Su Lee •  Opinión •  12/05/2021

4M: Gabilondo, la jugada maestra del PSOE

La responsabilidad de los comunistas en la amenaza bipartidista.

4M: Gabilondo, la jugada maestra del PSOE

A pocos días de la derrota electoral de la izquierda en las elecciones madrileñas del 4M, vemos urgente y necesario un análisis -aunque provisional- al mismo tiempo que volvemos a poner en primer plano las tareas urgentes y necesarias que los comunistas debemos abordar.

A nadie se le puede escapar que el principal responsable de tal derrota es la caída estrepitosa del PSOE (-13) mientras las fuerzas a su izquierda han sumado (MM +4, UP +3). Aún sin pruebas materiales, no es descabellado pensar que la apuesta de Gabilondo por el PSOE no habría sido tanto un error como un movimiento calculado -igual que en una partida de ajedrez, sacrificar un peón o incluso, una pieza de mayor valor- con miras a medio y largo plazo que beneficiaría a ambos (PP y PSOE) en la restauración del bipartidismo. La capital y la autonomía de Madrid es un enclave importante, sí. Pero no deja de ser una comunidad donde el PSOE -sabedor de no tener un electorado consolidado como en Catalunya- hace décadas que no es capaz de conquistar ni había expectativas de cambiarlo. En definitiva, es una comunidad que daba por perdida de antemano.

En la Historia se encuentran abundantes ejemplos en los que se sacrifican frentes y batallas, transformando derrotas tácticas en estrategias y guerras victoriosas. Decía Carl von Clausewitz que “la guerra es la prolongación de la política por otros medios –violentos-” de la que podemos deducir otra “la política es la prolongación de la guerra por otros medios –pacíficos-” y, por tanto, son etapas de un mismo proceso, que se rigen por los mismos principios: alianzas, traiciones, propaganda y opinión pública, estructuras, etc. La política institucional, la guerra, los ilusionistas y timadores de siempre suelen compartir los más viejos trucos: desviar la atención, los señuelos, sacrificar batallas para ganar guerras entre otros.

Por ejemplo, en la guerra de sucesión española, al morir José I en 1711 y acceder el nuevo archiduque Carlos, Inglaterra corría el peligro de que Austria aunara los dominios europeos con los españoles, resucitando el fantasma de Carlos V. Así, Inglaterra pasa a negociar con el borbón Luís XIV la paz. Los borbones (Francia y España) terminan por vencer la batalla en España perdiendo la guerra en Europa y así, Inglaterra inaugura el “ciclo de Utrecht” con un nuevo equilibrio -de permanente inestabilidad- en Europa consiguiendo el objetivo principal: impedir la hegemonía de una sola potencia en Europa.

¿Por qué Unidas Podemos ha pasado de ser un socio incómodo para el PSOE a un obstáculo?

A nadie se le escapa tampoco que la relación de ambos socios en el gobierno central ha ido de mal en peor: la presión de la vieja guardia, el Ibex e incluso las pequeñas patronales, la crispación política, etc. Es cierto que hay un antes y un después de la pandemia, pero se arroja poca luz sobre uno de los aspectos de mayor relevancia en la “arena política”, los fondos europeos: desde que la UE acordó las ayudas extraordinarias -nada menos que 140 mil millones de euros para España– la guerra política ha pasado de ser táctica a estratégica al empujar a cada potencia y capital monopolista a situarse mejor frente sus competidores. Así, en manos de quién y cómo se va a gestionar ese “maná del cielo” ha pasado a ocupar el primer plano de los intereses estratégicos del capital y sus fuerzas políticas. Son los fondos europeos los que han hecho que de los “dimes y diretes” y aplazamientos se llegara a los bloqueos y a un riesgo de ruptura buscado más por el PSOE que por su socio.

