Redacción •  Actualidad •  05/07/2023

Ecologistas en Acción presenta un decálogo para una gestión sostenible de las playas

  • La organización ecologista presenta un documento con diez medidas para gestionar las playas de forma respetuosa con el entorno natural.
  • La guía está dirigida a administraciones locales, personal municipal que gestiona las playas, usuarias y usuarios de las playas y ciudadanía en su conjunto.
  • Test ¿Es tu playa un aquapark o un ecosistema?
Ecologistas en Acción presenta un decálogo para una gestión sostenible de las playas

Las personas se comportan de manera muy diferente dentro de un parque natural o en una playa. En los parques naturales se presupone un cuidado del espacio, mientras en las playas se suman todo tipo de contaminación: ruidos, luz directa, vertidos de aguas residuales o basuras marinas o contaminación del aire por la presencia de coches muy cercana.

Ecologistas en Acción denuncia que el uso masivo de las playas ha hecho cambiar la forma de gestionarlas. Las playas han pasado de ser un ecosistema natural a un espacio donde prima la oferta de servicios a los usuarios mediante intervenciones urbanísticas intrusivas sobre la preservación de los procesos naturales y la biodiversidad que las habita.

Por eso la organización ecologista ha elaborado un decálogo con diez claves para gestionar las playas de manera sostenible. También un test online para que usuarias y usuarios de las playas puedan determinar si su playa está gestionada como un ecosistema natural o más bien como un aquapark.

Entre las funciones más importantes de las playas, el decálogo destaca que estas hacen las veces de embalses naturales, protegen las costas y preservan la biodiversidad. Tal y como explica el documento, “las playas son zonas críticas para la alimentación de vertebrados superiores de gran importancia como los peces así como para la nidificación y conservación de las aves. Además, el cuerpo poroso de arena desempeña un papel clave como gran sistema digestivo de filtración y purificación del agua, mineralización de la materia orgánica y el reciclaje de nutrientes”.  

A lo largo de las últimas décadas, se está dando un proceso imparable de pérdida de aportes de arena en las playas como consecuencia de la construcción de presas y embalses de los ríos que desembocan en sus entornos que frenan el flujo sedimentario hacia la costa. Por si fuera poco, todo tipo de infraestructuras interrumpen la dinámica longitudinal de los pocos aportes que acaban llegando (paseos marítimos, espigones, rellenos o dragados) y las construcciones en primera línea impiden el intercambio transversal con los sistemas dunares que han quedado por detrás, han sido eliminados o han desaparecido.

Ante la pérdida de arena de las playas, la organización ecologistas denuncia que los ayuntamientos emplean “cantidades ingentes de dinero público en la mal llamada ‘regeneración de playas’, un parche temporal que no resuelve el problema”. Según Cecilia del Castillo Moro, portavoz de Ecologistas en Acción, “es fundamental restaurar las playas para restablecer su dinámica natural y permitir que ejerzan sus funciones poniendo coto a los nuevos proyectos urbanísticos como ampliaciones de puertos, y recuperando y protegiendo los sistemas dunares cuando sea posible”.

Por otro lado, el decálogo alerta del problema añadido de retirar de las playas los arribazones (restos de plantas y/o algas marinas), en muchos casos con maquinaria pesada. Por desconocimiento y falta de sensibilidad ambiental, estos ecotonos siguen asociándose con suciedad y dejadez. Sin embargo, ejercen funciones de vital importancia como la atenuación de la energía del oleaje y la  retención de la arena en las playas limitando la erosión costera, o sustento y refugio para multitud de especies.

El documento presentado también propone una lista de medidas necesarias:  la retirada de contenedores dentro de las playas para reubicarlas en sus accesos, fomentando la responsabilidad de la ciudadanía de gestionar y reducir sus propios residuos; la eliminación de duchas y lavapiés por el derroche de agua potable que suponen; la eliminación de todas las fuentes de contaminación del aire, lumínica y acústica, como la luz directa en playas urbanas, chiringuitos o motos de agua; o la restricción del acceso de vehículos motorizados, apostando por corredores verdes para peatones y bicicletas, cerrando parkings cercanos y creando alternativas de transporte público para acceder a las playas.

Cecilia del Castillo Moro, portavoz de Ecologistas en Acción, ha declarado: “En definitiva,  una playa sostenible es una playa natural, sin estructuras antrópicas, libre de humos y ruidos de motores, donde la gente pueda disfrutar de la conexión con la naturaleza”.

Decálogo para una gestión sostenible de las playas


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