Redacción •  Negocios y Ocio •  28/10/2020

Sistema MIPS en cascos: cómo protege nuestro cerebro

La protección cerebral es igual o mucho más importante que la del cráneo.

Sistema MIPS en cascos: cómo protege nuestro cerebro

El casco es el elemento de protección más importante para todo ciclista. Hoy en día, los cascos han evolucionado para cumplir con los estándares de seguridad de cada país. El material que se utiliza y los sistemas propios de cada modelo hace que el precio varíe de forma notable.

Los cascos para bicicleta han incorporado luz LED para mayor seguridad en la conducción nocturna y están hechos con espuma (EPS y PVC) para una mejor absorción de impactos. No obstante, los sistemas MIPS han ganado gran popularidad en el mercado.

La historia empieza en 1996, cuando el neurocirujano sueco Hans von Holst se cansó de operar pacientes con lesiones cerebrales como resultado de accidentes en bicicleta. Entonces, empezó a investigar cómo se fabricaban los cascos en ese entonces. Luego de años de estudio, junto a la Organización Mundial de la Salud, se llegó a la conclusión de que no eran lo suficientemente adecuados para proteger el cerebro, pues solo se limitaban a cuidar el cráneo.

Las investigaciones posteriores señalaron que una doble capa de baja fricción interna debería ser capaz de reducir considerablemente las lesiones por impactos. En el 2000, en la Universidad de Birmingham, se testaron los primeros MIPS, y un año más tarde se publicó el primer estudio al respecto.

Ahora bien, ¿qué es exactamente el MIPS? Las siglas MIPS (Multi-Directional Impact Protection System en inglés) puede traducirse como un Sistema de protección de impactos multidireccional. Se trata de un sistema diseñado específicamente para proteger al usuario de los impactos rotacionales que transmiten las fuerzas del impacto desde la parte externa de la cabeza hasta el cerebro. A través de su carcasa interna que se desplaza entre 10 y 15 mm, el MIPS busca reducir las fuerzas de impactos que llegan al cerebro luego de un golpe.

La capa interna de MIPS trabaja de forma sistemática, de modo que se ajusta a la cabeza y se mueve junto a ella en caso de impacto, en tanto que el casco gira en dirección contraria para asumir una parte del impacto. De esta manera, la capa del MIPS de baja fricción se moviliza lo necesario para contribuir a aliviar las fuerza del impacto rotacional.

El sistema MIPS ha ganado popularidad debido a que no solo protege los impactos que afectan al cráneo, sino que funciona como una barrera protectora y reduce los impactos que pueden causar lesiones cerebrales. Precisamente, este fue uno de los principales puntos que originó las investigaciones de los científicos suecos. Aunque la protección del cráneo era muy tomada en cuenta por los ciclistas y desarrolladores de cascos, la protección cerebral había sido dejada de lado.

Debido a sus ventajas, el MIPS se ha extendido entre los ciclistas como un sistema de seguridad extra. No obstante, su precio todavía está un poco elevado: entre 90 a 120 euros. Todo depende del ciclista y si está en posibilidades de asumir el costo.