¿Qué papel ha jugado el PSOE en la liquidación de la línea de Pablo Iglesias? Aunque en la sombra, total y absoluta, los socialistas han matado a Podemos en tres actos principales: bloqueo continuado en el gobierno central, inacción y dejar hacer con el acoso constante a Iglesias y su familia. A partir de ahí, no son pocos quienes vieron -acertadamente- que la dimisión de Iglesias como vicepresidente y su cambio de la política nacional a la regional obedecía a un repliegue y retiro más calmado (parecido a Fraga). Así, la estacada final la volvió a dar el PSOE refrendando la decisión del PSM de confirmar a Gabilondo sin pasar por primarias[1]. Un candidato que ya empezó confrontando con Podemos en una campaña tan polarizada y con un electorado nada consolidado. El PSOE no cometería errores de bulto como Gabilondo si quisiera ganar las elecciones.

Y en la guerra como en la política de las altas esferas, los tratadistas y estrategas juegan un papel muy importante. Es un mundo que controlan muy bien, donde los horizontes son más lejanos, los tiempos de medio a largo plazo y una batalla perdida puede significar una victoria en la guerra. Por eso, es necesario distinguir ambos: el de los movimientos institucionales en el que nuestras fuerzas están más expuestas, porque el enemigo nos saca ventaja en contraste con el mundo de nuestra clase, de los barrios y los “tajos”. Es en el terrenal y los espacios humildes donde somos los comunistas, quienes –unidos– les hemos sacado siempre ventaja hasta conquistar el suyo: es desde las altas esferas desde donde el enemigo suele tener la ceguera del «cadáver exánime» del que hablaba Marx[2].

Por otro lado, el PP y Ayuso han sabido jugar muy bien sus cartas: si una gran parte de los trabajadores y la pequeña burguesía dependen económicamente de la hostelería y PYMES, Ayuso los ha salvado económicamente. Pero la clave del “terremoto político” en el espacio de la derecha la encontramos cuando el PP consiguió -con nuevos “tamayazos”- fagocitar a Cs. Ahora, con la buena sintonía fraguada entre Ayuso y Abascal no sería extraño que se postulara como nueva líder del PP, y Vox se integrase de nuevo o desapareciera. A grandes rasgos, estos cambios relevantes no dejan de tener a dos grandes beneficiados: con la más que probable restauración del bipartidismo, PP y PSOE han vencido en estas elecciones madrileñas.

¿Y ahora qué? No caer en el izquierdismo

Lo preocupante no es la hegemonía del capital y sus fuerzas reaccionarias -e incluso fascistas-. Al fin y al cabo, eso ha sido así desde que existen las sociedades de clases de opresores-explotadores y explotados-oprimidos. El aspecto principal en una coyuntura de reflujo de fuerzas revolucionarias unido a una relativa hegemonía del reformismo en las masas es que, sin él -sin Unidas Podemos- ni alternativa revolucionaria -los comunistas- se dan las mejores condiciones para el avance sin oposición del neoliberalismo -e incluso del fascismo-. En pocas palabras, quizás con el reformismo se pueda ganar poco, pero debilitado vamos a perderlo todo.

Así, sin alinear nuestra conciencia de vanguardia con la realidad objetiva, caeremos irremediablemente en voluntarismos, aventurerismos, etc. que llevarán a ahondar en la crisis del Movimiento Comunista español. No son pocos quienes parecen ver en el reformismo de Unidas Podemos la flaqueza del movimiento obrero, señalando y hostigando a sus máximos responsables. Este es un error grave, ignoran que toda alianza es unidad de contrarios y solamente son capaces de ver la lucha y no la unidad. Se está instalando la fea costumbre de ir persiguiendo “chivos expiatorios», -e incluso- imaginando conspiraciones de la oligarquía e imperialismo detrás de organizaciones como Podemos. Por ello, distinguir claramente en cada coyuntura «quiénes son los amigos y los enemigos del pueblo en cada momento«[3] es imprescindible para cambiar la correlación de fuerzas.

