Archivo •  César Zabalbide •  Actualidad •  08/06/2019

Organizaciones y colectivos del madrileño distrito de San Blas denuncian la convocatoria de una manifestación ultraderechista

La convocatoria, amparada en lemas relacionados con “seguridad ciudadana” y “ayudas sociales” es, según apuntan los movimientos sociales del distrito, una incitación al odio que pone en riesgo la convivencia.

Se trata de la segunda convocatoria de este tipo en pocos meses, tras la movilización del pasado 29 de septiembre de 2018.

Organizaciones y colectivos del madrileño distrito de San Blas denuncian la convocatoria de una manifestación ultraderechista

En el distrito de San Blas-Canillejas existe una convocatoria de manifestación que llama a la movilización esta tarde, 8 de junio, bajo el ambiguo lema “recuperando nuestros barrios”. La movilización persigue supuestamente protestar contra la “inseguridad ciudadana” y exigir “ayudas sociales”, “vivienda digna”, “trabajo digno” y “ayuda a los clubs deportivos”. Sin embargo, tras esta mampara, según denuncian numerosos colectivos y organizaciones del distrito, se oculta en realidad una nueva acción de grupos ultraderechistas que atentan directamente contra la convivencia en estos barrios de la capital madrileña.

Las entidades sociales de San Blas saben de lo que hablan. No se trata de la primera movilización de este tipo en las calles de este distrito habitado principalmente por clase trabajadora. El pasado 29 de septiembre, una convocatoria similar alertó e indigno a los vecinos del barrio ante la permisividad ante los discursos de odio por parte de las autoridades.

“Aquí todos conocemos perfectamente de dónde sale esta gente”, apunta Andrés, un activista del barrio que denuncia la permisividad con la convocatoria. “No solo son ultraderechistas, además son lo más granado y violento de grupos ultras del fútbol”, apunta.

La indignación con la delegación de gobierno no está injustificada. En las llamadas a la convocatoria en la redes sociales no cesa de aparecer de forma reiterada la que se trata de una manifestación “autorizada por la delegación de gobierno”.

“Es absolutamente chocante que se tolere un discurso basado directamente en la intolerancia”, apunta Andrés. “La Delegación de Gobierno que, quiero recordar, está en manos del Partido Socialista, no puede pretender ignorar que tras las consignas ambiguas se encuentra una apelación directa contra la convivencia en el barrio”.

Así, según los movimientos sociales, sus protestas contra la “inseguridad ciudadana” esconden en realidad un mensaje directamente criminalizador contra la inmigración y las minorías en el distrito. “La criminalidad no ha aumentado en los últimos años, en realidad todo apunta a que es lo contrario, pero estos grupos apuntan a los instintos más primarios y relacionan inmigración y presencia de comunidades de otros países con criminalidad”, señala Andrés. “No es la única justificación a la manifestación que en realidad esconde un doble sentido, cuando hablan de ‘ayuda a los clubs deportivos’ no se refieren a otra cosa que la delirante exigencia de subvenciones y ayudas públicas a sus chiringuitos criminales en los estadios de fútbol”, asegura de forma vehemente.

Desde el Núcleo del PCE del distrito también han denunciado efusivamente las características de la convocatoria. “La movilziación va disfrazada de una serie de lemas sin contexto alguno”, apuntan en un comunicado. “Como ya ocurriera el pasado 29 de septiembre de 2018, todo esto es únicamente la pantalla legal para que los grupos más radicales de ultraderecha venidos desde diversos lugares se paseen por nuestras calles lanzando sus consignas de odio”, denuncian.

El mito de las “ayudas sociales”

Entra las reclamaciones que presenta la convocatoria ultra llama la atención la apelación a “ayudas sociales”. Estas se han convertido en un leit motiv permanente entre los grupos de extrema derecha, amparadas en el mito difundido por medios y portales digitales pseudo informativos de la proliferación de ayudas públicas para extranjeros mientras se margina a la población autóctona.

“Cuando hablan de ‘ayudas sociales’ en realidad apelan a un mito que ya se encuentra asentado en el imaginario colectivo y que cala crecientemente de forma inquietante entre los más jóvenes”, apunta Maite, trabajadora social ligada a proyectos comunitarios de convivencia vecinal.

Los grupos ultras de la capital no son los únicos que asumen este relato como una realidad, habiendo obtenido eco incluso entre candidatos de partidos políticos asentados como el aspirante al Congreso de los Diputados en las pasadas elecciones generales de abril por el Partido Popular Javier Maroto.

Muchos otros grupúsculos han asumido este relato como premisa fundamental de sus propuestas. Un ejemplo gráfico del fenómeno ha tomado forma en la ciudad de Zaragoza, donde junto a la irrupción de Vox han surgido toda una miriada de candidaturas de extrema derecha, todas ellas con escasa fortuna, que tomaban como premisa la supresión de estas ayudas, a pesar de que de forma sistemática, los informes y análisis serios desmontan por completo, no ya el supuesto sesgo de preferencia en su concesión, sino su mera existencia tras décadas de recortes sistemáticos de los partidas presupuestarias destinadas a gasto social.

De momento y a pesar de la denuncia de los colectivos del barrio, la premisa enardecedora de los sentimientos más bajos de la población desencantada, contará con un nuevo altavoz esta tarde a pesar de la indignación y las protestas de la vecindad de San Blas.


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