Olga Sainz de Aja Iges •  Memoria Histórica •  25/02/2023

Almeida contra el patrimonio histórico y la memoria de la izquierda

  • El mural en honor a las 13 Rosas y Juana Doña, se encuentra en un estado lamentable de mantenimiento, víctima de una desatención que no responde a la negligencia, sino a la voluntaria voluntad del gobierno local de Madrid por borrar la memoria histórica.
Almeida contra el patrimonio histórico y la memoria de la izquierda

Madrid 2023, Puente de Yeserías (barricada republicana en la Guerra civil), un mural en la inhóspita pared de cemento frente a la comisaría homenajea a las mujeres encarceladas y fusiladas por el franquismo. Las 13 rosas, Rosario la Dinamitera, La Cheli, y mi abuela de no sangre, Juana Doña.

A pesar de ser mi barrio, no suelo pasar por el puente para disfrutar de este mural. De los pocos que nos recuerda cómo hemos llegado aquí, con el sacrificio y la muerte de nuestras compañeras. Sin embargo, este domingo paseaba con mi madre (hija adoptiva de ‘Juanita’ Doña y ‘Cheli’ Doña) y en nuestro barrio de toda la vida, nos volvimos a encontrar cara a cara con el mural de nuestras madres, nuestras abuelas, nuestras referentes. Todas ellas mujeres y comunistas. Todas ellas, mujeres que nos han enseñado a ser nosotras.

Y lo encontramos a medio borrar, ajado, sucio, desapareciendo, sin el brillo de respeto que le habían dado las compañeras autoras; sin que nadie si quiera lo destruyera, sólo lo ignorase hasta que desapareciera.

Al fin y al cabo, así funciona el respeto a la Memoria Histórica en Madrid: no es necesario destruir algo con argumentos, desaparece olvidándolo o condenándolo al olvido.

No es extraña esta conducta en el ejecutivo municipal del Partido Popular y Ciudadanos en Madrid. Ya destruyeron las lápidas de los fusilados republicanos en el cementerio de la Almudena.

Entra en jaque el profundo desinterés del Ayuntamiento dirigido por José Luis Martínez-Almeida por conservar el patrimonio madrileño, mandatario local de escasa altura, incapaz de querer a Madrid y su historia como la queremos los chelis, los gatos, los madrileños. Los que procedemos de aquella frontera que dividía nuestra ciudad, frontera que no se atrevía a cruzar un franquista.

Síntoma indiscutible del exacerbado fascismo del que hace gala el pequeño paje que lamentablemente cumple las funciones de alcalde, es el hecho de que no tenga el más mínimo respeto por las mujeres fusiladas, desaparecidas y encarceladas por aquellos que fundaron su “partido” político.

Sin embargo, si me extraña que desde otros grupos políticos no se esté protegiendo la memoria de las mujeres madrileñas, será que el antifascismo ya no es una causa a defender, bastión de la democracia española.

Este mural es de las mujeres que nos protegían del franquismo y nos educaron en su contra. Ese mural es el de las mujeres que me enseñaron lo que es el amor, la camaradería y la familia, todo eso, que no conocen quienes desconocen la solidaridad.

Ese mural es el de mi no abuela Juana, de mi abuela Esperanza, de mi abuelo Pepe, de mi bisabuelo Eduardo, de mi bisabuela Esperanza; es de mi madre y es de mi padre, y es mío. Y quiero que sea de mis descendientes, con los que pueda un día pasear por el puente de Yeserías y contarles que su no bisabuela fue la inspiración para todas nosotras, que tenía miedo y mataron a su pareja, y que siguió luchando por todos nosotros.

Es el mural de todos los antifascistas de Arganzuela y tenemos derecho a que sea protegido.


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