Resumen Latinoamericano •  Internacional •  04/01/2017

EL Salvador: Injerencia de la embajadora yanqui exhortando a que en 2017 se produzca el “cambio”

La diplomática estadounidense llamó a los salvadoreños “a generar ese espíritu de esperanza” en El Salvador.

EL Salvador: Injerencia de la embajadora yanqui exhortando a que en 2017 se produzca el “cambio”

La embajadora de Estados Unidos en El Salvador, Jean Manes, se mostró confiada que el nuevo año genere cambios en el país y llamó a los salvadoreños a que no se conformen “con que las cosas sean tal como son y trabajen para hacerlas como deben ser”.

Manes se refirió así en un editorial de Diario El Mundo en el que se mostró confiada que los salvadoreños muestren una actitud diferente frente a la realidad actual y se conviertan en actores de cambio social.

“Los invito a tomar la decisión de ser parte de un cambio. Vamos a elevar las voces del optimismo, las de aquellos que están marcando una diferencia favorable”, indicó la jefa de la legación.

Manes hizo alusión a que durante su gestión como embajadora ha conocido a decenas de salvadoreños que hacen cosas diferentes para superar las difíciles situaciones de inseguridad, económicas y sociales en el país; “he visto que la esperanza de tener un ‘sueño salvadoreño’ y el poder de tomar acciones positivas y concretas para convertir estos sueños en ‘éxitos salvadoreños’ es el motor que impulsa a la fuerza de trabajo de este país”, escribió.

En su escrito hace referencia a instituciones privadas, empresarios, jóvenes, alcaldes y otros actores que trabajan por hacer de El Salvador un lugar diferente.

Este es el mensaje íntegro publicado por el rotativo:

Al hablar con personas de todo El Salvador, he encontrado algo que es común en todas ellas: los salvadoreños tienen un indoblegable espíritu emprendedor y un profundo amor por su país.

Una y otra vez, he visto que la esperanza de tener un “sueño salvadoreño” y el poder de tomar acciones positivas y concretas para convertir estos sueños en “éxitos salvadoreños” es el motor que impulsa a la fuerza de trabajo de este país. Cuando alguien tiene esperanza de que las cosas pueden cambiar, estará dispuesto a quedarse y trabajar duro para lograr salir adelante aquí, en su país.

He de admitir que a menudo se me acusa de ser una de esas personas que siempre ve el vaso “medio lleno”. Llevo ese distintivo con honor porque creo que todos tenemos la capacidad de cambiar nuestras circunstancias.

He visto con mis propios ojos cómo jóvenes salvadoreños de las comunidades en zonas golpeadas por el crimen son capaces de aprovechar las oportunidades, como los más de 164,000 jóvenes que participaron este año en programas de educación y capacitación laboral, financiados por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Otro ejemplo ocurrió en noviembre, durante el Festival “Generation Now”: los jóvenes hicieron suyo el eslogan “Yo me atrevo” y asumieron el compromiso de atreverse a transformar sus vidas, sus comunidades y su país.

He visto cómo las personas empiezan a sentirse esperanzadas de que la ley está allí para protegerlos, cuando las comunidades empiezan a construir relaciones con la policía a través de programas como la Liga Atlética Policial (PAL) o el Programa de Educación y Entrenamiento en Resistencia a las Pandillas (G.R.E.A.T.). Una encuesta en los municipios donde se encuentra en funcionamiento la PAL muestra que el 98 % de los participantes tiene más confianza en la policía.

He visto a los alcaldes de diferentes ciudades en todo el país trabajando junto a los ciudadanos para mejorar la seguridad, recuperando los espacios públicos para la comunidad, como en Zacatecoluca y Sonsonate;  y creando mercados centrales para que los vendedores trabajen libres de la extorsión.

He visto a los empresarios incrementar la inversión en su fuerza laboral, como lo demuestra League Outfitters, que facilita que sus trabajadores puedan seguir sus estudios a la vez que trabajan.

He visto a los profesores y líderes comunitarios en el Polígono Industrial Don Bosco y en la Fundación Azteca poner alma y corazón en el apoyo a los jóvenes, como es el caso de Joanna, quien encontró la fuerza de su confianza y su angelical voz en uno de sus programas.

He visto cómo la asistencia de USAID a unas 11,000 Pequeñas y Medianas Empresas, PYMEs, ha generado 22,000 nuevos empleos en los últimos cinco años. Jóvenes emprendedores que como Violeta Martínez quien comenzó su pequeña compañía confeccionando carteras de mujer de alta gama, Vaiza, proveyendo máquinas a mujeres que trabajan desde la seguridad de sus hogares.

Y he visto a muchos salvadoreños comprometidos con la protección del medio ambiente, como una niña de 15 años que conocí en San Blas, quien ayuda a sus padres a proteger a las tortugas marinas.

He visto a los miles de jóvenes voluntarios dedicando su tiempo para mejorar los espacios públicos tal como lo hicimos en el Parque Infantil en San Salvador.

Y he visto la valentía de los salvadoreños trabajando en la Fiscalía y otras instituciones, liderando un camino de integridad y poniendo a su país primero.

Pero lo que más necesitamos ahora son más comunidades, empresas e individuos que sean capaces de fomentar esa esperanza y nadar juntos contra la corriente.

Estados Unidos trabaja en conjunto con El Salvador, para apoyar la creación de más oportunidades, que ofrezcan a la gente la posibilidad de construir su vida aquí.

El Presidente Obama nos recordó claramente, que la esperanza es acción:

“Esperanza no es optimismo ciego que ignore el gran reto de las tareas que nos aguardan ni los obstáculos que encontraremos en el camino”.

“La esperanza es ese sentimiento tenaz en nuestro interior que insiste, a pesar de que todo indique lo contrario, que el futuro nos reserva algo mejor, siempre que tengamos el valor de seguir intentándolo, seguir trabajando, seguir luchando”.

“Esperanza es la creencia en que el destino no será escrito para nosotros, sino por nosotros; por los hombres y mujeres que no se conforman con que el mundo sea como es, sino que tienen el valor de rehacerlo como debería de ser”.

Los invito a generar ese espíritu de esperanza que impulsará a El Salvador. A que como ciudadanos no se  conformen con que las cosas sean tal como son, y trabajen para hacerlas ser como deben ser.

2017 tiene que ser un año de “acción positiva”. Los invito a tomar la decisión de ser parte de un cambio. Vamos a elevar las voces del optimismo, las de aquellos que están marcando una diferencia favorable, muchos de los cuales he ido conociendo semana tras semana al recorrer el país: ustedes son quienes inspiran a cada uno de nosotros en la Embajada de Estados Unidos en El Salvador.

El Salvador vale la pena y Estados Unidos está con ustedes. Creemos en El Salvador, porque creemos en ustedes los salvadoreños.


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