Redacción •  Internacional •  21/06/2018

El 80% de las personas sirias refugiadas en Jordania viven en condiciones de extrem pobreza

Después de 7 años de guerra, 6 de cada 10 habitantes que había en Siria antes del conflicto están desplazados; la mitad en el propio país, mientras que la otra mitad se encuentra mayormente en Oriente Medio, siendo Jordania el tercer país de acogida, con 666.113 personas registradas en junio de 2018, según Naciones Unidas, si bien la Unión Europea estima que son 1,5 millones de personas con los no registrados.

El 80% de las personas sirias refugiadas en Jordania viven en condiciones de extrem pobreza

20 de junio de 2018 – La mayoría de las personas sirias refugiadas o solicitantes de asilo en Jordania viven en zonas urbanas y más del 80% vive por debajo del umbral de la pobreza, con grandes dificultades para acceder a vivienda, empleo y servicios como la salud y en situación de gran vulnerabilidad, según recuerda hoy, 20 de junio, Alianza por la Solidaridad con motivo del Día Mundial de los Refugiados 2018. Esta situación está provocando que muchas familias retornen a Siria bajo el mal llamado retorno voluntario .
 
Después de 7 años de guerra, 6 de cada 10 habitantes que había en Siria antes del conflicto están desplazados; la mitad en el propio país, mientras que la otra mitad se encuentra mayormente en Oriente Medio, siendo Jordania el tercer país de acogida, con 666.113 personas registradas en junio de 2018, según Naciones Unidas, si bien la Unión Europea estima que son 1,5 millones de personas con los no registrados. Ello supone que en Jordania 7 de cada 100 son de personas refugiadas, un 15% incluyendo los no registrados, lo que ha generado graves tensiones sociales en las últimas semanas ante un empeoramiento del nivel de vida general de la población.
 
Los retornos a Siria se están produciendo este contexto de tensiones con las comunidades locales por el aumento de precio de bienes básicos como los alquileres de viviendas, el agua y la luz, hasta un 116% en seis años. Además, la población refugiada, acuciada por necesidades económicas, trabaja de manera informal (sólo el 13% dispone de permiso para trabajar en ciertos sectores) y por salarios inferiores, lo que incrementa el rechazo por parte de la población jordana, que percibe a las personas refugiadas una competencia desleal.

Esta situación está teniendo un impacto particular sobre la salud y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres sirias. Alianza realizó un estudio en 2017 sobre la violencia de género contra las mujeres y niñas desplazadas por el conflicto sirio en Líbano y en Jordania que prueba la relación entre el desplazamiento, la violencia contra las mujeres y su salud. Algunos de los efectos son el incremento de la violencia intrafamiliar, matrimonios infantiles, transacciones sexuales forzosas a cambio de bienes o servicios y la falta de respuesta sanitaria, psicológica y jurídica.
Frente a ello, Alianza y sus socias en el país del ámbito de la Salud Sexual y Reproductiva y Planificación Familiar (campo utilizado como punto de entrada para identificar potenciales casos de violencia) están seriamente preocupadas por el impacto negativo de las nuevas medidas sanitarias sobre las mujeres.

Así, en enero de 2018 el gobierno jordano revocó eliminó las subvenciones al acceso a la salud para las personas refugiadas residentes fuera de los campos, que ahora tienen que pagar las tasas oficiales como cualquier otro extranjero en el país. Ya en 2017, un 17% las mujeres sirias tuvieron problemas para recibir atención prenatal, frente al 9% del año anterior y disminuyó el número de partos atendidos gratuitamente en los hospitales públicos (un 30%). Hoy, la media de ingresos de una familia siria son 260 euros, de los que gastan un promedio de 110 en atención médica.
En el marco del 20 de junio, Alianza reclama que este día sea también el Día Mundial de las Refugiadas, en femenino, una oportunidad para reclamar la garantía de los derechos humanos de las mujeres, pero también los derechos políticos, cívicos, económicos, sociales y culturales de las mujeres refugiadas, solicitantes de asilo, desplazadas y migrantes.

Para Alianza, las mujeres en movimiento, cualquiera que sea su estatuto administrativo o jurídico, sufren vulneraciones de derechos específicas y particulares que deben ser atendidas en los países de origen, tránsito y destino, con el compromiso de todos los actores públicos y privados concernidos.
Jordania no ha firmado la Convención sobre el Estatuto del Refugiado, pero ello no le exime de dichas responsabilidades. La situación es aún más acuciante en el caso de la UE y sus Estados miembro, firmantes de la Convención del 51 y del Protocolo de 1967 ,que han fallado estrepitosamente en los compromisos adquiridos de reasentamiento y reubicación de personas refugiadas. Destaca el caso de España,  que lideró la cola en cuanto al incumplimiento de cuotas. 

La reciente recepción del barco Aquarius, las declaraciones del nuevo Gobierno sobre la eliminación de las concertinas en las vallas y el anuncio de la derogación del RD 16/2012 sobre la exclusión sanitaria pueden ser indicativos de una nueva política migratoria y de asilo, acorde con los compromisos con los derechos humanos asumidos por España a nivel europeo e internacional.
 

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