Brasil de Fato •  Internacional •  27/05/2019

Brasil: Los ultraderechistas seguidores de Bolsonaro salieron a las calles para presionar al Congreso

Bolsonaro mantiene una calculada ambigüedad ante las marchas, no participa pero las alienta.

Brasil: Los ultraderechistas seguidores de Bolsonaro salieron a las calles para presionar al Congreso

El núcleo duro de los bolsonaristas ha ganado la calle este domingo en Brasil en defensa de la agenda legislativa del presidente, Jair Bolsonaro, y para presionar al Congreso y al Tribunal Supremo, a los que acusan de boicoteo. La actitud del mandatario ha sido calculadamente ambivalente: el Gabinete no ha participado, él se desmarcó, pero ha alentado la movilización incluso esta mañana al tuitear vídeos de manifestantes. Decenas de miles de personas han marchado en unas 350 ciudades dos semanas después de la primera gran protesta popular contra el ultraderechista, mientras su popularidad cae y la Fiscalía investiga a uno de sus hijos por sospechas de lavado de diner

Tras salir del culto evangélico al que suele asistir, el presidente ha declarado: «Es un día en que el pueblo está en las calles no para defender a un presidente, a un político o a quien quiera que sea. Está movilizándose para defender el futuro de esta nación”. El presidente ha recordado por la tarde ya en Twitter que hace días dijo que «quienes pidieran el cierre del Congreso o del Supremo se estaban confundiendo de manifestación» y ha insistido en que las marchas han sido democráticas.

Edilson Dantas / Agência O Globo

Las protestas habían sido convocadas de manera difusa en redes sociales sin un único lema, sino con llamamientos diversos, incluidos algunos que, amparados en la reivindicación de echar para siempre a la vieja política, reclaman explícitamente la clausura de las dos Cámaras del poder Legislativo y el tribunal máximo intérprete de la Constitución. Beth Pinhate, una funcionaria de 65 años, ha acudido a la protesta frente a la sede del Congreso en la capital, Brasilia, precisamente para exigir eso, además de defender al presidente Bolsonaro: “Hay que cerrar el Congreso y el Supremo porque son todos unos vagos. Hacen todo mal, nada bien. Si cierran el Congreso el país irá hacia delante”, ha explicado. Esa es la receta de esta funcionaria para hacer realidad la radical renovación política que el exmilitar prometió en campaña.

Aunque las manifestaciones han reunido a miles de personas vestidas con los colores de la bandera —convocadas también por los hijos y algunos miembros del partido de Bolsonaro— no han contado con el apoyo de los grandes movimientos de la derecha que sacaron a Brasil a las calles para echar a Dilma Rousseff de la Presidencia en 2016. La deriva antidemocrática de los bolsonaristas y los guiños que les hace el presidente les preocupan incluso a estos colectivos.

No Rio de Janeiro, manifestantes fizeram ato de apoio ao governo na orla da Praia de Copacabana, na Zona Sul da cidade Foto: Marcelo Regua / Agência O Globo

En Río de Janeiro.

Bolsonaro se erigía a principios de la semana, durante una retransmisión en Facebook, en intérprete de los deseos del pueblo brasileño después de haber difundido un texto cuyo autor calificaba Brasil de “ingobernable”. El diario Folha ha advertido en un editorial que “las manifestaciones a favor de quien detenta el poder con frecuencia tienen como objetivo debilitar los mecanismos de control que impiden al jefe circunstancial del Ejecutivo actuar como si fuese un emperador”.

La popularidad de Bolsonaro se ha ido erosionando a medida que se veía envuelto en polémicas —a menudo creadas por él mismo, su Gobierno o su familia— e iba gastando el enorme capital político con el que empezó el mandato. Por primera vez, son más los brasileños que opinan que su gestión es mala o pésima (el 36%) que los que la consideran buena u óptima (29%), según reveló hace unos días un sondeo de Atlas Político. El ministro de Justicia, Sergio Moro, exjuez de la Lava Jato y considerado un cruzado anticorrupción, es el mejor valorado, tanto que los manifestantes exhibieron un Superman gigante con su cara este domingo en Brasilia. Y que a instancias de Bolsonaro recientemente se abrió por sin una cuenta en Twitter.

Los manifestantes han exigido en las calles que los parlamentarios apoyen la reforma de las pensiones, una ley impopular, largamente postergada que es urgente para atraer inversiones y dar oxígeno a la economía. Otra de las iniciativas cuya aprobación inmediata reclaman es el paquete de leyes ideado por Moro para combatir el crimen y la corrupción. Los bolsonaristas más fieles acusan a los diputados de intentar chantajear al presidente utilizando los viejos métodos de intercambio de favores para darle su respaldo. La presión ha aumentado también por otro frente: la fiscalía acusa a su primogénito, el senador Flavio, de blanqueo de dinero en la sospechosa compraventa de 19 apartamentos en los últimos años con los que logró tres millones de reales (660.000 euros).

