Rafael Fenoy Rico •  Opinión •  19/03/2022

Estabilidad docente Talón de Aquiles de la Educación Andaluza

Padres y Madres que escolarizan a sus hijas e hijos en las escuelas e institutos públicos observan con bastante desconcierto los reiterados cambios de profesorado que se producen durante los cursos escolares. ¡Qué difícil!, es encontrarse casos en los que las familias hayan tenido contacto con una tutora o tutor de sus retoños varios años seguidos. Hay quien puede parecerle que esta circunstancia, esta fidelidad en la relación familia tutoría, puede no ser importante. Quienes así piensan, probablemente estén condicionados por una visión básicamente centrada en las materias de currículum. Desde esta perspectiva el aprendizaje de una regla ortográfica o una regla de tres o de un hecho histórico o accidente geográfico, poco tiene que ver con que la persona docente lleve más o menos tiempo con el alumnado. Y podría asumirse este razonamiento si en los procesos de enseñanza-aprendizaje no intervinieran las variables emocionales o vivenciales. Si se observa desde la perspectiva algo más amplia de procesos educativos entonces el conocimiento mutuo entre docentes y discentes (alumnado) parece más que importante. No obstante volviendo a la enseñanza aprendizaje el factor tiempo de intervención también tiene su peso, ya que el conocimiento de lo que cada alumno o alumna sabe o desconoce es fundamental para seguir construyendo nuevos aprendizajes y mucho mejor reformulando lo mal aprendido. Por ello el factor estabilidad docente es esencial en un buen funcionamiento de cualquier sistema educativo. ¿El andaluz goza de ella? Parece que no sobre todo en lo que respecta a la Junta de Andalucía en su conjunto. Ni el poder legislativo, ni mucho menos el ejecutivo, han dado con la tecla desde 1982, ¡y ya ha llovido! Sería más que oportuno que la Consejería de Educación introdujera este “indicador”, entre los datos que aporta cada curso escolar, sobre número de docentes, de alumnado, centros educativos, servicios educativos, programas, planes,… Porque, aun aportando todos los elementos del “guiso” educativo, ¡que sería más que deseable!, la secuencia para incorporarlos y el tiempo de “cochura” precisa son igualmente esenciales. El desarrollo embrionario y corporal de una persona, así como la construcción de la personalidad humana, el desarrollo de las potencialidades, de las facultades, materia cada vez más conocida por investigadas, requiere de momentos en los que el organismo debe recibir los elementos necesarios para ello. Llegar tarde en la aplicación de determinados remedios pueden hacer inviable la vida. No aportar en su momento los estímulos precisos para desarrollo de la inteligencia o las emociones causa graves trastornos, muchos de ellos de por vida. Por ello conocer a cada alumno y alumna y a sus familias es imprescindible para desarrollar cualquier programa educativo. Y para conocer es preciso interactuar y además un tiempo, no corto precisamente. Si en un centro educativo las direcciones pudieran ofrecer a Claustro y Consejo Escolar el dato de Índice de permanencia del profesorado asociado a los resultados escolares, una parte, evidentemente no toda, de esos resultados están condicionados por la permanencia del profesorado. Este índice se obtiene sumando todos los años de presencia de todo el profesorado en un curso escolar y dividido por el número de profesores. Centros educativos de primaria tienen índices de 1,3 o 1,7, que significa que la media de estancia de los docentes en ese centro es de un año y 3 o 7 meses. Qué decir de Institutos con plantillas mayores de 80 profesores en la que más de un 70% es personal interino, y cada curso escolar más del 50% cambian de destinos. ¿Podría la Junta de Andalucía remediar estas “sangrías” de conocimiento, estabilizando las plantillas en esos centros especialmente afectados por la inestabilidad? Las familias de esos centros cada curso escolar deben contactar con una nueva persona que le dará clases a sus hijas e hijos. El profesorado en ese centro debe hacer un esfuerzo para conocer a las decenas y decenas de alumnado información que utilizará unos meses ¿Tiene esto sentido? Y todo ello por la nefasta gestión de recursos humanos que viene realizando la Consejería de Educación desde que se creó. Mucho hay que invertir en la Educación andaluza, pero una buena gestión del personal no cuesta dineros, y si se mejora la permanencia de la docencia, sus positivos efectos se apreciaran en una mejora de los resultados escolares y el nivel de satisfacción de todos los sectores de la comunidad educativa. Cada vez tiene más sentido “los que están se quedan”


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