Federico Rubio Herrero •  Memoria Histórica •  25/06/2024

Papel decisivo de la Unión Soviética en la derrota del bloque fascista

La victoria sobre la Alemania hitleriana y sus aliados se alcanzó mediante los esfuerzos aunados de los países de la coalición antifascista y de los pueblos que lucharon contra los ocupantes y sus lacayos. Mas fue la Unión Soviética quien desempeñó el papel decisivo en este choque armado entre las fuerzas progresistas y reaccionarias de nuestro planeta. Fue precisamente el País de los Soviets el luchador más resuelto y tenaz contra los invasores fascistas.

Papel decisivo de la Unión Soviética en la derrota del bloque fascista

El frente soviético-alemán constituyó el inmenso campo de batalla principal del segundo incendio bélico universal. En él, de 1941 a 1945, estuvieron concentradas las Fuerzas Armadas fundamentales de la Alemania fascista. Hasta comienzos de 1944, en el frente soviético-alemán operaron de 153 a 201 divisiones fascistas alemanas. Durante el mismo período, contra las tropas norteamericanas e inglesas combatieron de dos a veintiuna divisiones alemanas. Y solo de dos a siete y media divisiones hasta el otoño de 1943, cuando Italia dejó de participar en la guerra. Resulta, pues, que durante dos años combatieron contra el Ejército Rojo casi todas las fuerzas en campaña del ejército hitleriano. Tres años mantuvo la Alemania fascista en el frente soviético-alemán dos terceras   partes de las unidades con que contaba entonces. Cierto es que en ese tiempo operaron contra las tropas anglo-norteamericanas de 38 a 86 divisiones italianas. Mas el Ejército Rojo luchaba también con 37 a 73 divisiones de los satélites de Alemania.

La apertura del segundo frente en Europa Occidental introdujo ciertos cambios en la correlación de las divisiones hitlerianas que se defendían en el frente soviético-alemán y en los frentes de Europa Occidental. Sin embargo, no alteró el carácter del frente soviético-alemán como el principal de la guerra. En julio de 1944, contra el Ejército Rojo combatían 175 divisiones alemanas y 61 divisiones de los satélites de Hitler. A las tropas norteamericanas e inglesas se oponían 135 divisiones alemanas. Ante la campaña final de 1945, las fuerzas soviéticas tenían frente a ellas 179 divisiones alemanas y 16 húngaras, en tanto que contra las tropas anglo-norteamericanas solo operaban 106 divisiones alemanas.

Las enormes Fuerzas Armadas del enemigo, ante todo las tropas terrestres, que constituían su parte fundamental, fueron molidas en las batallas libradas en el frente Este. El 27 de septiembre de 1944, Churchill, en un mensaje a Stalin, escribía: 

«Aprovecho la ocasión para reiterar mañana en la Cámara de los Comunes lo que he dicho antes, esto es, que precisamente el ejército ruso ha sacado las tripas a la máquina bélica hitleriana y en el momento actual retiene en su frente a un número incomparablemente mayor de fuerzas del adversario».

En efecto, el Ejército Rojo aniquiló, hizo prisioneros o derrotó durante la guerra a 507 divisiones alemanas. Esta cifra rebasa en más del triple la composición numérica del ejército terrestre fascista que invadió la URSS. Además, fueron destruidas 100 divisiones de los satélites de Alemania. Por su parte, los aliados aplastaron en Europa Occidental, Norte de África e Italia no más de 176 divisiones. En el frente soviético-alemán fue destruído el grueso de la aviación hitleriana. Alemania perdió diez millones de hombres en la guerra contra la URSS, es decir, tres cuartos de sus pérdidas totales en la segunda guerra mundial, que sumaron 13.600.000 hombres.

La justa guerra del Estado socialista estuvo fuertemente anudada con la lucha antifascista y liberadora de los pueblos de Europa y Asia. Este nexo fue recíproco y revistió gran importancia tanto para la Unión Soviética como para los países europeos y asiáticos. Las fuerzas democráticas de los pueblos de Europa y Asia prestaron una gran ayuda a la URSS inmovilizando durante largo tiempo a un número considerable de divisiones enemigas y apoyando por todos los medios la ofensiva de las tropas soviéticas en los territorios de sus países. La abnegada lucha de los guerrilleros, los sabotajes a las medidas de los ocupantes y los actos subversivos en masa quebrantaron seriamente al enemigo. Sin embargo, ningún ejército guerrillero popular de liberación, debido a estar débilmente equipado de material de guerra, habría podido en aquel tiempo, sin toda clase de ayuda exterior, derrotar por entero a las tropas de ocupación, armadas hasta los dientes, y menos aún triunfar sobre los poderosos Estados agresores.

En 1944-1945, junto con el Ejército Rojo realizaron activas operaciones las tropas polacas, checoslovacas, yugoslavas, búlgaras y rumanas. Por otra parte, el pueblo chino y el pueblo coreano hicieron un gran aporte a la victoria de la coalición antifascista sobre el Japón imperialista.

Fuente: Instituto de marxismo-leninismo. Moscú.     


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