Redacción •  Internacional •  13/10/2021

La austeridad impuesta por el FMI supone tres millones de trabajadores esenciales menos en los países más frágiles del mundo

  • Una nueva investigación de ActionAid advierte que las demandas del FMI de reducir el gasto público socavan el progreso en salud y educación en los países pobres.
  • En el día internacional para la erradicación de la pobreza, el 17 de octubre, Alianza por la Solidaridad-ActionAid reivindica el fin de los recortes impuestos en servicios públicos en los países el sur global.
La austeridad impuesta por el FMI supone tres millones de trabajadores esenciales menos en los países más frágiles del mundo
Madrid, 13/10/2021.- La recomendación del Fondo Monetario Internacional de recortar el gasto público en el sur global ha eliminado casi 10 mil millones de dólares de los presupuestos salariales del sector público en los 15 países analizados en el estudio “The Public Versus Austerity” realizado ActionAid, junto con International Public Services e International Education. Esto equivale a eliminar más de tres millones de trabajadores esenciales en educación y sanidad, a pesar de la creciente necesidad de estos profesionales durante la pandemia en los países empobrecidos.

A pesar de que el FMI afirma que la contención salarial es una medida temporal, la investigación revela que en los 15 países estudiados se les ha recomendado recortar o congelar el presupuesto del sector público durante tres o más años y la mayoría durante al menos cinco años.

El informe, The Public Versus Austerity, muestra cómo los recortes presupuestarios están socavando el progreso en salud, educación e igualdad de género al tiempo que bloquea las respuestas de Covid-19 y las transformaciones necesarias para abordar la crisis climática.

El análisis de los documentos del FMI, incluidos los informes del artículo IV que dan asesoramiento a las economías de los países durante años, también revela que se están utilizando indebidamente los datos a nivel nacional para reducir la financiación del empleo público. Por ejemplo, a países con un gasto muy diferente en los salarios del sector público se les recomendó igualmente que hicieran recortes: desde Zimbabwe con el 17% del PIB hasta Nigeria con solo el 1.8% del PIB. A pesar de estas enormes variaciones, el consejo del FMI consiste en recortar el gasto.

De los 69 documentos del FMI examinados, solo los de Liberia incluían cálculos sobre la escasez de personal existente en los sectores de la educación y la salud. Esa información es esencial para determinar los niveles de financiación del empleo público. El informe mostraba que la proporción de profesionales de la salud por cada 10.000 habitantes del país es de solo cinco, en comparación con el objetivo de la OMS, que lo establece en 41. A pesar de la clara necesidad de más trabajadores públicos en una variedad de sectores, se aconsejó a Liberia que hiciera un recorte de 1,1 puntos porcentuales en la masa salarial del sector público. Es decir “No hay una evaluación seria que avalen estos recortes. Al contrario, los documentos del FMI analizados utilizaron datos cuestionables y comparaciones de países inapropiadas para reducir el gasto salarial en el sector público” ha declarado Cristina Muñoz, directora de Alianza por la Solidaridad-ActionAid en España.

Este informe se publica pocas semanas después de que el Banco Mundial haya decidido dejar de publicar su informe anual “Doing Business” tras la investigación que reveló un sesgo interno significativo y una manipulación de los datos.

La investigación de ActionAid y sus socios destaca además la necesidad urgente de reforma en ambas instituciones financieras. Y subraya la necesidad de  una nueva dirección política que revalorice el papel del empleo y los servicios públicos en el fomento del desarrollo, la lucha contra la pobreza y la igualdad.

En los 15 países estudiados, si los gobiernos aumentaran el monto del PIB gastado en la masa salarial del sector público en solo un punto porcentual, permitiría contratar ocho millones de personas en los sectores sanitarios, educativo y otros trabajadores clave adicionales.

Algunos testimonios 

El personal médico, sanitario y educativo de algunos países mencionados en el estudio han compartido historias en las que se muestra la fragilidad de unos sistemas afrontando en condiciones límites el impacto de la Covid-19 debido a la escasez de trabajadores clave.

En Nigeria, Abigail * es una de las dos parteras que trabajan en condiciones caóticas en un centro de salud en Abuja.

De acuerdo con los estándares de la Organización Mundial de la Salud, se espera que una enfermera atienda a cuatro pacientes, pero aquí, en nuestro centro de atención médica, tenemos casi 150 mujeres aquí hoy y solo hay dos enfermeras de servicio”, dice Abigail.

Trabajamos y trabajamos, pero eso nos hace sentir mal. Cuando una persona está tan estresada no puede brindar la mejor atención a los pacientes. A veces no nos pagan al final del mes, sin embargo, se espera que nos presentemos a trabajar todos los días actuando con normalidad y atendiendo a las pacientes como si no tuviéramos problemas. No puedo pagar las cuotas escolares de mis hijos y he tenido que sacarlas por el momento. Espero que las cosas mejoren”.

En Zimbabwe, los salarios de los maestros y maestras (alrededor de ZWL $ 28.666, o US $ 335 por mes) son inferiores al umbral de pobreza de consumo, es decir de la cantidad necesaria para comprar alimentos y artículos no alimentarios suficientes para mantener a una familia de cinco miembros.

Farai *, un maestro de Zimbabwe cuenta que  “Nuestros salarios son como salarios de esclavos, los maestros enfrentan muchos desafíos. Sufrimos de estrés y los maestros sobrevivientes se sienten como si se hubieran convertido en mendigos. La moral está en su punto más bajo».

Nos hemos convertido en el hazmerreír de la sociedad, viviendo al día. Vamos a trabajar con ropa hecha jirones y vivimos en condiciones miserables. En el peor de los casos, algunos profesores han recurrido al hurto para sobrevivir. Pero a pesar de todo esto, todavía estamos cumpliendo con nuestro deber«.

Las políticas de austeridad impuestas por el FMI, como la contención de la masa salarial, son un ejemplo de cómo se ha socavado los servicios públicos y ha impedido que los países puedan responder a las múltiples crisis a las que se enfrentan, como la crisis climática y la pandemia de Covid-19.


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