Pablo Ruiz •  Opinión •  16/09/2016

Golpe de Estado en América Latina (I)

 

Es muy largo consignar la historia de intervencionismo de la política exterior estadounidense en América Latina y todo el mundo. Hoy es un hecho que ha cambiado, su forma de operar, en correspondencia con los tiempos y sus complejidades.

Todo indica que al menos en América Latina, EEUU pasó del “hard power”, poder duro, al “smart power”, poder inteligente. Vale decir, EEUU seguirá defendiendo sus intereses pero ya no privilegiara la utilización de la violencia masiva, idealmente tampoco la intervención de las FFAA, y esta vez con un fuerte protagonismo, no de militares, sino de civiles que se identifiquen con su proyecto de sociedad neoliberal y defiendan los privilegios de la élite.

Hoy la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) y la Agencia de los EEUU para el Desarrollo Internacional (Usaid), entre otras iniciativas, juegan un papel muy importante, en conjunto con otras clásicas, como la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), y la nueva Escuela de las Américas (WHINSEC, actualmente) que sigue dando adoctrinamiento a la mayoría de las FFAA de América Latina. En pocas palabras, el objetivo es el mismo, seguir defendiendo sus intereses.

En palabras de la presidenta legítima de Brasil, Dilma Rousseff: “En el pasado con las armas, y hoy con la retórica jurídica, nuevamente pretenden atentar contra la democracia y contra el estado de derecho”.

¿Para qué son los golpes de Estado?

Violentos o inteligentes, disfrazados de legalidad o no, los golpes de estado han sido el mecanismo que EEUU y las oligarquías nacionales utilizan para recuperar el poder cuando sectores progresistas o populares, por la vía de la democracia occidental, representativa, acceden al gobierno, y comienzan a realizar reformas sociales que buscan el bienestar de amplias mayorías. Entre estas medidas, la nacionalización de los recursos naturales es muy importante.

Bajo la retórica y las banderas de la defensa de la democracia y de la libertad, los golpes de estado y el intervencionismo estadounidense, nunca han perseguido esos grandes ideales. La historia ha demostrado todo lo contrario.

¿Democracia para quién?, solamente para quienes tengan el suficiente poder que da el dinero: las clases o sectores privilegiados de cada país, de los EEUU y sus empresas trasnacionales, que viven de la explotación de los recursos naturales de nuestros pueblos, que son bienes comunes de todos, y del dinero que genera el esfuerzo de los trabajadores.

Cuenta Peter Kornbluh, del National Security Archive en Washington, que el 15 de septiembre del 1973, varios días después del golpe de estado en Chile, contra Salvador Allende, Nixon llamó a Kissinger nuevamente.

– Nuestra mano se mantiene oculta en esto.

– No lo hicimos nosotros -responde Kissinger- Quiero decir, les ayudamos. Creamos las máximas condiciones posibles.

2002: Intento de golpe de estado en Venezuela

El 12 de abril del 2002 la oposición, con apoyo de los militares, consuma un golpe de estado en Venezuela sacando por la fuerza al Presidente Hugo Chávez.

En cadena nacional, el General Lucas Rincón, anunciaba que se le había solicitado la renuncia al Presidente y que este había aceptado. Sin embargo, Chávez había sido hecho prisionero.

Consumado el golpe, Pedro Carmona, acompañado de políticos de la ultraderecha venezolana y representantes de la Iglesia Católica, se auto juramenta como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.

Una gran movilización popular se realiza alrededor del Palacio de Miraflores y militares leales rescatan al Presidente Hugo Chávez, democráticamente elegido, y en menos de 48 horas retoma el poder.

Dos años después, en el 2004, el gobierno venezolano denunció ante la OEA la injerencia del gobierno de EEUU y de organizaciones estadounidenses en el golpe de Estado; al mismo tiempo resolvió retirar a sus soldados del entrenamiento en la Escuela de las Américas. Entre los militares que encabezaron el intento de golpe de estado figuraba el general Efraín Vázquez graduado en esta academia militar.

