Isabel Pérez •  Cultura •  28/12/2020

La persecución del lobby sionista contra el documental ‘Gaza’

Censuras, amenazas de muerte, difamaciones, son algunas de las consecuencias que tiene saltar a la fama con un documental que muestre crímenes de guerra israelíes. Hemos hablado con Julio Pérez del Campo, director del documental ‘Gaza’, que recientemente ha visto cómo Youtube ha tenido que retractarse y rechazar las denuncias recibidas por el lobby sionista para que no fuese publicado en la plataforma.

La persecución del lobby sionista contra el documental ‘Gaza’

Sacar a relucir los trapos sucios del proyecto de colonización israelí en Palestina puede ser tan fácil como ir a los territorios bajo ocupación, sacar una cámara y ponerse a grabar los flagrantes crímenes de guerra que comenten contra el pueblo palestino. Digo “fácil” porque la gente palestina se caracteriza por estar siempre predispuesta a recibir a gente foránea que sirvan para dar voz a las ilegalidades israelíes. Sin embargo, este tipo de trabajos tiene un antes y un después. Un antes de permisos que pasan siempre por el filtro israelí y un después de persecuciones obsesivas que se postergan en el tiempo y cuyo objetivo no es más que silenciar las voces que claman justicia para Palestina.

Carles Bover y Julio Pérez del Campo grabaron ‘Gaza’ durante diciembre de 2014. Habían pasado cuatro meses de la terrible operación militar israelí sobre la franja que dejó más de 2.200 personas muertas, entre ellas 500 niños y niñas, y casi 300.000 personas desplazadas de sus casas bajo constantes bombardeos. Llegaron a una franja en ruinas, con un frío que más que nunca estaba poniendo en peligro la vida de bebés, de personas que malvivían en hogares destruidos.

El primer problema al que se enfrentaron fue el de entrar en un lugar bajo bloqueo. Bordearon el obstáculo yendo a Cisjordania y entrando por el paso israelí de Erez, pero no como documentalistas sino como investigadores agrícolas. Sin guion preparado, sin saber bien qué se iban a encontrar, la grabación fluyó gracias a contactos de gente conocida, pero también a la gente que se les aproximaba y que quería contar sus historias.

“Fue imposible incluir tantos casos”, cuenta Julio a AraInfo. Eran casos de crímenes flagrantes, de miseria, de víctimas de la ocupación israelí. “Cada historia era más terrible que la anterior, lo más complicado fue la edición”, continúa Julio. Pero también lo fue la salida con todo el material desde el aeropuerto de Tel Aviv ‘Ben Gurion’ donde fueron retenidos e interrogados por un equipo de israelíes durante cuatro horas. Era el inicio de la persecución.

Cuando llegó la noticia de que habían sido seleccionados para ganar un Goya no se lo podían creer. Finalmente, se alzaron con un cabezón de Fuendetodos. Su discurso se salió de lo reglado, de lo “políticamente correcto”, dice Julio.

“Era el momento de decirlo. Tenía dudas de si podía decir lo que dije, terrorismo sionista, delante de tanta gente. – Afirma el director del documental-. Me atreví a decirlo delante de la televisión, era hora de poner esos términos sobre la mesa y dejar las cosas claras”.

A la salida de la gala, “televisión española, que estaba ahí haciendo entrevista a los galardonados, no nos entrevistó”, recuerda Julio.

Ese ninguneo no sirvió de nada. Los gemidos de Suhail, un niño de dos años que fue rescatado de su casa destruida por un bombardeo israelí, sus ojos abiertos de par en par por el dolor, todas las historias que cuenta ‘Gaza’ hacen que el documental siga arrasando los sentimientos equidistantes hacia un (mal llamado) conflicto.

Julio y Carles durante su discurso en los Premios Goya 2019

Youtube se retracta

Esa edición de los Goya 2019 hizo que políticos y algún actor como Toni Cantó, de Ciudadanos, criticara a Julio por señalar al apartheid israelí. Luego le llegó un aluvión de amenazas por redes sociales.

“Justo con esto último de Youtube han vuelto a llegarme más amenazas”, apunta el director.

Lo último de Youtube, hace unos días, ha sido negarle a Julio el derecho de difundir su documental en la plataforma.

“A la hora de publicar el documental, Carles quiso subirlo a Youtube y tuvo problemas. Luego probé yo y al hacerlo público, me lo retiraron por denuncias de usuarios. Les comenté que era un documental que narraba una cuestión de derechos humanos, con un premio Goya. Gracias a la implicación de mucha gente, organizaciones y medios de comunicación, conseguimos que se retractase y ya está abierto al público”, explica Julio.

Para visualizarlo, eso sí, es necesario iniciar sesión y ser mayor de edad, algo que no sucede cuando se accede al documental a través del canal del periódico El País.

‘Gaza’ se puede ver desde hace tiempo en diferentes canales porque la intención de su director y codirector es que lo vea la mayor cantidad de gente posible. Hasta el momento, más de 20 millones de personas lo han visualizado a través de Internet en todo el mundo. Es un corto cuya virulencia es incontrolable. El lobby sionista que trabaja en el Estado español, ACOM, intentó denunciar ante la fiscalía a sus directores, pero la táctica no cuajó.

Solo queda entonces el “combate” (como lo llaman en los círculos sionistas) de “usuarios” afines a dicho lobby. Se dedican a presionar a las empresas de redes sociales, a difamar a personas que apoyan la causa palestina y amenazarles de muerte. Casi siempre desde el anonimato.

“En su momento no presenté denuncias porque sé que no iba a llegar a ningún sitio. Tampoco sabía cómo tomarlas al principio. Que te digan antisemita duele más que te amenacen de muerte. No soy antisemita. Intentan mezclar dos cosas antagónicas”, asevera Julio.

Una reflexión

En esta “guerra” que se arrastra desde despachos del gobierno israelí contra la denuncia de violaciones de leyes internacionales en Palestina, hay también acciones de coacción contra entidades. El documental ‘Gaza’, sobre todo antes de recibir un Goya, fue censurado en muchos sitios. A algunos proyeccionistas les acorralaban con argucias de que cerrarían la sala si se exhibía en sus pantallas.

“En un festival inglés en el que íbamos a participar les amenazaron diciéndoles que si ponía el documental les retiraban los fondos del festival.- Recuerda el director-. También está el caso de la iglesia de San Carlos Borromeo de Puente de Vallecas. Allí presionaron incluso al Vaticano para que no se proyectase”.

Hablamos de censura en pleno siglo XXI, de coartar la libertad de expresión e incluso de mancillar el derecho a estar informado o informada. Para esto se están usando muchas herramientas, entre ellas la del silencio. Desde su experiencia, habiendo ganado un Goya, Julio ha llegado a la conclusión de que en nuestro país “un documental que reivindique los derechos del pueblo palestino tiene poco acceso a los grandes medios”.

Fuente: arainfo.org

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