La vida en el panel derecho de El Jardín de las Delicias •  28/04/2016

Sobre confluencias y coaliciones

Sobre confluencias y coaliciones

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Pues sí. Tocan elecciones. Y como se veía venir, en estos días se ha vuelto a hablar de la cuestión de la unidad entre Podemos e Izquierda Unida. El camino venía abonado desde hace tiempo desde luego, y es que la música parece ahora sonar bien a mucha gente. Las últimas encuestas tienen seguro algo que ver, pues reflejan una importante  recuperación de la federación de izquierdas, que podría hacer que una hipotética confluencia diese el sorpasso al PSOE.

Lo curioso de lo vivido estos días no ha sido sin embargo que se hable de unidad -ya que como digo, todo esto era previsible-, sino la actitud que se ha mantenido desde la dirección de Podemos al respecto. Todo comenzó un día como por arte de magia, cuando cinco grandes medios de la prensa nacional, se pusieron de acuerdo en informar de que la dirección de Podemos estaba barajando la posibilidad de una coalición estatal con IU. La noticia, inmediatamente fue tendencia en twitter y objeto de debate en todas las tertulias televisivas, pero –vaya por Dios- en pocas horas Pablo Echenique desmintió la información, a pesar de que la misma tenía todas las papeletas de haber sido filtrada por ellos.

Si uno pensase mal, podría llegar a la conclusión de que lo que se estaba esperando era una respuesta por parte de Izquierda Unida, o tal vez incluso utilizar el debate social para dirimir disputas internas dentro del propio Podemos… pero no quisiera especular sobre ello, pues ya no tiene mucho sentido. En todo caso, y como sigue siendo la tónica habitual del partido morado, después de desmentir la noticia, volvieron a contradecirse, y comenzaron a lanzar guiños a esa posibilidad que decían no tener en mente, al punto de que ya Pablo Iglesias le ha dicho hasta al rey que será generoso con Izquierda Unida, si es que finalmente decidieran concurrir juntos a las elecciones.

Ante esta situación, Izquierda Unida -aún estando enredada en un difícil proceso interno-, ha sabido dar una respuesta clara y nítida a las insinuaciones podemitas. Una respuesta serena y meditada, que podría hasta extrañar a los que han seguido la trayectoria de la organización en los últimos tiempos. Y es que, en vez de actuar guiados por la inmediatez sin diferenciar táctica y estrategia, el movimiento dirigido ya de facto por Alberto Garzón ha sabido estar a la altura de las circunstancias, mostrando una madurez que yo ya creía imposible recuperar.

Así, en vez de lanzarse a los brazos de un Podemos que –no nos olvidemos, no parece desear tanto la unión con Izquierda Unida como el millón de votos que ella representa-, Alberto Garzón fue prudente. Supo gestionar brillantemente el arma de doble filo que se le ofrecía, dejando en evidencia a aquellos que están jugando exclusivamente a cuestionar su liderazgo, y demostrando una vez más que no tiene intención de liquidar el proyecto en beneficio de Podemos. Ante los globos sonda que lanzaron estos, Garzón reafirmó su deseo de construir una iniciativa unitaria de resistencia, y dado que la situación objetiva de junio a hoy no ha cambiado, se mostró dispuesto a dialogar con Podemos, aunque eso sí, advirtiendo de la necesidad del mutuo reconocimiento como condición sine qua non para que se forme una coalición.
La clarividencia de Garzón en este asunto nada tiene que ver con el patriotismo de siglas, pues yo mismo aseguro que si Podemos tuviera intención de destruir el sistema, no tendría ningún reparo en unirme a ellos. Pero es que no es así, ni tampoco tiene por qué serlo ya que Podemos e Izquierda Unida son fuerzas completamente distintas, aunque ahora mismo compartan un objetivo común en la lucha por la revolución democrática que necesita este país. La situación es ciertamente límite, y no podemos permitirnos seguir peleándonos en base a objetivos finales. Se hace necesario unir en cuestiones concretas a toda la izquierda para resistir a la brutal ofensiva que el capital está planteando.

 

Para ello, distintas fuerzas –no sólo Podemos-, representadas en este país por organizaciones tan distintas entre sí como el mismo Podemos, Anova, Compromis, ICV, IU o el PCE, están condenadas a entenderse para resistir a la reacción y pasar al contraataque, pero eso sólo podrá tener éxito si se respeta la autonomía ideológica y política de cada organización. La unión pues, no puede darse como Podemos ha pretendido hasta ahora, por la mera absorción de todas las fuerzas del cambio. Nosotros somos anticapitalistas y ellos no, y no podemos renunciar a nuestros principios por nada, por mucho que estemos dispuestos a llegar a un acuerdo de mínimos para frenar los ataques del sistema. Es decir, que como compañeros de viaje aceptamos ir con otros pero advirtiendo que si ellos se parasen en algún momento, nosotros seguiríamos adelante hasta el objetivo final.

La Presidencia Federal de Izquierda Unida ya ha marcado las líneas rojas para llegar a un acuerdo, y estas son el respeto a la autonomía de cada organización, el reconocimiento mutuo y en un marco electoral de ámbito estatal –que ya está bien de reinos taifas en Izquierda Unida-. En los próximos días la militancia será consultada sobre este asunto, y yo ya tengo decidido mi voto. Votaré sí, y lo haré en una decisión meditada escrupulosamente, y no  pensando exclusivamente en los réditos electorales, sino en el país, y en la que se nos avecina con la crisis que se prepara. Lo haré pensando en los desahuciados, en los parados, en nuestra educación, nuestra sanidad y nuestras pensiones… en poner fin a las políticas neoliberales que nos han llevado hasta aquí. Pero también lo haré siendo consciente de que la mera coalición electoral no va a servir para cambiar la realidad, ya que es necesario que todas las fuerzas de izquierda se encuentren en la calle, y no sólo en las instituciones, para construir una verdadera confluencia de las fuerzas democráticas que ponga fin a esta orgía capitalista que ahoga a nuestra clase.

 

 

 

 

 


La vida en el panel derecho de El Jardín de las Delicias / 

Alejandro Sánchez Moreno (Sevilla, 1982.)

Profesor de secundaria e historiador. Actualmente es doctorando de la Universidad de Málaga en una tesis sobre los inicios del comunismo andaluz. Realizó sus estudios en las universidades de Sevilla, Toulouse II Le Mirail, Complutense de Madrid y Autónoma de Madrid. Ha trabajado desde hace años en el campo de la docencia. Es miembro de la Fundación de Investigaciones Marxistas y de los órganos locales del PCE e Izquierda Unida en Sevilla.

Sus publicaciones han girado fundamentalmente hasta ahora en torno a estudios historiográficos, siendo autor de diversos artículos publicados en Chile y España.

Su primer relato de ficción “La Catarsis de Clío”, fue seleccionado por la Latin Heritage Foundation para formar parte de un libro recopilatorio de “jóvenes promesas de la literatura hispanoamericana” (Hijos de la Pólvora. Antología de relatos hispanoamericanos, Latin Heritage Foundation,Washington, 2011.)

El autor del blog ha presentado recientemente su primer libro “José Díaz, una vida en lucha”, biografía del dirigente obrero José Díaz Ramos que ha sido publicada por Almuzara y además, próximamente verá la luz su segunda monografía sobre un importante episodio represivo de la Andalucía franquista.