El embajador venezolano ante la OEA, Jorge Valero, presentó una masa de documentos que demostraron la abierta intervención de EEUU en el golpe. “Funcionarios del Departamento de Estado y de la misión permanente de EEUU ante la OEA -señaló- realizaron el 12 de abril, tanto en el seno de esta organización como ante el cuerpo diplomático un intenso lobby destinado a justificar el golpe de Estado, mientras en Caracas el embajador de EEUU, Charles Shapiro, realizaba una visita de cortesía al dictador Pedro Carmona”.

A la fecha, siguen las operaciones intervencionistas contra Venezuela.

2004: golpe de estado en Haití

El 29 de febrero del 2004, el presidente electo de Haití, Jean-Bertrand Aristide, fue secuestrado por un comando de Fuerzas Especiales estadounidenses con el apoyo de Francia. Ante la opinión pública, se dijo que Aristide había renunciado voluntariamente.

“Bajo la amenaza de los fusiles M-16 -escribió Thierry Meyssan en Voltairenet- y en presencia de James B. Foley, embajador de los EEUU y de Thierry Burkard, embajador de Francia, Aristide habría firmado una declaración de demisión preparada con anticipación por los golpistas “a fin de evitar un baño de sangre”.

En realidad, se sabe actualmente que Aristide rechazó firmar tal documento y redactó más bien una unas pocas líneas sobre un papel a manera de despedida. Es después cuando las Fuerzas Especiales lo conducen al interior de un avión blanco, sin matrícula, con destino a Bangui, capital de la República Centroafricana, en donde lo esperan agentes franceses de la seguridad”.

El diario estadounidense The New York Time señaló entonces que “la administración Bush, que anteriormente había estado renuente a sugerir que un presidente electo renunciara, cambió su postura en los últimos días, por el aumento de la presión y, finalmente, instó encarecidamente a Aristide a renunciar”.

El mismo año, EEUU envío un alto contingente de marines a Haití. George W. Bush dijo: “El gobierno cree que es esencial que Haití tenga un futuro esperanzador. Este es el comienzo de un nuevo capítulo”. La realidad refuta este planteamiento.

2008: Intento de golpe de estado en Bolivia

El 11 de septiembre del 2008 se produce una masacre sangrienta, en el departamento de Pando, en Bolivia. Juan Ramón Quintana, ministro de la presidencia, señaló que este hecho fue “el corolario de una escalada de complot, conspiración y sedición cívico-prefectural” organizada con el apoyo de EEUU y frustrada “gracias a una enorme movilización social, a las decisiones del poder ejecutivo y, fundamentalmente, a la detención del prefecto de Pando, Leopoldo Fernández”.

Estamos asistiendo, dijo, “al mismo libreto” urdido cada vez que en nuestros países “se pretende instalar procesos de transformación profunda que tratan de recuperar la soberanía, la dignidad, los recursos naturales”.

“Tenemos que establecer una nueva agenda, nuevas reglas del juego para definir nuestra relación con los EEUU; una relación que ha estado empañada fundamentalmente por las acciones sediciosas del propio exembajador Philip Goldberg, a quien declaramos persona non grata, porque hemos advertido con la mayor objetividad que estuvo alentando esta espiral de violencia en Bolivia”, dijo Quintana.

Desde el 2008 a la fecha, en Bolivia se han registrado otros intentos por desestabilizar al gobierno encabezado por Evo Morales.

Recientemente, se han registrado enfrentamientos de algunas cooperativas mineras con las fuerzas de orden. El ministro boliviano Carlos Romero, indicó que estas son movilizaciones conspirativas y golpistas están “dirigidas a afectar a la institucionalidad del Estado y restituir el régimen de privatización de los recursos naturales”.

“El uso de cooperativas por parte de empresas trasnacionales para intentar privatizar y controlar los recursos mineros de Bolivia es el verdadero trasfondo de las recientes protestas violentas”, dijo Romero

Continuará…

Pablo Ruiz  es periodista, editor de la revista El Derecho de Vivir en Paz.
Fuente: Rebelión


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