Resumen Latinoamericano •  Internacional •  15/05/2017

Leila Khaled: ‘Cuando vuelva a Palestina, dormiré tres noches bajo un olivo para oler su tierra’

El día que Leila Khaled cumplía cuatro años, los grupos paramilitares sionistas Irgún y Leji estaban matando a más de 100 civiles palestinos en Deir Yassin. Un mes después nacía el Estado de Israel. 750.000 palestinos, entre ellos esa niña, fueron expulsados.

Leila Khaled: ‘Cuando vuelva a Palestina, dormiré tres noches bajo un olivo para oler su tierra’

Fue la primera mujer que secuestró un avión. Su imagen empuñando un AK-47 se convirtió en el icono mundial de la causa palestina. Hablamos de pasado, presente y futuro con Leila Khaled

Cuando a los veintipico posó sujetando un AK-47 se convirtió en el icono de la causa. En uno de sus dedos llevaba un anillo hecho con el seguro de la primera granada que lanzó en su instrucción militar.

Hoy, con 73 años, sigue teniendo el gesto serio. Sigue fumando. Sigue siendo marxista y sigue sin creer en la solución

de dos Estados. La niña refugiada, la joven del poster y la militante veterana toman la palabra casi a la vez.

Has hecho tres días en huelga de hambre, ¿cómo estás?

Estoy bien, tengo buena salud, dejé la huelga de hambre para venir precisamente aquí.

Había gente interesada en que no estuvieras aquí sentada.

Porque tienen miedo de nuestra palabra. Israel no solo ocupó nuestra tierra y nos echó de ella, tampoco quiere que hablemos. Es una oportunidad política para hablar de la situación de los presos palestinos en huelga de hambre. Llevan 26 días y las autoridades israelíes no quieren atender sus demandas —mejora de condiciones, fin del aislamiento para condenas largas y anulación del arresto administrativo—. Hay líderes de diferentes facciones en huelga de hambre, nosotros lo consideramos una intifada en las cárceles. Los presos no tienen otra opción.

Tienes visa Schengen pero militas en una organización, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, que está en la lista de terroristas de la Unión Europea.

La UE declara su compasión por nosotros pero no da pasos prácticos adelante. Un Estado como el de Israel no se puede combatir a golpe de comunicados de prensa y palabras, tiene que haber pasos hacia el boicot y el aislamiento. La ocupación es un crimen de guerra y la gente bajo ocupación tiene derecho a resistir.

Tu biografía puede ligarse a la de la Palestina moderna. En la Nakba tenías 4 años, y poco más de 20 cuando en el 67 Israel se adueñó de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, los Altos del Golán y la península del Sinaí tras la Guerra de los 6 Días. ¿Eres hija de estos dos momentos clave?

No, la biografía de cada palestino es similar. Fuimos expulsados a la fuerza. Israel reconoce el Derecho de Retorno a todos los judíos del mundo, tengan la nacionalidad que tengan, pero nos lo niega a nosotros. Nakba significa ‘catástrofe’ y el 67 fue otra catástrofe. Los gobiernos árabes de entonces decían que apoyaban la revolución, pero era de palabra. Apoyaron la creación de la OLP, para después hacer un encuentro entre ellos en el año 85, tres después de la invasión israelí del Líbano, en la que no la mencionaron para nada. Entendimos perfectamente que querían abolirla de su agenda. También lo entendió el pueblo palestino: al cabo de dos años, en el 87, estalló la Intifada de las piedras.

En medio queda tu primer avión secuestrado. El primero por una mujer, también.

Fue un camino obligatorio. Teníamos que lanzarle un mensaje al mundo: que los palestinos teníamos una causa. Sé que los pasajeros no tenían nada que ver, y nadie salió herido. De hecho teníamos instrucciones específicas de no dañar a nadie. Queríamos sacar a nuestros presos de la cárcel, no teníamos otra opción. El mundo despertó.

Quizá no todo el mundo esté de acuerdo en que no hubiera otra opción.

El Estado de Israel solo comprende un mensaje: el del poder y la fuerza. En España también hubo gente que se rebeló contra la dictadura con las armas en la mano. Por supuesto, hubo muchos sacrificios, hubo represalias, muertos, cárcel.

Tras eso, pasaste por seis cirugías plásticas para evitar ser reconocida y secuestraste otro avión de la compañía israelí El Al. A tu compañero le dispararon y el piloto hizo que el avión cayese en picado para poder desarmarte. Acabaste detenida en Londres, pero recuperaste la libertad gracias al intercambio con otros rehenes de aviones tomados por el FPLP. Algunos periodistas te preguntaban si estabas enamorada o si tenías novio.

Yo les decía, ‘habéis venido a mí porque he secuestrado un avión, no soy actriz ni cantante’. Por otro lado, era joven, y aunque defendía mi derecho de amar y ser amada no tenía la perspectiva que tengo hoy. Las mujeres tenemos derecho a disponer de nuestros cuerpos, pero eso no lo habría dicho en aquel momento porque no estaba en mi cabeza ni en la sociedad. Nos concentrábamos en la liberación de nuestro país, pero enseguida, en 1974, fui elegida en el Comité Ejecutivo de la Unión de Mujeres Palestinas y empecé a trabajar por los derechos de la mujer.

Cuando se negociaba tu liberación, la primera ministra israelí Golda Meir, que obviamente se oponía, decía en televisión ‘¿Qué hará cuando salga libre, se casará y tendrá hijos? No, volverá a secuestrar un avión’. Como si no hubiera más caminos que esos dos para una mujer palestina.

Pero es que uno puede ser un luchador político y también tener una familia. Ahora soy abuela y estoy contenta porque he podido vivir para ver a mis nietos.

Tanto de ti como de Angela Davis, dos revolucionarias vivas, se reproduce mucho más la imagen de dos chicas jóvenes que de dos militantes veteranas. ¿Te gusta ver tu famosa foto?

La tengo puesta en mi casa. Me recuerda que tengo un mensaje que dar y que tengo que continuar. Es la historia de mi pueblo y cuando viene alguien a casa y pregunta se la cuento. Estoy orgullosa.

¿Cómo es tu vida en Amán?

Pasó mucho más tiempo fuera de casa, tengo que viajar bastante a otros países bastante como responsable de Refugiados y Derecho de Retorno del FPLP.

¿Pasa por el retorno la clave para Palestina?

El primer paso es crear una conferencia internacional liderada por Naciones Unidas, no una bilateral con Israel ni una liderada por los estadounidenses como hasta ahora. También discutir la raíz del conflicto, igual que se necesitan conocer las causas de una enfermedad para curarla. Y que se implemente la ley, es decir, que puedan volver los refugiados.

¿Qué harás cuando puedas volver a Palestina?

Dormir tres días bajo un olivo, o quizá un naranjo, para oler el suelo de mi tierra.


Leila Khaled /  Palestina /