Sin Izquierda el futuro es fascista
La socialdemocracia llama a la unidad del voto para evitar que el fascismo sea gobierno en el Estado español, hace un llamamiento al llamado «voto útil» para frenar a la ultraderecha, nos pide a que renunciemos a ser de izquierdas y escojamos entes la socialdemocracia clásica el PSOE, y la de nuevo cuño SUMAR para evitar un gobierno del PPVOX.
Ese punto es comprensible, la socialdemocracia defiende su espacio y pretende monopolizar el voto, hasta aquel que no le pertenece de una forma natural, utilizando el miedo justificado a un gobierno de ultraderecha.
El problema es que es gracias a esta estrategia que la ultraderecha personificada en VOX pero que también está en el PP de donde salió Abascal y la mayoría de los dirigentes de VOX, sigue creciendo, sobre todo en la franja de voto de los 18 a 35 años.
Al no existir un campo de izquierdas antisistema la juventud es engañada fácilmente y convencida de que la ultraderecha de VOX es la opción antisistema, además les repiten una y otra vez lo del gobierno socialcomunista haciéndoles creer que la izquierda gobierna en España, algo que es mentira y que crea desafección entre la juventud sobre lo que significa ser de izquierdas, pues los convencen de que la izquierda forma parte del sistema que los explota y los asfixia.
Los jóvenes no encuentran salidas, el trabajo es de mala calidad y está mal pagado, las subidas del salario mínimo, aunque importantes son superadas por el incremento del coste de la vida.
Además la mayoría de las ayudas anunciadas por las diferentes administraciones son simplemente publicidad que llegan a muy pocos siendo claramente insuficientes y poco útiles.
Los derechos laborales existen sobre el papel pero no se respetan en la realidad, e inspección de trabajo no funciona.
Los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT llevan mucho tiempo al servicio de la patronal, los trabajadores se sienten traicionados, han perdido la conciencia de clase y la confianza en las organizaciones que deberían defender sus derechos y sus intereses.
Pero el problema no es la izquierda, es la falsa izquierda, es que no existe una izquierda antisistema, y la socialdemocracia no está dispuesta a enfrentarse a unos poderes económicos que finalmente son quienes gobiernan siempre sin presentarse nunca a las elecciones, esos poderes son los verdaderos dueños de los partidos políticos sistémicos desde la ultraderecha hasta la socialdemocracia.
La socialdemocracia tiene mucha culpa, a lo largo de la historia le abre las puertas al fascismo. La destrucción de la verdadera izquierda, la falsa transición sin justicia ni reparación, hace que la ultraderecha pueda vender su discurso rancio, casposo, lleno de bulos, mentiras y odio como antisistema.
La transición fue una farsa, un borrón y cuenta nueva, los fascistas impusieron sus condiciones, no hubo perdón porque tampoco hubo justicia y reparación a las víctimas de la brutal dictadura franquista.
Los poderes del Estado, y sobre todo la justicia quedaron en manos del franquismo, de la ultraderecha, por eso como dijo Eduardo Galeano «la justicia es como las serpientes y solo muerde a los descalzos».
Por eso hoy en el Estado español renace el fascismo hasta de debajo de las piedras, porque se quedó dentro de los poderes del Estado como un cáncer latente esperando una mejor oportunidad para destruir a una democracia que nació enferma por culpa de los traidores.
Donde no hay no se pode buscar, el fascismo se nutre de la ignorancia, y la socialdemocracia abre las puertas al fascismo, por eso Europa se va nazificando y la ultradereita apoya un nuevo genocidio, porque la democracia burguesa en crisis se dedica a crear monstruos.
Para frenar a la ultraderecha necesitamos unirnos, la izquierda también aunque sea circunstancialmente con los socialdemocratas, y con otras fuerzas «progresistas’, pero los traidores de la falsa izquierda han destruido la izquierda desde dentro y se han pasado al campo de la socialdemocracia para poder vivir de la política.
Ahora estamos indefensos, a la mesa le falta una pata fundamental para poder sostenerse y parar el auge de las ideologías totalitarias y supremacistas.
Nos falta una izquierda antisistema fuerte, un partido comunista fuerte, proyectos radicales capaces de ilusionar a una juventud y una clase trabajadora que no aguanta más, que no soporta el presente y no ve ningún futuro, no lo vemos para nosotros, ni para nuestros hijos.
O reconstruimos una verdadera izquierda o la ultraderecha será gobierno en toda Europa y cuando tienen el poder la historia nos enseña lo difícil que es sacárselo, el sufrimiento que van a tener que pasar las mayorías, los trabajadores, y también las minorías, la sangre , el sudor y las lágrimas que costará volver a ganar la libertad perdida.