimos nada en contra del sistema, y eso significa que consentimos la explotación de nuestros hermanos. Uno de los modos en que ha persistido la situación, sobre todo en los últimos tiempos, es que ha dado a algunos individuos como usted y yo una visión del progreso personal medido en cuanto al césped del frente y al último modelo de un automóvil estadounidense enorme. Esto nos ha reclutado en sus filas y ha privado a las masas negras del liderazgo articulado. Por eso en el comienzo subrayé que nuestra opción era permanecer como parte del sistema blanco o romper con él. No hay otra alternativa.

El Black Power en el Caribe debe proponerse transformar la intelectualidad negra en los servidores de las masas negras. El Black Power, con el apoyo de la universidad o sin él, tiene que proponerse vencer al imperialismo cultural blanco. Los blancos nos han dominado tanto física como mentalmente. Este hecho se aborda prácticamente en cualquier estudio sociológico serio de la región — el proceso de lavado de cerebro ha sido tan estupendo que ha convencido a muchísimos hombres negros de su inferioridad. Solamente trazaré algunos ejemplos para recordarles este hecho, el cual negros como nosotros en Mona prefieren olvidar.

El negro adulto en nuestra sociedad antillana está totalmente condicionado a pensar como blanco, porque esa es la formación que se nos inculca desde la infancia. La niña negra pequeña juega con una muñeca blanca, identificándose con ella mientras peina su cabello rubio. Si se le pide que esboce la figura de un hombre o una mujer, el escolar negro instintivamente representa a un hombre blanco o una mujer blanca. Esto no resulta sorprendente, ya que hasta hace poco las ilustraciones que aparecían en nuestros libros de texto representaban solamente a los europeos. Los pocos cambios que han tenido lugar apenas han empañado la superficie del problema. Los caribeños de todos los colores aún aspiran a las normas europeas de vestir y de belleza. El lenguaje que utiliza la población negra para describirnos a nosotros mismos muestra cómo despreciamos nuestra apariencia africana. “Cabello bueno” significa cabello europeo, “una buena nariz” quiere decir una nariz perfilada, “piel buena” significa piel clara. Todo el mundo reconoce cuán incongruentes y ridículos son esos términos, y sin embargo continuamos utilizándolos, expresando nuestro apoyo a la suposición de que los blancos europeos tienen el monopolio de la belleza, y que el negro es la encarnación de la fealdad. Es por ello que los defensores del Black Power hallan necesario afirmar que el negro es bello.

La más profunda revelación de la enfermedad de nuestra sociedad sobre la cuestión de la raza es nuestro respeto por todos los símbolos blancos de la religión cristiana. Dios el Padre es blanco, Dios el Hijo es blanco, y presuntamente, Dios el Espíritu Santo también es blanco. Los discípulos y los santos son blancos, los querubines, serafines y otros ángeles son blancos, exceptuando a Lucifer, por supuesto, que era negro, siendo la personificación del mal. Cuando uno hace un llamamiento a los negros para que rechacen estas cosas, eso no constituye un ataque a las enseñanzas de Cristo o a los ideales del cristianismo. Lo que tenemos que preguntarnos es: “¿Por qué debería llegar a nosotros el cristianismo envuelto totalmente de blanco”. La raza blanca constituye alrededor del 20% de la población mundial, y sin embargo se supone que los pueblos no blancos acepten que todos los que habitan el cielo son de color blanco. Hay 650 millones de chinos, así que ¿por qué no deberían ser Dios y la mayoría de los ángeles chinos? La verdad es que no hay absolutamente ninguna razón por la cual los diferentes grupos raciales no deban contar con sus propios símbolos religiosos. Una imagen de Cristo puede ser roja, blanca o negra, dependiendo de las personas que estén involucradas. Cuando los africanos adoptan el concepto europeo de que la pureza y la bondad deben ser pintadas de blanco y que todo lo que es malo y reprimido tiene que pintarse de negro, entonces estamos autoinsultándonos flagrantemente.

A través de la manipulación de estos medios de educación y comunicación, las personas blancas han producido negros que administran el sistema y perpetúan los valores del blanco “hombres negros de corazón blanco”, como son llamados por elementos conscientes. Esto es tan cierto en el caso de los hindúes, como en el caso de los africanos en nuestra sociedad caribeña. De hecho, la explicación básica de la tragedia del enfrentamiento africano e hindú en Guyana y Trinidad es el hecho de que ambos grupos están amarrados a la manera europea de ver las cosas. Cuando un africano abusa de un hindú, él repite todo lo que el blanco dijo acerca de los criados hindúes “culíes”; y, a su vez, el hindú ha tomado prestado de los blancos el estereotipo del “negro holgazán” para calificar al africano. Es como si ningún hombre negro pudiera ver a otro hombre negro excepto mirando a través de una persona de color blanco. Es hora de que comencemos a ver con nuestros propios ojos. El camino hacia el Black Power aquí en el Caribe y en todas partes tiene que comenzar con una revalorización de nosotros mismos como negros, y con una redefinición del mundo desde nuestro punto de vista.


La conferencia fue pronunciada en la Universidad de las Indias Occidentales y recopilada en el libro “The Groundings with my Brothers” (1990). 

Fuente: https://www.alai.info/el-black-power-su-relavancia-en-el-caribe/


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