“Con Trump o Biden no creo que haya cambios sustanciales hacia América Latina”
Entrevista a la historiadora Valeria Carbone
El próximo martes se llevarán a cabo las elecciones en Estados Unidos. Los candidatos que se disputan el sillón presidencial son el actual presidente republicano Donald Trump y el demócrata Joe Biden. En esta entrevista, Valeria Carbone, doctora especialista en Historia de Estados Unidos, analiza la política exterior de EE.UU. hacia América Latina y reflexiona sobre el impacto que tendrá el futuro gobierno para la región.
¿Qué implicaría la reelección de Trump o un triunfo de Biden para América Latina? ¿Qué políticas hacia la región no cambiarán de ganar uno u otro?
Hay cuestiones en las que podemos ver ciertos elementos de continuidad, aunque pareciera que no. Por ejemplo, uno de los caballitos de batalla de Trump fue el tema del muro fronterizo. Lo presentó como si fuese una novedad y, en realidad, su construcción empezó en 1993, durante el gobierno del demócrata Bill Clinton y continuó en los gobiernos de Bush y Obama. Trump lo retomó después de que Obama diera por finalizada su construcción en 2015. En ese sentido, no creo que haya de golpe cambios sustanciales hacia la región. También, la razón es que EE UU generalmente no afronta su política necesariamente hacia la región, sino que tiene una mirada muy asociada con la Doctrina Monroe y su rol de “hegemón”. El país norteamericano concentra sus políticas en forma bilateral que, en este momento, están dadas principalmente por relaciones comerciales y algunos países son más propensos a aceptar ciertos lineamientos de la política estadounidense o, incluso, la presencia militar norteamericana como es el caso de Colombia o de Panamá. Eso creo que va a continuar. El único cambio sustancial que veo es que, en caso de ganar Biden, probablemente haya un retorno a la política hacia Cuba que había iniciado Obama en su último año de mandato.
¿Qué importancia tiene América Latina en la agenda política de Estados Unidos?
Desde hace varias administraciones que América Latina no es una prioridad para la agenda política estadounidense. Cualquiera sea el candidato, los puntos importantes de la agenda serán los mismos: Oriente Medio, China, Rusia, Irán y Corea del Norte. Por supuesto que hay ciertas diferencias en función de estas prioridades según la administración de turno. En el caso de América Latina, hay cuestiones que tienen más importancia que otras, como el tema de Venezuela, Cuba y la política inmigratoria que, por supuesto, impacta en la política exterior y, sobre todo, en los países limítrofes.
La realidad es que la política de Trump sigue los lineamientos de la administración Obama. Hay un fortalecimiento de la “mano dura” con los inmigrantes ilegales -sobre todo los que vienen de la frontera sur- y lo que se ha hecho, particularmente, ha sido reforzar los intercambios con México y América Central en función de préstamos. Es decir, se les exigió un rol más activo en el control de la inmigración que hay con destino a EE.UU. a cambio de recortarles o aumentarles financiamiento. Esto produjo un reforzamiento del rol de control del destino de la emigración de los gobiernos de América Central que, al mismo tiempo, por sus propias situaciones internas son países expulsores de población. Por ejemplo, en los últimos cuatro años México registró altos índices de deportación de población que, de alguna manera, casi que compiten con los del propio gobierno norteamericano. Ese es un fenómeno que tenemos que pensarlo más en términos regionales, como una política exterior de distintos países y no solamente como una cuestión de lo que sucede desde los Estados Unidos.
¿Cómo influye la disputa con China en esta elección y, particularmente, para América Latina?
EE.UU. está muy preocupado por su propia relación con China. Hay una guerra comercial en curso que ha afectado muchísimo a la economía norteamericana, sobre todo al sector agrícola. De hecho, la administración Trump ha hecho algo que es bastante improcedente para un gobierno republicano que es otorgar subsidios billonarios al agro para poder sostener al sector porque, como consecuencia de la guerra comercial, el mercado chino a las exportaciones está cerrado. Es un tema definitivamente de debate no solamente por las relaciones comerciales sino por el impacto de la cuestión tecnológica y de información. Lo que se está discutiendo es las denuncias de interferencia china en la política y en las elecciones norteamericanas que viene denunciando la administración Trump, a pesar de que las propias agencias de inteligencia norteamericanas y el Departamento de Justicia han dicho que no hay una interferencia comprobada del gobierno chino en la elección anterior o en esta.
Definitivamente, el gobierno norteamericano está preocupado por la presencia china en la región. Y el hecho de que China se convirtió en un prestamista para gobiernos latinoamericanos. Entonces creo que, independientemente de quien gane la elección, este será un tema de discusión de ambos gobiernos y que el eje va a estar en cómo cada administración maneje esta cuestión.