Miguel Angel Villalón Rivera •  Memoria Histórica •  23/06/2020

1946-1953: De la Victoria sobre el fascismo a la Guerra Fría. Tiempos de lucha contra el revisionismo (Parte 1)

En las Conferencias de Yalta y, sobre todo, de Postdam, los Ministros de Asuntos Exteriores aliados de Inglaterra, EEUU y la URSS acordaron los diferentes tratados de paz con los países vencidos, Italia, Rumania, Bulgaria, Hungría, Finlandia y Alemania. Se instituyeron mecanismos de consulta para hacer imposible el desencadenamiento de una nueva guerra. En contra de los propósitos de la Unión Soviética para que la comunidad internacional hiciera responsable a los jerarcas nazis e italianos por los crímenes de guerra cometidos en España, el Régimen militar franquista fue protegido por las potencias occidentales que continuaron así la política de No Intervención. En palabras de Truman, el régimen político de España “es un asunto entre los españoles”.

1946-1953: De la Victoria sobre el fascismo a la Guerra Fría. Tiempos de lucha contra el revisionismo (Parte 1)

21 junio, 2020      

  • Los antecedentes de la lucha de clases internacional.                    

      España.                                                                            

      Acuerdos del fascismo con el imperialismo.                     

      La URSS quedó sola contra la Alemania Nazi.                

  • Triunfo en la Gran Guerra Patria, debilitamiento del

socialismo.                                                                                        

      Si, la URSS ganó la Gran Guerra Patria, pero

acabó perdiendo la lucha por construir el socialismo.  

  • Ascenso y descenso de la influencia del socialismo en

los países del mundo.                                                             

  • 1945-1948.                                                                                 

      Guerra Fría.                                         

      Ataque al comunismo en los EEUU.                            

      Alianza con la burguesía nacional.                              

      Grecia.                                                              

      Alemania.                                                                      

      Yugoslavia.                                                                   

      Doctrina bélica contra la URSS (OTAN,       

            guerra nuclear).                                                         

      Plan Marshall.                                                              

      Disolución de la Komintern y creación

            del       Kominform.                                                    

      Perfiles por la creación del Kominform.                     

  • 1949-1951                                                                                 

      Partición de Alemania.                                     

      Fin de la hegemonía nuclear.                                       

      China Popular, triunfo del Partido Comunista

de China.                                                                                

      Guerras de Corea y Vietnam.                                      

      Lucha contra el colonialismo, apoyo al socialismo.    

      Incremento de golpes de estado en Latinoamérica

y Asia.                                                                                    

  • 1952-1953                                                                                 

      Creación de un Comité Militar Imperialista

            contra el socialismo.                                                  

      Últimas luchas de la dirección bolchevique

            de la URSS contra las tendencias oportunistas

            (19º Congreso, Problemas económicos en la

            URSS).                                                                        

 – Conclusión                                                                                       

 – Notas                                                                                               

 – Fuentes consultadas                                                                        

 – Enlaces digitales                                                                              

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Los antecedentes de la lucha de clases internacional.

En los años 1933-1937 se acentuaron contradicciones entre los países capitalistas, por una serie de causas económicas y políticas profundas. Las crisis económicas mundiales empezaron a ser visibles en 1932, en este año las economías de los países capitalistas permanecían prácticamente estancadas al nivel de 1929. Un ejército de parados en los países capitalistas no bajaba de 14 millones de trabajadores. En 1937 tuvo lugar una nueva crisis que se hizo evidente en que la producción industrial de los EEUU descendió en 1938 el 81 % del nivel de 1929 y, en Francia, el 76 %. En las mentes de los industriales europeos y norteamericanos, impulsaron a sus gobiernos a la creación de focos de preguerra en Europa, utilizando la subida del fascismo en Alemania con el Régimen Nazi.

