Los niveles de popularidad de Biden amenazan su candidatura a la reelección en 2024
- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quiere postularse para la reelección en 2024, aunque su índice de aprobación está hoy por los suelos en medio del descontento con una economía técnicamente en recesión.
A sus 79 años de edad, el mandatario aspira a otros cuatro años en la Casa Blanca, según confirmó este viernes la secretaria de prensa del ejecutivo, Karine Jean-Pierre.
Esa fue la respuesta de la portavoz a un cuestionamiento sobre la baja popularidad de Biden entre los estadounidenses y también entre los propios demócratas.
De acuerdo con un sondeo de Gallup, el índice de aprobación del gobernante se hundió a un nuevo mínimo desde que llegó al cargo en enero de 2021, pues solo el 38 por ciento de los votantes aprueba su trabajo, frente al 41 por ciento del mes pasado.
El estudio revela también una disminución del siete por ciento de la aceptación del político entre los demócratas con respecto a junio y una disminución del cinco por ciento entre los independientes.
Esta semana se supo que, descontentos con los abanderados de sus propios partidos, los votantes demócratas y republicanos centran su atención en otros posibles candidatos presidenciales en 2024.
Un número significativo de los azules (demócratas) y rojos (republicanos) quiere que alguien diferente a Biden o al exmandatario Donald Trump sean las opciones en la boleta de las próximas presidenciales.
Una encuesta de Harvard CAPS-Harris Poll publicada a principios de este mes encontró que el 71 por ciento de los entrevistados dijo estar en contra de una candidatura de reelección del actual gobernante, mientras que el 61 por ciento rechazó la idea de que vuelva Trump.
Otro estudio difundido a mediados de este mes por el diario The New York Times calificó de sombrías las perspectivas del mandatario al tener en cuenta que el 64 por ciento de los demócratas preferiría para la próxima carrera presidencial a otro candidato.
El informe mostró también que apenas un 13 por ciento de los votantes estadounidenses cree que el país va por el buen camino, lo cual significa que una aplastante mayoría considera lo contrario.
Problemáticas latentes, como la violencia armada, y otras más recientes, como la anulación de las agarantías para el derecho al aborto por parte de la Corte Suprema, contribuyen a crear un estado de opinión negativo sobre el mandatario, aunque su administración no sea directamente resposable por ello.
A eso se suma el sombrío panorama económico existente en la nación norteña.
El pasado miércoles la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio informó que el PIB se contrajo un 0,2 por ciento en el segundo trimestre de 2022, respecto a los tres meses anteriores, lo que técnicamente constituye un indicador informal de recesión económica.
Igualmente, los estadounidenses sufren en sus bolsillos el comportamiento de la inflación, que subió al 9,1 por ciento el mes pasado, el ritmo más rápido desde 1981, debido principalmente al aumento de los precios de los combustibles y los alimentos.
A pesar de todas esas cifras, la administración se empeña en afirmar que la economía del país continúa firme.
Tenemos un mercado laboral récord y un desempleo récord del 3,6 por ciento, los negocios están invirtiendo a unas velocidades récord, eso “no suena como una recesión para mí», dijo Biden durante un breve discurso en la Casa Blanca.
Independientemente de si técnicamente Estados Unidos está o no en recesión, las malas noticias para el presidente se acumulan cuando faltan menos de cuatro meses para las elecciones intermedias en las que, de continuar la actual tendencia, los demócratas tienen cada vez menos chances de ganar el control del Congreso.