La estrategia comunista pasa por reconstruir nuestras fuerzas, fragmentadas y divididas. Puede parecer que el conjunto de los comunistas en España tengamos la misma estrategia de lograr el socialismo, pero sin concreción y, sobre todo, sin una línea acertada de análisis de la realidad social y sus contradicciones (conocer) será imposible transformarlo en un sentido revolucionario. Si mientras con el reformismo algunos solo plantean la lucha sin ningún tipo de unidad táctica, con el resto de las organizaciones llaman a la “unidad sin lucha”, esto es a la “unidad sin principios”. El resultado no puede ser más demoledor para el conjunto de nuestras filas y nuestra clase: más rupturas, mayor fragmentación y desmoralización. Volviendo a las referencias históricas, no queda otro destino en todas las “unidades agregadoras” que el mismo del imperio de Carlos V: agregación de reinos de unidades desiguales, formaciones sociales distintas condenadas a desaparecer.

Nuestra clase y nuestras tareas

No es cierto que la izquierda sociológica todavía esté cautiva y entregada a la derecha, todavía la suma de la izquierda supera en esos barrios populares a la suma de la derecha. También se ha jugado a confundir el partido con el bloque más votado[4].

Como tampoco es cierto que la campaña de Iglesias haya sido un fracaso ni que él sea el problema. Más bien todo lo contrario, ha sido magnífica: antes de la campaña no existía proyección de ninguna representación en la Asamblea de Madrid, en unas cuantas semanas de campaña ha obtenido 10 escaños y sumado muchos más votos que en las anteriores. Si en lugar de semanas hubiera sido meses o años de trabajo constante en los barrios, quizás otro resultado hubiera sido posible.

A la izquierda y a los comunistas nos hace falta autocrítica. La manipulación, difamación, amenazas y el fascismo no son una novedad en este siglo. Lo que sí ha sido novedad en la izquierda occidental desde la segunda mitad del siglo pasado fue el abandono del marxismo, la suplantación del sujeto revolucionario por un sector acomodado de los trabajadores de profesiones liberales y semiliberales, la sustitución del materialismo histórico por la filosofía del lenguaje y la superestructura cultural como determinismo social, la perspectiva histórica del momento, el presente inmediato, etc. la cultura dominante instalada en la izquierda política, aquella que orbita alrededor de identidades y problemas (cuyas demandas son plenamente justas y democráticas) solo es capaz de conectar con un sector acomodado de las clases populares, pero no de los barrios más humildes.

Las posmodernidades en más de 70 años instaladas en la izquierda occidental no han logrado ni un solo asalto al poder y lo que es peor, se han ido divorciando cada vez más de las clases humildes, de los más explotados y oprimidos.

Las clases populares e incluso la obrera son capaces de lo mejor -cuando existe organización y estructura revolucionaria fuertemente implantada- pero también de lo peor, cuando abandonadas a su suerte se las entrega al dominio y control del enemigo.

Por eso desde Unión Proletaria llamamos a fortalecer las tres grandes unidades: de los obreros dirigiendo a los trabajadores, de los comunistas y de estos con los obreros desarrollándose en las tres grandes formas de lucha -como dijera Engels- sindicalpolítica y teórica.

Su Lee

[1] https://www.20minutos.es/noticia/4619909/0/la-direccion-del-psoe-confirma-la-candidatura-de-gabilondo/

[2] “Así ocurrió que Napoleón, que, como todos sus contemporáneos, consideraba a España como un cadáver exánime, tuvo una sorpresa fatal al descubrir que, si el Estado español estaba muerto, la sociedad española estaba llena de vida y repleta, en todas sus partes, de fuerza de resistencia.” K. Marx “La España revolucionaria” 1854, New York Daily Tribune, 9 de septiembre de 1854

[3] “¿Quiénes son nuestros enemigos y quiénes nuestros amigos? Esta es una cuestión de importancia primordial para la revolución.” Mao Tse-tung Obras Escogidas de Mao Tse-tung. EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS, PEKIN 1968

[4] https://datawrapper.dwcdn.net/urWk5/2/


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