El presidente de Brasil, que ganó las elecciones en otoño con una holgada mayoría y grandes expectativas de cambio, se ha topado con crecientes dificultades ante Congreso muy atomizado que exige gran habilidad negociadora. Y eso no casa bien con un mandatario que constantemente recurre a un discurso de ellos contra nosotros. Aunque Bolsonaro fue diputado durante tres décadas, su labor destacó por sus excesos verbales, no por articular ningún tipo de apoyo parlamentario.

Bolsonaro acumula derrotas en el Parlamento. Por ejemplo, los diputados han revertido su decisión de que el ministerio de Agricultura demarcara las tierras indígenas. Pero también ha tenido que revertir parcialmente la congelación presupuestaria de educación y ciencia que originó las protestas de hace dos semanas y modificar un decreto que iba a permitir a cualquier brasileño comprarse un fusil.

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Con pautas difusas y autoritarias, actos pro-Bolsonaro son menores que lo prometido

Convocatoria hablaba de «parar el Brasil» con actos «del Oiapoque al Chuí»; los números son inferiores a los del 15M, por la educación
Por José Eduardo Bernardes, 26 de mayo de 2019
 

Manifestantes pressionaram o STF e o Congresso e pediram aprovação da reforma da Previdência e do pacote "anticrime" de Sergio Moro - Créditos: Nelson Almeida / AFP
 

Los manifestantes presionaron el STF y el Congreso y pidieron la aprobación de la reforma de la Previdencia y del paquete «anticrime» de Sergio Moro – Créditos: Nelson Almeida /Con pautas difusas y tonos de autoritarismo, manifestantes pro-Bolsonaro (PSL) acudieron a las calles este domingo (26) para demostrar apoyo al presidente de la República. Aunque la convocatoria en las redes sociales hablaba de «parar a Brasil» con actos «de Oiapoque al Chuí», los números divulgados hasta el momento son inferiores a la huelga nacional del último día 15 en defensa de la educación pública, que movilizó más de un millón de las personas en todos los estados brasileños. En varias capitales, la Policía Militar (PM) no informó la estimación de participantes en los actos de este domingo.

Los grupos como Movimiento Brasil Libre (MBL) y Viene a la calle, que lideraron las manifestaciones por el golpe contra la presidenta Dilma Rousseff (PT) y ayudaron a elegir a Bolsónaro en las calles, no asistieron a las protestas de este domingo, que reunieron sectores con pautas más conservadoras, como el Derecha São Paulo, Revoltados Online y el Club Militar. Entre las demandas presentadas en la calle, están la aprobación de la reforma de la Previdencia y del paquete «anticrime», del ministro Sergio Moro. Las palabras de orden más agresivas eran dirigidas al Supremo Tribunal Federal (STF) y al llamado «Centrão», ala que reúne partidos de centro-derecha en el Congreso Nacional.

La organización de los actos de este domingo informó que habría manifestaciones en 350 ciudades brasileñas. Hasta las 19 horas, se habían registrado protestas en 145 municipios, menos de la mitad de lo prometido.

Según los manifestantes, el gobierno no sufre de inaptitud e ineficiencia, al contrario de lo que apuntan científicos políticos y expertos desde enero. Para quien fue a las calles este domingo, Bolsonaro no logra revertir la crisis económica e institucional porque no hay armonía entre los poderes, que imposibilitan la efectividad de los planes del presidente y su equipo ministerial. A los gritos de «mito», los partidarios del presidente criticaron al vice, Hamilton Mourão, y enaltecieron a Olavo de Carvalho, considerado el «gurú del bolsonarismo».

Los actos se produjeron en algunas de las ciudades más grandes del país desde las 10 de la mañana. En Brasilia (DF), se reunieron 10 mil manifestantes, según la PM – para efecto de comparación, fueron 50 mil en defensa de la educación pública. En Belém (PA), fueron tres mil a las calles este domingo, en el 15M, eran 10 mil contra los cortes en las universidades. En Belo Horizonte (MG) y en Río de Janeiro (RJ), no se divulgó una estimación oficial de público.

En São Paulo (SP), Recife (PE), Fortaleza (CE), Porto Alegre (RS) y Curitiba (PR), los actos comenzaron a partir de las 14 horas. En la capital de Paraná, manifestantes arrancaron de la fachada del edificio histórico de la Universidad Federal de Paraná (UFPR) una franja con los términos «En defensa de la educación», colgada el día 15.

La Avenida Paulista, en la ciudad más poblada de Brasil, recibió la mayor protesta del día.

Edición: Daniel Giovanaz

 


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