FACUA / EP •  Actualidad •  10/10/2020

La Eurocámara rechaza dos propuestas sobre aditivos en alimentos por ser perjudiciales para los menores

  • En concreto, sobre la presencia de un aditivo (dióxido de titanio) y de una sustancia química (acrilamida) en alimentos por los posibles efectos perjudiciales que ambos pueden tener sobre los menores de edad.
La Eurocámara rechaza dos propuestas sobre aditivos en alimentos por ser perjudiciales para los menores

El pleno del Parlamento Europeo ha rechazado este 8 de octubre dos propuestas de la Comisión Europea sobre la presencia de un aditivo (dióxido de titanio) y de una sustancia química (acrilamida) en alimentos por los posibles efectos perjudiciales que ambos pueden tener sobre los menores de edad.

En primer lugar, la Eurocámara ha pedido a Bruselas que aplique el «principio de precaución» con respecto al dióxido de titanio (E 171) y lo elimine de la lista de aditivos alimenticios permitidos que se utilizan para dar color a productos de pastelería, chicles, caramelos, chocolatinas y helados.

Los eurodiputados han mostrado su preocupación por el hecho de que los menores de edad estén «potencial mente muy expuestos» a este aditivo. Asimismo, han subrayado que Francia ha prohibió los alimentos con E 171 desde el 1 de enero de este año en una decisión que ha sido respaldada por las firmas de unos 85.000 ciudadanos europeos.

En segundo lugar, el Parlamento Europeo ha instado al Ejecutivo comunitario a reducir el nivel máximo de acrilamida en dos productos alimentarios que consumen normalmente los niños. También han añadido que las galletas y los bizcochos tengan que cumplir con estos límites puesto que muchas veces su venta está dirigida a los menores de edad.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha confirmado que esta sustancia química, producida de forma natural cuando productos con almidón son cocinados a altas temperaturas, incrementa el riesgo de desarrollar un cáncer en todos los grupos de edad.

Las objeciones aprobadas por la Eurocámara impiden a la Comisión Europea aprobar las reglas que había propuesto y ahora está obligada a modificarlas o incluso renunciar a ellas.


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