Redacción •  Memoria Histórica •  10/07/2019

Último mensaje de Savador Allende a su pueblo, y crónicas periodísticas (Chile, 11 de septiembre 1973)

Trabajadores de mi patria: Tengo fé en Chile y su destino. Superaran otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
Último mensaje de Savador Allende a su pueblo, y crónicas periodísticas (Chile, 11 de septiembre 1973)
Compatriotas: esta será seguramente la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La fuerza aérea ha bombardeado las Torres de transmisión de radio Portales y radio Corporacion. Mis palabras no tienen amargura, sino decepción y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron. Soldados de Chile, Comandantes en Jefe titulares y el Almirante Merino, que se ha auto designado, más el señor Mendoza, general rastrero, que solo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno y que también se ha auto designado director general de Carabineros. Ante estos hechos, solo me cabe decir a los trabajadores: Yo no voy a renunciar.
 
Colocado en un trance histórico pagaré con mi vida la lealtad del pueblo, y les digo que tengan la certeza que la semilla que entregamos a la conciencia de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.
 
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos históricos ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
 
Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que solo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitucion y la ley y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo puedo dirigirme a ustedes, espero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y que reafirmara el Comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerias y sus privilegios.
 
Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por sus hijos. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días están trabajando contra la sedición, auspiciada por los Colegios Profesionales -Colegios de clase-  para defender también las ventajas que la sociedad capitalista les dio a unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo a la clase obrera, en general, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas volando puentes, cortando las líneas férreas, destruyendo los oleoductos y los gasoductos.
 
Seguramente, radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegada a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo, siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores. El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrastrar ni acribillar, pero tampoco debe humillarse.
 
Trabajadores de mi patria: Tengo fé en Chile y su destino. Superaran otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.
 
¡Viva Chile!
 
¡Viva el pueblo!
 
¡Vivan los trabajadores!».
 
A mediodía las tropas bombardearon el Palacio de La Moneda y lo asaltaron. Allende, murió en los enfrentamientos. Esta mañana las tropas han ocupado, encontrando una resistencia heroica a pesar de la falta de armas de la población, los cordones industriales que rodean Santiago, feudo de las fuerzas populares. Lo mismo ha ocurrido en los barrios más pobres de la ciudad, donde los partidarios de la Unidad Popular son inmensa mayoría. Las personalidades políticas y gubernamentales que han sido capturadas por las tropas se encuentran detenidas en instalaciones improvisadas, los estadios de fútbol de Santiago sin utilizados para concentrar en ellos a gran cantidad de presos politicos.
 
El testimonio es dramático. Su autor es el periodista soviético Chernyshov, ex corresponsal en Santiago del diario moscovita «Pravda».
 
«Por las calles de Santiago, tras breves intervalos, pasaban camiones repletos de detenidos y presos. Desde los pisos superiores de las casas se podía ver que algunos de esos camiones iban llenos de cadáveres a medio cubrir con telas de lona. Esos cuerpos sin vida eran trasladados al cementerio para ser arrojados en fosas comunes improvisadas. La Junta fascista -expresa-  convirtió el Estadio Nacional de Santiago en un enorme campo de concentración. Lo mismo hizo con el estadio Chile, un recinto deportivo cerrado, ubicado muy cerca del centro de la capital. Ya por la tarde grupos de soldados rodearon el edificio de la Embajada Sovietica, no permitiendo entrar ni salir de ella a nadie.
 
Por tanto, no fueron infundadas las preocupaciones en torno a que las Fuerzas Armadas pudieran ser arrastradas a la aventura golpista. Pese a que, hasta el momento, se desconocen exactamente los hechos, lo que está claro es que las fuerzas reaccionarias, con ayuda de sectores subversivos externos, hicieron todo lo posible para que la crisis que ellos mismos habían provocado, culminara con la participación militar.»
 
Federico Rubio Herrero (Cronologia mundial durante el tardofranquismo y la transicion 1973-1979) pags 35, 36 y 37.

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