Unidos Podemos responsabiliza al Gobierno del fallecimiento de una porteadora en la frontera ceutí “por su dejadez”

Souad tenía 21 años y un hijo de 5 meses. El pasado 23 de marzo era la primera vez que trabajaba como porteadora, pues había sustituido a su marido que, enfermo ese día, no podía hacerse cargo de la única ocupación que permite sobrevivir a la familia. Sin embargo, Souad no regresó ese día con su familia. La avalancha que se desató el paso fronterizo de Tarajal II acabó con su vida. El informe de su autopsia determinó que había muerto aplastada. En esas mismas circunstancias también perdió varios dedos de su mano otro trabajador fronterizo y, en 2009, otras dos mujeres fallecieron en similares circunstancias a las de Souad.

Maribel Mora, la senadora andaluza de Podemos, visitó la ciudad autónoma hace escasamente mes y medio, pudiendo comprobar las deficiencias que las propias fuerzas de seguridad del Estado denunciaban. Así pudo comprobar como las puertas que flanquean la valla que separa Ceuta de Marruecos se encontraban cerradas con candados cuyas llaves no estaban en posesión de los propios agentes policiales que custodiaban el lugar y que denuncian una endémica falta de efectivos en un paso fronterizo por el que cada día transitan miles y miles de personas. Es más, en el recientemente inaugurado paso fronterizo de Tarajal II, en Ceuta, la seguridad corre a cargo de 12 vigilantes de seguridad de la empresa privada PROSEGUR, que se encargan del control de acceso.

Las senadoras Mora y Villanueva denuncian que un informe de la propia Policía Nacional ya alertaba de que las avalanchas que se producen en la zona ponían en un grave riesgo la vida de las personas que transitan por la frontera, señalando las frecuentes lesiones de las personas porteadoras, pudiendo ocasionarse fallecimientos como los acaecidos en 2009.

Los y las trabajadoras transfronterizas, los porteadores y porteadoras, son el eslabón más débil de una cadena comercial que, desde Marruecos a España y viceversa, se ampara en la explotación de los colectivos más vulnerables. Personas muy jóvenes o muy ancianas, con una salud precaria y sin ninguna expectativa laboral son quiénes se hacen cargo del penoso y mal remunerado trabajo de transportar grandes fardos de mercancías a través de la frontera, muchas veces hasta su extenuación.

A la vuelta de su visita a Ceuta la propia senadora Mora registró una batería de preguntas dirigidas al Gobierno, cuestionando los sistemas de cierre del vallado fronterizo así como el número de centros de trabajo, contratos laborales e inspecciones que se habían realizado sobre el Polígono Tarajal, que es el lugar que centraliza todo el tráfico de mercancías que se produce a través de la frontera ceutí y, sobre todo, respecto a las condiciones en las que se desarrollaba la prestación laboral de las porteadoras. Las preguntas y las peticiones de información registradas siguen, no obstante, sin ser respondidas pdiante normasor el Gobierno.

Ambas senadoras se comprometen a, en el seno de las comisiones de Interior, Empleo y Exteriores, promover el control de las condiciones de trabajo y tránsito fronterizo de estas trabajadoras y a instar convenios con el Reino de Marruecos que garanticen la dignidad de estas trabajadoras transfonterizas.