RT •  Internacional •  04/09/2016

Matar o morir: periodistas revelan testimonios de soldados mexicanos de la guerra contra el narco

Matar o morir: periodistas revelan testimonios de soldados mexicanos de la guerra contra el narco

Seis soldados mexicanos, cinco de ellos con proceso penal por homicidio, revelaron a un equipo de periodistas las órdenes, a veces ilegales, que les dan sus superiores, el bajo o nulo entrenamiento que reciben para patrullar las calles y el clima de guerra en el que desarrollan sus actividades.

Todos los soldados entrevistados hablaron bajo anonimato y participaron en enfrentamientos que tuvieron víctimas civiles.

Las entrevistas fueron recopiladas y narradas en el sitio cadenademando.org, lanzado recientemente por la organización Periodistas de a Pie, creada por profesionales en México en 2007 para buscar la dimensión social de sucesos noticiosos y «ponerle rostro humano a la noticia».

El sitio multimedia, que incluye comics, audios, mapas, tablas, videos y un ensayo, ofrece cifras que brillaron por su ausencia en el informe presidencial de Enrique Peña Nieto: desde hace una década, en el país han muerto 150.000 personas, 280.000 fueron desplazadas y 30.000 desaparecieron.

También da cuenta de la militarización de las tareas de seguridad pública desde el primer año del sexenio de Felipe Calderón (2006-2012).

«‘Cadena de Mando’ se acerca a la realidad de otras formas más allá desde el discurso oficial de que los soldados son para erradicar a los grupos de delincuentes», cuenta a RT Pablo Ferri, uno de los periodistas encargados de la investigación, quien revela que faltaba esta aproximación periodística tras investigar el perfil de las víctimas de los últimos 10 años en México.

«Por otro lado, nos preguntarnos quiénes eran la tropa y quién aplicaba sobre el terreno llevando a cabo las políticas impuestas por el Gobierno», detalla Ferri.

Reuters

Cuando estás en un enfrentamiento

«Cuando estás en un enfrentamiento sudas, entras en un shock de ¿qué va a pasar? ¿voy a morir aquí? Algunos compañeros los ves llorando, otros repeliendo, otros defendiéndose, otros diciendo ‘órale, cabrón, ¿piensas morir aquí?'», dice un soldado en el capítulo titulado ‘Matar o morir’.

El testimonio de un soldado de 27 años identificado como ‘Javier’, quien enfrenta un proceso penal por un homicidio cometido por su convoy en Tamaulipas, muestra el pensamiento de un soldado mexicano que salió de los cuarteles y, sin entrenamiento policial, comenzó a patrullar las calles.

Reuters

‘Javier’ dice: «En tu cabeza solo pasa si vas a morir o no. En ese momento, un segundo, unos segundos, te acuerdas de que tienes familia y pones en juego todo lo que tienes y como todos, de que lloren en tu casa, pues que lloren en la de él, lamentablemente».

Por otro lado, el soldado identificado como ‘José’ revela el tipo de órdenes que recibía cuando comenzó a patrullar: «Ellos nos decían ‘jóvenes, van a salir a patrullar, van a salir, quiero chamba, quiero que metan resultados, la pinche delincuencia debe quedar erradicada, los sicarios, los traidores a la patria, todos esos pinches militares que ya no están con nosotros y que están en el otro bando deben ser erradicados. Ellos a ustedes no se la van a perdonar (…) Erradiquen jóvenes, erradiquen a todos los pinches traidores de la patria'».

En el apartado ‘Obediencia’ aparece un video del secretario de Defensa, Salvador Cienfuegos, en el que se disculpa públicamente por el actuar de miembros de las Fuerzas Armadas que habrían torturado a una mujer indígena en el 2015 en Guerrero.

Sin embargo, de acuerdo con la investigación de Periodistas de a Pie, los soldados deben obediencia absoluta al Código de Justicia Militar. Si no las obedecen, pueden ir a la cárcel.

El trabajo de investigación también da cuenta de las denuncias de asesinatos, tortura, violaciones y de la labor de las víctimas y sus familias por hacer pública esta situación y de la creación del discurso de la existencia de un «enemigo» que permea hasta la base del Ejército mexicano, el cual ha desplegado 44.000 soldados en promedio desde el 2006.

De sus mandos, los soldados entrevistados recibieron órdenes como: «Los muertos no declaran». «A veces el mando nos decía que para evitarse trámites, pues mejor tirarle».

Cadena de Mando también ofrece un dato revelador. Entre el 2006 y el 2014 hubo 3.520 supuestos enfrentamientos entre soldados y civiles repartidos en 533 municipios a lo largo del país. En los enfrentamientos han muerto 19 civiles por cada soldado muerto y 8 por cada herido.

Ferri admitió que, al hablar con los soldados procesados, vivió una especie de síndrome de Estocolmo y la necesidad de entender el contexto del cual venía y las condiciones a las que se enfrentan.

«Tuvimos que sentarnos y entender esa parte de la historia: el lugar de donde vienen, contexto socioeconómico, su cadena de mando», cuenta el periodista.

«Te das cuenta que no estaban lejos de las víctimas de quienes nos habíamos estado ocupando por tanto tiempo».

Investigación abierta

En el sitio hay un análisis de las 34 recomendaciones que la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México (CNDH) ha hecho al Ejército del 2007 a la fecha.

Ahí encontraron que, en los enfrentamientos, el 94% las autoridades militares intentaron evadir su responsabilidad en 18 casos de agresiones, el Ejército alteró escenas del crimen; a veces sembrando armas, en otras exhumando cuerpos de víctimas. También, explica que agresiones del Ejército, como el asesinato de un niño en la comunidad indígena náhua de Santa Maria Ostula en julio del 2015, no aparecen en los informes de la CNDH.

Al final de todo el reportaje Oswaldo Zavala, profesor en el College of Staten Island & The Graduate Center / City University of New York (CUNY), escribe un ensayo que reza: «Cadena de mando registra una guerra, implacable, brutal, continua, pero desde instituciones del Estado en contra de sectores de la sociedad civil, con frecuencia los más vulnerables, los desprotegidos, los marginales, a quienes se les siembran armas, se les acusa de ser ‘narcos’, se les victimiza, en fin, una segunda vez después del asesinato».

Ferri admite que su investigación sigue abierta y continuarán con ella: «Seguimos sin saber quiénes son los soldados».


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