Noel Manzanares Blanco •  Opinión •  26/02/2017

Cuba: … y precios que andan ¿a su antojo?

Tanto en mis clases como en la calle, de vez en vez escucho opiniones que reconocen la inmensidad del quehacer de nuestra Revolución a pesar de casi seis décadas de crecientes zancadillas del “Norte revuelto y brutal”, y pasajes que no caminan a tono con lo programado por el Partido Comunista y el Estado en Cuba. Todo, con su impronta positiva y no en pocas ocasiones negativas.

Como expresé el pasado 29 de Diciembre, es una hazaña haber cerrado el 2016 sin que la tragedia se entronizara entre cubanas y cubanos, como pronosticaron agoreros/as; mantener el cumplimiento de los compromisos asumidos en los procesos de reordenamiento de las deudas con acreedores extranjeros; poner en vigor diversas decisiones dirigidas a incrementar la capacidad adquisitiva del peso cubano; avanzar en la implementación de sistemas salariales vinculados con el resultado productivo; ejecutar el plan de prevención y enfrentamiento a las enfermedades trasmitidas por los mosquitos del género aedes.

Mas, insisto en las preguntas que formulé el día siguiente al antes señalado: “¿Las Comisiones de Asuntos Económicos y Asuntos Constitucionales y Jurídicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular tienen precisado qué se hizo con quienes fueron o son o continúan siendo los responsables de problemas con el Presupuesto —asunto perfectamente extensivo al ámbito de la Planificación de la Economía? ¿Por qué en sus respectivos dictámenes no aparecen explícitas las acciones tomadas y/o que se deberían adoptar con esos responsables? ¿Cuántos científicos sociales son convidados a sus análisis en aras de privilegiar ‘El arte de hacer las cosas a través de las personas’ —aspecto asimismo susceptible de ser exigido a los organismos que se ocupan de la economía del país?”.

Es precisamente en este sentido que sugiero no pasar por alto el razonamiento de Juan Triana en el título El crecimiento económico cubano no depende de Washington divulgado el 16 Enero último, donde consta que tenemos fuentes de crecimiento insuficientemente aprovechadas como son acercar las fronteras de productividad y eficiencia; fructificar más y mejor el interés de tantos inversionistas extranjeros en Cuba; resolver adecuadamente los incentivos a la exportación; dejar de desperdiciar recursos fiscales y salario en supuestas empresas estatales que solo lo son de nombre, como las llamadas cafeterías y restaurantes a cargo del Estado.

(Quizás porque no soy economista —así lo hice saber a quienes certificaron lo contrario— sino que acepto la identificación de “sociólogo y politólogo cubano”, no hubiera empleado las letras que constan en ese título de Triana porque desde el punto de vista subliminal contradice la realidad que revela cómo el Bloqueo de EEUU contra Cuba, durante más de 50 años, “ha provocado perjuicios cuantificables por más de 125 mil 873 millones de dólares a precios corrientes”, más de cuatro veces nuestra deuda externa, incluso apoyado en fuente extrema —de esto, propongo ver: Deudas claras (+ Infografía de la deuda externa de Cuba)).

Entretanto, traigo a colación un reciente juicio de Ariel Terrero con el rótulo Cuando el precio suena y la inscripción “Pretender que sea la relación entre oferta y demanda la que fije libremente los precios conduce a deformaciones que inhiben la ­ampliación de producciones y servicios”, a propósito del dictado del Gobierno provincial de La Habana sobre nuevas regulaciones de precios para los taxis privados. Su examen me retrotrajo a lo que sostuve en Cuba: Precios, Corrupción y Contraloría casi tres años atrás. Me explico, grosso modo.

En aquella altura, después de meditar acerca del contenido de una reunión del Consejo de Ministros, signifiqué que la población cubana prácticamente deja de erogar dinero a causa de que los sectores de la Educación, la Salud Pública, la Cultura, el Arte, el Deporte y la Asistencia Social son depositario del destinó de dos tercio de los gastos del Presupuesto del Estado en todo el territorio nacional, amén de que la venta de electricidad es­tá subsidiada. Y también subrayé aspectos contraproducentes:

Por un lado, en aquel entonces nuestro Consejo de Ministro reconoció que, con el desarrollo de las formas no estatales de gestión, se han acrecentado los precios de venta a la población y que los mismos continuarán un comportamiento de acuerdo con la oferta y la demanda, a excepción de los que se decidan centralmente.

Por otra parte, sin embargo, resulta ambiguo eso de hacer excepción solo con “los [precios] que se decidan centralmente” en un escenario adverso a la mayoría de cubanas y cubanos. Carecemos de una explicación que fundamente el porqué no siempre se aplica la excepción de marras ante productos de primera necesidad. A ello se suma que destinar parte del salario en la compra de productos importantísimos para el hogar es una proeza —y todo, un atentado al bolsillo de la media poblacional.

En paralelo, en el mismo trabajo de casi tres años atrás, asumí la alerta de Esteban Morales contra la corrupción en Cuba ante las revelaciones del programa televisivo “Cuba Dice” sobre las irregularidades en los precios que contiene la propuesta de “que cuando se vaya a hacer una visita por parte de la prensa, se invite a un grupo de ciudadanos y la inspección se haga frente a ellos, sacando inmediatamente preso a los que se les descubran los fraudes”; al paso que inmediatamente, pregunté: “¿Cómo entender que sea insuficiente el quehacer de cara al daño en cuestión al ciudadano/a común?

No obstante, considero que contamos con las herramientas necesarias para colocar los puntos sobre las íes en este orden de pensamiento. Para tal afirmación, tengo en cuenta que en la Actualización de los Lineamientos para el período 2016-2021 aprobada en el VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, en lo concerniente a la “Política de Precios”, se precisa:

“55.- Establecer un Sistema de Precios que permita medir correctamente los hechos económicos, estimule la producción, la eficiencia, el incremento de las exportaciones y la sustitución de importaciones, así como trasladar las señales del mercado a los productores.

“56.- Mantener centralizados los precios mayoristas y minoristas de un grupo de productos y servicios esenciales que permitan respaldar las políticas sociales y las necesidades básicas de la población.

57.- “Garantizar por parte del Estado métodos efectivos de control directo e indirecto, de precios mayoristas y minoristas. Lograr que los precios minoristas sean continuidad de los mayoristas y aseguren la correspondencia con la calidad”.

En resumen, me acompaña la percepción según la cual si bien es una epopeya lo alcanzado hasta hoy por obra y gracias al Socialismo que construimos el grueso de cubanas y cubanos, es una pena que el avance no haya sido mayor a tono con nuestras posibilidades reales. Empero, Podemos/debemos Hacer Más y así lograr que en Cuba los precios No anden a su antojo.

Fuente: http://www.cubainformacion.tv/index.php/la-columna/249-noel-manzanares-blanco/73521-cuba-y-precios-que-andan-ia-su-antojo


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