Barrio Canino •  Cultura •  03/07/2018

Anarquistas y judíos: extranjerismo, internacionalismo, identidad y colectividades comunitarias, 1870-1917

Esta semana hablamos de la poco conocida relación histórica entre el anarquismo y los judíos, a finales del siglo XIX y primeras décadas del XX. Nos acompaña en el estudio Yago Mellado, autor del libro "El anarquismo en el espejo judío", publicado por la Fundación Anselmo Lorenzo (FAL).

Anarquistas y judíos: extranjerismo, internacionalismo, identidad y colectividades comunitarias, 1870-1917

La historia que contamos hoy abarca desde la década de los 70 del siglo XIX y empieza a desdibujarse después de la I Guerra Mundial. La primera Guerra Mundial y concretamente el año 1917 marcan, en efecto, un importante punto de inflexión. En este año tendrán lugar dos acontecimientos determinantes para nosotros: la revolución rusa y la declaración Balfour, que contenía el explícito compromiso británico con la creación de un hogar judío en Palestina.

A finales del siglo XIX, con la fundación de los estados-nación europeos, instigados por el liberalismo, tanto judíos como anarquistas quedan fuera de este nuevo escenario político. Los anarquistas porque rechazan frontalmente el Estado, a través del cual nunca se alcanzará la emancipación obrera, y los judíos porque son la pieza que no encaja en el puzzle europeo, donde el antisemitismo es cada vez en fenómeno más creciente. Ambos grupos, anarquistas y judíos, se apoyan así en el internacionalismo como punto de partida de sus posicionamientos.

Empieza así un proceso de politización de la causa judía, con una gran influencia mutua entre anarquistas y judíos que acaba desembocando en el surgimiento del anarquismo yiddish. Surge también una cultura de resistencia muy influenciada por el movimiento obrero y que contribuye en gran medida a consolidar la identidad judía.

El movimiento obrero, y los anarquistas en particular, tienen un importante papel en el desarrollo de los kibbutzim, los primeros asentamientos de judíos en Palestina. Estos asentamientos comunitarios tienen un marcado carácter antiautoritario y se gestionan colectivamente al margen de presiones externas y sin relación alguna con ningún Estado. Sin embargo, el auge del sionismo a comienzos del siglo XX y el desarrollo de la identidad nacional judía, cambia el desarrollo de estas comunidades y lo alejan del viejo sueño anarquista.

Anarquistas y judíos mantienen así una relación histórica clave para que comprender los acontecimientos que debían producirse después, tanto para los anarquistas como para los judíos.

 


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