Redacción •  Internacional •  03/12/2021

Más crímenes contra las mujeres tras cinco años de un acuerdo de paz incumplido en Colombia

  • Alianza por la Solidaridad-ActionAid señala que tras los cinco años transcurridos desde el Acuerdo de Paz, las mujeres están siendo ninguneadas incumpliéndose lo pactado en acceso a recursos, tierras y espacio político.
Más crímenes contra las mujeres tras cinco años de un acuerdo de paz incumplido en Colombia

Bogotá/Madrid, 3/12/2021.- Trascurridos cinco años desde la firma del Acuerdo de Paz en Colombia, que puso fin al conflicto armado con la guerrilla de las FARC que duraba medio siglo, las medidas que incluye el acuerdo están muy lejos de ser realidad, especialmente en lo que se refiere al enfoque de género que era uno de sus ejes fundamentales. 

Desde que el ex presidente, Juan Manuel Santos y el dirigente guerrillero Rodrigo Londoño, firmaran la paz, ya se contabilizan más de 300 excombatientes asesinados y cientos de líderes y lideresas sociales, sobre todo rurales, abatidos en la defensa de los derechos humanos y territoriales. Los prometedores proyectos financiados con los Fondos para la Paz no se están implantando al ritmo que sería preciso, especialmente los de sustitución de cultivos ilegales por otros que permitan obtener ingresos a las familias.

Conviene recordar que el Acuerdo de Paz en Colombia fue el primero, a nivel mundial, en integrar intencionalmente un enfoque de género. El Acuerdo reconocía especialmente el rol de las mujeres en la solución y prevención de los conflictos armados como garantía que suponen para una paz estable y duradera. De hecho, el acuerdo incluye 100 acciones que buscaban cerrar las brechas de desigualdad que frenan a mujeres y a las personas LGTBI el acceso a bienes y recursos del desarrollo.

Alianza-ActionAid, que trabaja desde hace décadas en el país, ha podido comprobar cómo lo pactado no se está implementando. En zonas del Pacífico, las mujeres afrocolombianas e indígenas se están viendo afectadas. De hecho, según los informes de GPAZ, solamente el 20% de las medidas de género presentan avances desde 2017, el 50% avances parciales, el 26% ninguno y hay un 4% del que ni hay información.

En materia de acceso a tierras el balance es igualmente insatisfactorio. Según cifras oficiales, en junio de 2021 las mujeres afectadas por el conflicto eran beneficiarias solamente del 36.72% del crédito blando, están recibiendo menos hectáreas de tierra que los hombres: ellas reciben 1,7 hectáreas, mientras que los hombres obtienen 3,4 hectáreas . Respecto a la participación política, si bien se pactó que las listas electorales debieran ser paritarias para las elecciones, el Congreso colombiano actual es en un 80% masculino. 

Según la organización “si en algo ha aumentado la presencia femenina es en el aumento de los asesinatos de lideresas y defensoras, con cifras de incremento de hasta el 50% entre las víctimas mortales, agredidas o violentadas” ha destacado Marta Londoño, representante de Alianza-ActionAid en Colombia.

Pese a que hay avances importantes en algunos puntos del Acuerdo de Paz, el balance de estos cinco años no puede ser positivo y se plantean importantes desafíos, tanto a nivel de los fondos destinados para iniciativas de género, como su ejecución. También es necesario abordar los cambios y los impactos que continúan teniendo las poblaciones, inmersas en una vorágine de violencia debido a la presencia de grupos armados que ejercen control territorial en áreas rurales, donde están siendo desplazadas o confinadas.

Para la ONG, española y colombiana, que trabaja en los territorios empoderando a las mujeres, es fundamental dar pasos contundentes para que la distribución de tierras sea igualitaria, así como facilitar su participación social y política y su acceso a la justicia cuando son o han sido víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado, entre otros.

La propia ONU reconoce que al ritmo que va la implementación del Acuerdo de Paz requeriría 26 años, y no los 15 previstos desde el momento de su firma. No deja de ser llamativo que precisamente las zonas que figuran como prioritarias para poner en marcha las medidas más urgentes, sean las que ahora se enfrentan a las situaciones más graves.


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