André Abeledo Fernández •  Opinión •  18/03/2021

Socialismo o barbarie, pues sin organizaciones de clase será barbarie

Pablo Iglesias se juega un doble o nada en Madrid, frenar al Trumpismo en Madrid, debilitar a Más Madrid y dejar un Gobierno más plácido a Sánchez. Muy bien, vale, lo entiendo, pero desgraciadamente no soy socialdemócrata y me he quedado sin partido.
Llevamos toda la vida con lo del mal menor, con lo de mirar al que tienes enfrente y apoyar a lo menos malo, pero cansa, tal vez sea necesario pero cansa y solo nos ha hecho retroceder una y otra vez como clase trabajadora, perder fuerzas, conciencia, derechos y libertades.
Nos asustan la conversaciones sin complejos entre fascistas en los medios de comunicación de masas:
Ayuso con Ana Rosa: “Si te llaman fascista estás en el lado bueno de la historia”
Sin duda hay que parar al fascismo, ¿pero acaso la socialdemocracia no ha demostrado suficientemente en Europa a lo largo de la historia su incapacidad para hacerlo?.
¿Y en todo esto donde queda la ideología, donde están los valores, la vocación de servicio, la honestidad, el sacrificio que supone luchar para construir un mundo mejor?.
Me llamareis utópico, ¿pero acaso no luchabamos por hacer realidad utopías?.
Hacía mucho tiempo que el movimento obrero no estaba tan huérfano a nivel organizativo.
A nivel Estado español, ni los sindicatos mayoritarios son ya sindicatos de clase, ni existen partidos que puedan en un momento dado tomar el estandarte de la clase trabajadora para enfrentarse al fascismo.
Y esto  es muy peligroso. Recordemos que en los barrios obreros donde ganaba el Partido Comunista en Francia terminó ganando en fascista Frente Popular.
Existe quien pretende hacer una analogía de la situación actual con la etapa final del franquismo en el Estado español.
Pero el problema es que es un contexto histórico muy distinto, en aquel momento la clase trabajadora tenía conciencia de clase, el enemigo estaba en decadencia y el compromiso de los cuadros militantes era firme, generoso y estaba realmente y normalmente organizado.
No disponíamos de representación en las instituciones pero teníamos algo más importante, militancia activa en los centros de trabajo, en las universidades, en los barrios obreros, de todo aquello casi nada queda desgraciadamente.
Sin olvidar que los poderes del Estado continúan en manos de la ultraderecha, que las oligarquías económicas siguen contando con una reforma laboral hecha a su medida y que las fuerzas de represión cuentan aún con la ley mordaza para sembrar miedo.
Sin olvidar que el PSOE no es de izquierdas y representa también los intereses de las oligarquías nacidas del régimen del 78 y también de las heredadas del franquismo.
Porque en ocasiones la realidad es muy tozuda, dura y pertinaz.
Ahora cuando más necesaria se hace la organización y movilización de la clase trabajadora es justo cuando nos hemos cargado el movimiento obrero.
Ahora cuando más necesitamos un Partido Comunista fuerte no lo tenemos.
¿Y ahora que hacemos?.

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