Andrés Pachón / Sputnik •  Héctor Fabio Zamora / ET •  Internacional •  23/05/2020

Ansiedad y depresión, los fantasmas que alimenta el encierro en Colombia por Covid-19

Tras 60 días de confinamiento decretado en el país para hacer frente a la enfermedad del coronavirus, comienza a percibirse un incremento de las afecciones psicológicas en el país latinoamericano.

Ansiedad y depresión, los fantasmas que alimenta el encierro en Colombia por Covid-19

El pasado martes, el nadador estadounidense Michael Phelps, quien ganó 23 veces la medalla de oro en los Juegos Olímpicos, reveló ante la prensa que sufre de depresión y ansiedad por cuenta del confinamiento al que ha obligado el coronavirus, situación que se hace común en varios rincones del mundo y que para un grueso número de colombianos tampoco es ajena.

Y es que no es fácil soportar 59 días de encierro que ya se cumplen este viernes en Colombia por decreto del Gobierno para hacerle frente a la pandemia, situación que pinta para largo y que ya ha obligado a 2.100 personas a pedir atención psicológica en la línea telefónica 192, dispuesta por el Ejecutivo para tal fin.

«Las razones por las cuales las personas consultan con mayor frecuencia son síntomas de depresión, de ansiedad, afectaciones por distintas formas de violencia al interior del hogar y consumo de sustancias psicoactivas», contó Nubia Bautista, subdirectora encargada de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud y Protección Social, según declaraciones compartidas por esa cartera.

Mujeres, las más afectadas

Las cifras indican que la mayoría de las consultas son de parte de mujeres, con un 58 por ciento de los casos, es decir, 1.221 llamadas. «Me crispa los nervios cada vez que sale (el presidente Iván) Duque a decir que va a prolongar la cuarentena, porque eso para mí es otra semana de agonía, de ansiedad por no poder ver a mis hijos y a mis nietos», dice a esta agencia Rubiela Perdomo, una septuagenaria que permanece encerrada en su departamento, en Bogotá.

Rubiela cuenta que desde joven ha debido vérselas con la ansiedad nerviosa y la depresión, a las que ha preferido encarar con fuerza mental propia, en vez de con antidepresivos. «Si vas donde un psiquiatra te diagnosticará psicosis y cosas de esas, dirá que tienes un desorden biológico y enseguida te mandará pastillas para tenerte como un zombi. Yo opté por la psicología, que me dejó ver que lo mío son solo crisis, y las afronto desde un plano más espiritual, aunque no siempre es fácil sobrellevarlas», explica la mujer, quien desde antes del pasado 25 de marzo, cuando comenzó el confinamiento, no sale de su hogar.

De acuerdo con el Ministerio de Salud, los grupos por edad de mayor consulta y atención son los de 20 a 24 años, de 25 a 29 años y de 35 a 39 años, cada uno con el 9 por ciento en la distribución porcentual.

Alma vs conductivismo

«No hace falta ser un adulto mayor para tener crisis de ansiedad, depresión y nervios alterados. Le puede pasar desde un niño hasta un adulto joven y saludable, deportistas incluso, como el caso de Phelps», dice a esta agencia Carmen García, una psicóloga bioenergética. Para García, si bien la ansiedad y la depresión se pueden agudizar en el confinamiento, no son más que «rótulos impuestos por los médicos psiquiatras para clasificar a sus pacientes», por lo que ella prefiere optar por las técnicas de ‘mindfulness’, radiónica y la Gestalt, todas las cuales buscan sanar desde el alma.

Otros, en cambio, resultan escépticos a tales prácticas y en su lugar prefieren los tranquilizantes apoyados en una terapia de tipo conductual, la cual basa sus principios en el conductualismo clásico desarrollado por el fisiólogo ruso Iván Pavlov, el mismo que condicionaba a perros mediante una campanilla. «Las cosas oníricas no son lo mío, por eso debí recurrir a una terapia conductual en línea que me ha servido para exponerme al encierro de la cuarentena y así luchar contra los miedos que eso me genera», dice Adrián Toro, un joven ingeniero electricista que debió suspender su trabajo como contratista por la pandemia, lo que le desencadenó ataques de ansiedad.

Percepción realista

Para el psicólogo clínico Luis Eduardo Peña «el coronavirus está causando un gran impacto mental en la gente debido a dos factores que generan ansiedad, primero la incertidumbre por lo que va a pasar y, segundo, la falta de control que se siente tener», según dice en su podcast «Conversando con mi psicólogo», y agrega que en tales casos se debe buscar ayuda.

Su teoría es compartida por el Ministerio de Salud, que sostiene que la orientación psicológica es el tipo de atención más requerida para quienes han hecho uso de la línea 192, con el 41 por ciento.
Sobre cómo afrontar el encierro, Peña recomienda entonces «tener una percepción realista y objetiva con respecto a la ansiedad, ya que es normal una preocupación por el tema del coronavirus, pero no se puede asumir que el mundo ya se acabó» por culpa de la pandemia.


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