Los nuevos muros de la vergüenza
Hace 28 años cayó el muro del Berlín. Este hecho marcó un precedente en la historia porque suponía el fin de las fronteras, las vallas y los muros. En menos de una década la Unión Europea ha alentado severas políticas que, lejos de beneficiar a los refugiados y migrantes, los expone al peligro y la xenofobia.
28 años de la caída del muro de Berlín
Los nuevos muros
Los Estados europeos invierten parte de su presupuesto en un “esfuerzo” por controlar las fronteras y contener a los refugiados que huyen de sus países de origen por causa de conflictos, inseguridad alimentaria u otras situaciones, refiere el informe Guerras de frontera de Mark Akkerman publicado por el Transnational Institute (TNI), Stop Wapenhandel y Centre Delàs de Estudios por la Paz en mayo de 2016.
La respuesta de las instituciones europeas ante la crisis migratoria sólo tiene un beneficiario: la industria armamentística y de defensa.
Según el informe, el mercado de la seguridad fronteriza está en pleno auge. El dinero que mueve podría superar los 29.000 millones de euros anuales en 2022.
Asimismo, la financiación de la UE para seguridad en las fronteras supondrá 4.500 millones de euros entre 2004 y 2020.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur, por su sigla en inglés) ha denunciado que el cierre de fronteras en el continente europeo hace que los migrantes y refugiados tomen caminos más arriesgados o recurren a traficantes.
Libia, el nuevo muro antiinmigración de Europa
En la cumbre de La Valeta (Malta) celebrada el 3 de febrero de 2017, se aprobaron 130,8 millones de euros para transformar a Libia en el nuevo muro antiinmigración de Europa, es decir, será el próximo centro de detención y deportación.
La UE bloqueó la ruta de los Balcanes y miles de personas quedaron atrapadas en medio de un futuro incierto. Acordó con Turquía retener y devolver a los refugiados, así como vaciar los campamentos de Grecia.
El 77 por ciento de los niños y jóvenes que viajan por la ruta del Mediterráneo central son víctimas directas de abuso, explotación y tráfico humano, reveló un informe publicado septiembre pasado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y Unicef.
Aimano, un adolescente de 16 años de edad, contó cómo en su travesía desde Gambia a Libia los traficantes lo forzaron a trabajos manuales extenuantes durante varios meses.
“Si intentas correr, te disparan. Si dejas de trabajar, te pegan. Éramos como esclavos. Y cuando acaba el día, te dejan encerrado”, agregó.
Valla de Macedonia con Grecia
A finales de febrero de 2016, y por iniciativa de la cancillería austriaca, los cuatro países de la ruta de los Balcanes por donde los refugiados transitaban desde 2015 hacia el centro y norte de Europa cortaron el paso en su territorio.
¿El resultado? Más de 50.000 migrantes quedaron atrapados en Grecia.
El gran muro de Calais
El “gran muro de Calais”, con cuatro metros de alto y un kilómetro de largo, fue impulsado por los gobiernos británico y francés. Su objetivo: impedir el paso de refugiados e inmigrantes por medio del Canal de la Mancha. El costo de su construcción ascendió a los 2,7 millones de euros.
Valla de Ceuta
España no se queda atrás. Las vallas de Ceuta y Melilla, con diez kilómetros de largo, también impiden la circulación de cientos de personas que huyen desde África.
Valla de Melilla
El informe de Intermon Oxfam, España suspende en la respuesta a la crisis mundial de desplazados, reveló en 2016 que quienes se atreven a saltar ambas vallas se exponen a las “devoluciones en caliente”, a la represión por parte de los cuerpos de seguridad, son encerrados en cárceles inhumanas o se les niega el derecho al asilo.
Hungría
Cámaras de vigilancia, sensores táctiles que activan una alarma y un centro de internamiento, son algunas de las medidas de “seguridad” con las que cuenta las dos vallas construidas en Hungría, país donde figura una política completamente antirrefugiados.
Cercas de alambre de púas en frontera entre Eslovenia y Croacia
En 2015, Eslovenia instaló una cerca de alambres de púas en varias zonas de su frontera con Croacia bajo el argumento de controlar «mejor» el flujo de migrantes que pasan por su territorio camino al resto de Europa.