Wendy Jarquin / Barricada •  Internacional •  09/12/2018

Nicaragua se prepara para conmemorar el 40 aniversario de Gaspar García Laviana

Al acercarse el 40 aniversario de la muerte de Gaspar, 11 de diciembre de 1978, Barricada comparte una pequeña reseña del padre revolucionario Gaspar Garía Laviana, conocido como el “Comandante Martín “.

Nicaragua se prepara para conmemorar el 40 aniversario de Gaspar García Laviana

Al acercarse el 40 aniversario de la muerte de Gaspar, 11 de diciembre de 1978, Barricada comparte una pequeña reseña del padre revolucionario Gaspar Garía Laviana, conocido como el “Comandante Martín “.

Gaspar García Laviana nació en 1941 en Les Roces (Asturias) y fue el mayor de tres hermanos. Estudió bachillerato en Valladolid, y Filosofía y Teología en Logroño, donde se ordenó sacerdote de la Orden del Sagrado Corazón, y en 1966 celebró su primera misa en su pueblo natal. Se trasladó a Madrid, donde compatibilizó su tarea eclesiástica con el trabajo de obrero en una carpintería, y tres años después llegó a Tola (sur de Nicaragua), destino al que se presentó como voluntario ante la falta de párrocos en la zona.

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Allí trabajó con los campesinos y, con frecuencia, le llamaban para visitar a enfermos, dada la falta de recursos médicos. Conoció la hambruna, las torturas, las desapariciones, los secuestros y la obligación de las jóvenes a prostituirse, bajo el amparo del ejército de la dictadura somocista. Solicitó escuelas, dispensarios médicos y estuvo al lado, según sus propias palabras, “de los más pobres de los pobres, los campesinos”.

Gaspar fue un sacerdote Misionero del Sagrado Corazón (año 1966) que, enviado a Nicaragua, tomó allí, después de algún tiempo, la opción de ser guerrillero, entrando a formar parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional (año 1977), donde militó hasta que le mataron en un enfrentamiento con la Guardia Nacional el año 1978.

EL COMANDANTE MARTÍN

A partir de 1978, entró a formar parte activa del FSLN, poniéndose siempre en primera fila. Del comandante Martín, como se le conocía entre la guerrilla, decían que era “el primero en entrar en combate y el último en retirarse”. La madrugada del 11 de diciembre de ese año resultó herido de muerte en un lugar llamado El Infierno. Le dispararon en la pierna y en el corazón. Tenía 37 años.

Radio Sandino hizo pública su muerte esa misma tarde: “Hermanos, les quiero comunicar una noticia dolorosa. El comandante Martín, Gaspar Garcia Laviana, el cura sandinista, cayó en combate hace unas pocas horas. Sin embargo, no es el momento de llorarlo. Hoy, más que nunca, tenemos que seguir el ejemplo heroico de nuestros mártires. ¡Adelante, compañeros!”.

El cuerpo del padre Gaspar o del comandante Martín se enterró en Tola y hoy en día son muchos los hospitales, escuelas y bibliotecas de Nicaragua que se llaman Gaspar García Laviana, además de calles en las ciudades asturianas de Gijón y Oviedo.

Muchos de los objetivos del sacerdote sandinista fueron los mismos que llevó a cabo el FSLN cuando llegó al poder en 1979, seis meses después de su muerte, entre los que destacan la asistencia médica, la reforma agraria para redistribuir la tierra y la denuncia de la prostitución.

POETA

García Laviana fue conocido también por su faceta poética y, tras el triunfo de la Revolución nicaragüense, sus poemas fueron recogidos en la colección ‘Cantos de Amor y Guerra’, que fue el primer libro publicado por el Ministerio de Cultura del Gobierno sandinista.

“Mis Angustias de mi alma, no las calma el rosario, ni la misa, ni el brevario. Mis Angustias las mitigan las escuelas en los valles, el bienestar campesino, la libertad en las calles y la paz en los caminos”, fueron algunos de sus versos más conocidos.

El respeto y admiración por su compromiso desde su fe cristiana y sacerdotal comprometida con el pueblo, es incuestionable, y fue públicamente reconocido en múltiples lugares y circunstancias, y por eso Gaspar vive.

Para terminar, recogemos algunas de sus poesías, donde refleja la realidad del pueblo campesino de Nicaragua en los años 1977-1978, y como le llegaba a lo más profundo de su alma:

Me hieren tus huesos

entubados en pieles sedientas.

Me hieren tus ojos humillados

hendiendo la tierra.

Me hieren tu duro trabajo

y tus malas cosechas.

Me hieren tu ignorancia

y tu eterna tristeza.

Me hieren tus plantas desnudas

cuando pisan las piedras.

Todo tu yo me hiere campesino,

pero me hiere sobre

todo tu impotencia.

 

Sentí en mi carne tu pobreza

como un látigo de fuego.

Quise apagar

tu pobreza

con justicia legalista;

al no poder,

me convertí en guerrillero.

Campesino: abrasaste mis entrañas

como lava derretida

en el seno de la tierra.

Quiero consumir el mundo

con los versos encendidos

que me inspira tu pobreza.

El dolor ajeno pasa por nosotros

sin calarnos dentro.

 

Anoche vino la paz;

ancló su nave en mi puerto,

y se paseó en silencio

junto a la orilla del mar.

Después se puso a cantar

una extraña melodía al orden,

a la armonía, al amor y a la amistad.

Yo le grité a la desdicha

que tiene postrado al pueblo,

mordiendo el polvo del miedo,

del abuso y la injusticia.

Cuando acabé de gritar,

la paz habló de la guerra;

y me dijo que en la tierra

son hermanas guerra y paz.

Esto me dijo y se fue.

Al mirar que se alejaba,

vi a mi gente que lloraba.

Y yo también la lloré.

Fuente: http://barricada.com.ni/40-aniversario-gaspar/

 


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