Redacción •  Internacional •  10/11/2022

«El gobierno de Rafael Correa jamás pactó con las mafias del narcotráfico», asevera la defensa internacional del ex-presidente de Ecuador

  • El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, y sus aliados tratan de vincular a Rafael Correa con el narcotráfico. Esta estrategia de culpar a un líder que lleva 5 años fuera del cargo es una burda manipulación para desviar la atención y evitar la responsabilidad del aumento de la inseguridad desde 2017. 
  • Este intento de vinculación con el narcotráfico, sin aportar ni siquiera la mínima prueba, es una nueva forma de lawfare. 
  • Los datos objetivos demuestran que la lucha contra el narcotráfico ha sido extremadamente eficaz bajo la presidencia de Rafael Correa y que los ecuatorianos estaban más seguros bajo su presidencia que en la actualidad.
«El gobierno de Rafael Correa jamás pactó con las mafias del narcotráfico», asevera la defensa internacional del ex-presidente de Ecuador

Guillermo Lasso declaró hace unos días que “los padrinos de las mafias del narcotráfico son los narcopolíticos, quienes reaccionan en su defensa, tratando de desestabilizar la democracia para intentar volver al poder”. Este mensaje, que fue replicado en diversos medios de comunicación, es una acusación a Rafael Correa y opositores de la Revolución Ciudadana. 

Esta acusación infundada forma parte de un movimiento más amplio para intentar de vincular Rafael Correa con el narcotráfico y culparle de las políticas de sus sucesores que han conducido al desastre actual. El objetivo del Gobierno es desviar la atención de la ciudadanía, para no responder a su obligación positiva de garantizar la integridad y seguridad de los ciudadanos, a la par que ahonda en una campaña de desprestigio contra el expresidente. 

Christophe Marchand, coordinador de la defensa internacional de Correa, declara en alusión a esta manipulación inaceptable que: “Rafael Correa no tiene ninguna vinculación con el narcotráfico. Lamentablemente no es la primera vez que difunden falsos rumores y acusaciones en torno a su figura, sin aportar ninguna prueba, para evitar los verdaderos asuntos que son las innumerables masacres en las cárceles y la dramática situación de inseguridad que vive hoy el Ecuador. Esto es una nueva forma de lawfare”. 

Rafael Correa nunca formó una alianza con estos criminales. El discurso que se propaga es demagógico y no se basa en hechos. De hecho, durante su presidencia, la lucha contra el narcotráfico fue elogiada incluso por Estados Unidos, que en 2016 condecoró al Ecuador por decomisar, en 6 años y medio, prácticamente las mismas toneladas de droga que en los 19 años anteriores. En contraposición, las muertes violentas no han hecho más que aumentar desde que Lenin Moreno llegó al poder. El número anual de homicidios 2007 era de 2.273. Cuando Rafael Correa dejó Ecuador, esta cifra había descendido a 970. La tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes había bajado del 15,9% (2007) al 5,78% (2017). En 2022, Ecuador registra de nuevo una tasa de 15,48 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Aunque 2022 no está terminada, ya 2.785 personas han perdidas la vida. 

Rafael Correa dejó del gobierno de Ecuador deseando a este como el segundo país más seguro de América Latina, mientras que hoy es uno de los más violentos. El propio Rafael Correa ha puesto de manifiesto en sus redes sociales, “la evidente inacción del actual gobierno frente a la criminalidad e inseguridad que asola el país. Un gobierno que, entre otras acciones, ha cedido ante los grupos de presión policiales y ha eliminado las pruebas de confianza, el polígrafo para entrar al cuerpo policial, el examen financiero, el examen psicológico y le han quitado presupuesto a la policía, reduciendo en 6 millones esta partida para el próximo año”.  

Maniobras informativas con fines perversos 

Desde el equipo de defensa internacional se quiere hacer constar que esta estrategia de manipulación informativa ha sido una constante desde hace meses y se intensifica cada vez que el gobierno se enfrenta a un problema social o de seguridad. Así, tras una nueva masacre carcelaria en el Centro de Rehabilitación Social de Cotopaxi, en la que murieron al menos 15 reclusos, muchos periódicos publicaron una fotografía del expresidente y de uno de los fallecidos de manera totalmente descontextualizada para insinuar una vinculación con el narcotráfico. La foto fue tomada hace casi diez años en el marco de un programa de pacificación y no muestra más que la voluntad de hacer frente a la violencia y encontrar soluciones. Tan sesgada es la información sobre este asunto, que pocos informaron de que este individuo, entrevistado antes de su asesinato, había declarado presiones para dañar a Jorge Glas.  

El lawfare se alimenta de mentiras en los medios de comunicación.  Las declaraciones de Lasso no deben evaluarse de manera aislada porque hacen parte de ataque sistemático sin fundamento. Por eso, se tiene que denunciar ante la comunidad internacional ese aspecto de la guerra judicial organizada contra el expresidente. 

Más sobre el caso de Rafael Correa 

Rafael Correa nació el 6 de abril de 1963 en la ciudad de Guayaquil (Ecuador). 

Fue Presidente de Ecuador durante más de una década, desde enero de 2007 hasta mayo de 2017, siendo el presidente ecuatoriano que más ha permanecido en el poder de forma ininterrumpida. Decidió dedicarse más a su familia y dejo la presidencia a otro miembro del partido Alianza País. 

Tras esto, al convertirse en principal opositor del nuevo Gobierno, comenzó a recibir un brutal acoso judicial, cuyo punto fulminante fue una ilegítima sentencia y suspensión de sus derechos políticos. 

Desde el 15 de abril de 2022, Rafael Correa se encuentra en estado de refugiado político en Bélgica, condición reconocida por los 141 estados firmantes de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Esto demuestra que es una víctima de lawfare.  


Lawfare /