Esteban Morales Domínguez •  Opinión •  18/09/2016

Los engaños de Obama

Obama está concluyendo  su  Administración. Pero no parece que su despedida  dejará un legado presidencial como podíamos esperar después del 17 de diciembre del 2014, cuando el  Presidente declaró valientemente,  que la política seguida con Cuba había sido un fracaso y que era Estados Unidos quien había resultado aislado con tal política. También dijo que no era posible continuar haciendo todo de modo igual y esperar resultados diferentes. Lo que indica tempranamente, que Obama con Cuba, nunca se propuso cambiar la estrategia de política,  sino  si acaso, solo los métodos y sus mecanismos de instrumentación.

Es lógico pensar que cuando Barack Obama hizo sus declaraciones del 17 D, ya había pensado las alternativas a seguir.  Lo contrario sería  imaginar erróneamente  que se nos presentaría como un derrotado y arrepentido, renunciando a sus intereses imperiales.

Obama, aun  antes de ser presidente, no compartía la política hacia Cuba; pero cuando declaró al final de su campaña presidencial del 2008  que conversaría con Cuba, también dijo que no levantaría el bloqueo. En lo cual ha sido totalmente consecuente. No ha levantado el bloqueo, a pesar de conminar al Congreso a principios del 2015, a hacerlo; haberlo criticado como algo inoperante y obsoleto, también haber  adoptado medidas – como las referentes al dólar-  que en definitiva,  tampoco  ha cumplido.

Todo lo contrario: la banca se ha asustado y con razón, por  la actitud de Obama de que Cuba no puede utilizar el dólar en sus transacciones. Poniéndoles unas multas que no tienen precedentes en la historia de las finanzas internacionales.

Obama posee prerrogativas presidenciales suficientes para convertir al bloqueo en una “entelequia”. Pero ha preferido mantenerlo y ni siquiera ha  adoptado  medidas directas que alivien  a Cuba de sus devastadores efectos.

El bloqueo está ante nosotros como siempre, incólume, apretándonos  la yugular.

Entonces, lo que ha hecho hasta hoy Obama, restándole menos de 3 meses para dejar la presidencia, ha sido lo que dijimos ya en abril del 2009, utilizar el bloqueo como un sofisticado instrumento, en que combina “garrote y zanahoria”, como no lo había  logrado hacer ningún presidente norteamericano.

Obama, como ya hemos expresado antes, ha dividido el bloqueo en dos: garrote, contra la dirección de la revolución y zanahoria para tratar de conquistar a la sociedad civil cubana. Haciendo centro de su política el interés de subvertir el régimen político  cubano a pesar de haber declarado que esa no es su intención.

Luego entonces, Obama, a pesar de haber adoptado  algunas  medidas  positivas en las relaciones con Cuba, entre ellas, como la más importante, restablecer los  vínculos diplomáticos entre ambos países a nivel de embajadas, está resultando ser el presidente más demagogo, inconsecuente y mentiroso con el que nos hayamos podido tropezar. Creo que en  esas dobleces  supera a todos los presidentes anteriores. A ningún presidente anterior le había interesado tanto aparecer como lo que no es.

Y ha hecho todo ello no por no ser un hombre inteligente. Todo lo contario. Es un imperialista muy inteligente. Porque ha sido con Cuba un hombre que ha logrado representar muy bien los intereses imperiales y  sobre todo,  porque lo ha hecho, tratando de darnos  a entender de que hace todo lo contrario. Llevando las cosas hasta el límite.  Por eso se despide con  el legado de ser el presidente que más ha hecho por mejorar las relaciones con Cuba, pero dejándonos  el escenario preparado de un modo tal,  que podemos decir que no ha sacrificado uno solo de los intereses estratégicos a utilizar contra  Cuba, para que los que le sucedan puedan recuperar la Isla. Dado que quien lo sustituya contará con el bloqueo, la  Base naval en Guantánamo, el formidable aparato de agresividad mediática,  La Ley de Ajuste y la deuda de las compensaciones. Además de contar con una embajada, con la que tratará de manejar todo el andamiaje de  esas políticas contra Cuba.

Es  que ninguna de las medidas que Obama ha aceptado seguir con Cuba, hasta ahora, representan un real estorbo para continuar  trabajando desde dentro la subversión contra  nuestro país.

Ninguna de las medidas que Obama ha adoptado representan un beneficio sustancial -mas allá de facilitar los vuelos comerciales- para que Cuba pueda realmente ir adelante con su proyecto de establecimiento del nuevo Modelo Económico, que es la piedra angular de la salvación de la economía cubana. Nada de inversiones, nada de comercio bilateral,  nada de préstamos, ni de permitir el turismo norteamericano,  nada de utilizar el dólar,  etc.

Por supuesto, que Obama  tendrá que pagar un precio por ello. Recibirá, en la  Asamblea de Naciones Unidas, el 26 de octubre próximo,  el  “zapatazo moral”  a nivel internacional  más grande  recibido por cualquier presidente norteamericano en la historia de Estados Unidos.

Pero ya, a estas alturas, es posible decir que no le importa, no le interesa retirarse de la presidencia con esa carga  inmoral. Porque  va a haber cumplido con el compromiso imperial; demostrando así, de  que aun siendo negro, aun llevando sobre su cuerpo  lo  que para muchos en los Estados Unidos es el color de la desconfianza, dentro de una sociedad tan racista como la norteamericana, él ha sido capaz de representar  bien los intereses del imperio, dejándole el camino expedito a  todos los que como él,  aun siendo negros, aspiren a una posición presidencial en el futuro: dígase un Colin Powell, una  Condoleezza  Rice y otros similares.

Porque  además, no es ocioso decir que Obama no ha sido capaz de hacer nada por los negros en Estados Unidos. Solo permitir que se les asesine en las calles.

Nunca se habían acumulado en tan poco tiempo, tantos negros asesinados impunemente por la policía en las calles de las ciudades norteamericanas.Y si Obama no se ha dado cuenta de lo que eso significa, que los grupos de poder blancos,  racistas de derecha,  lo hacen como para que en  el futuro no se le  vaya ocurrir a  ningún  negro que puede llegar de nuevo a la presidencia, pobre de su alma.

Sin embargo nada de lo dicho hasta  aquí significa ni por asomo, que los cubanos no debiéramos continuar aprovechando la extraordinaria oportunidad que representa seguir negociando nuestras diferencias con Estados Unidos. Cuestión esta última  que nunca habíamos logrado. Ni siquiera, que no debiéramos tratar de continuar avanzando lo más posible en las relaciones, evitando así que se pueda dar marcha atrás a lo obtenido hasta ahora.

Considero que debemos continuar la lucha, porque Obama podrá despedirse de cualquier forma y ojalá que sea de la mejor, pero nosotros tendremos que seguir  tratando de entendérnosla con la próxima administración. Sea demócrata o republicana. Ante la cual deberemos defender lo alcanzado  y no bajar la guardia para enfrentarnos con fuerza a lo que  nos depare el futuro.

Fuente: La pupila insomne


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