Subido al poder en 1933, con un apoyo fundamental de los consorcios industriales alemanes, desde el primer día, enfocó su estrategia a corto y medio plazo en el terror contra los trabajadores alemanes y sus organizaciones socialistas y comunistas, encerrando en las cárceles y los primeros campos de concentración y exterminio a millones de obreros. Pero en política exterior los fascistas alemanes tenían como objetivo desencadenar una nueva guerra europea.

Se salieron de la Sociedad de Naciones e iniciaron un rearme militar sin precedentes, con la ayuda de los círculos empresariales imperialistas de los EEUU, Inglaterra y Francia, realizando acuerdos antisoviéticos secretos para dirigir ese rearme contra la URSS. Así, en 1933, suscribieron en Roma el pacto de cuatro potencias –Inglaterra, Francia, Alemania e Italia- contra “el peligro soviético”.

La Unión Soviética luchaba por conjurar la guerra que se avecinaba y defendía una política de seguridad colectiva. El 16 de Noviembre de 1933 se reanudaron las relaciones diplomáticas con los EEUU. En 1934 con España, Checoslovaquia y Rumanía. Por ello 30 estados pidieron a la URSS el ingreso en la Sociedad de Naciones, que en 1934 aceptó, esperando que con su gesto mover a este organismo a la lucha contra la agresión fascista en ciernes.

Pero los hechos del fascismo con la connivencia del imperialismo occidental fueron mucho más allá:

–                    En Marzo de 1935 se implantó en Alemania el servicio militar obligatorio (ni los EEUU, Alemania y Francia hicieron nada, sabiendo que era una violación del tratado de Versalles).

–                    Sin declaración de guerra, en Octubre del año 35, tropas italianas agredieron a Etiopía.

–                    Se firmó un tratado anglo-alemán para crear la marina de guerra en proporción igual a la marina de guerra francesa.

–                    En Marzo del 36, introdujeron los nazis sus tropas en la zona desmilitarizada del Rhin.

La Unión Soviética respondió con un tratado entre Francia y la URSS de ayuda mutua contra una posible agresión de una tercera potencia. Igualmente hizo lo mismo con Checoslovaquia.

El VII Congreso de la Internacional Comunista (julio y agosto de 1935) aprobó un informe de Georgi Dimitrov sobre “La ofensiva del fascismo y las tareas de la Internacional Comunista en la lucha por la unidad de la clase obrera contra el fascismo” que, junto a otro informes de W. Pieck, D. Manuilski, M. Thorez y P. Togliatti y diferentes resoluciones, trazó un programa de acción para las fuerzas de la democracia y el socialismo en el mundo, por la unidad entre las fuerzas antifascistas en Frentes Nacionales como condición inexcusable para poder luchar con éxito por la paz y contra el fascismo.

España

En España, el Frente Popular había obtenido como en Francia un rotundo éxito sobre la reacción. Pero ésta asestó un golpe de Estado militar a la República Española.

Alemania e Italia apoyaron descaradamente el golpe militar. Alemania, aprovechándose de la ayuda financiera de los monopolios norteamericanos, envió armas y tropas, e Italia, más de 130.000 soldados y material de guerra. En lugar de combatir esta injerencia, los gobiernos francés e inglés aplicaron una “política de No Intervención” que, de hecho, era un bloqueo a la República Española.

En aquellos terribles momentos del pueblo español, solamente la Unión Soviética (y, en menor medida, México) socorrió al gobierno republicano elegido democráticamente, enviando vituallamientos de materias primas y armas, bloqueados por las llamadas “democracias” y atacados por los barcos fascistas italianos y alemanes en el Mar Mediterráneo.

En muchos países los obreros, los Partidos Comunistas y los Frentes antifascistas enviaron víveres, fondos recolectados para la lucha y medicamentos, e incluso vinieron a combatir al fascismo como voluntarios de la Brigadas Internacionales.

Acuerdos del fascismo con el imperialismo “democrático”

En Julio del 37, la camarilla fascista japonesa invadió China. El ejército chino bajo el mando de los nacionalistas, no confiaban en su pueblo, ni le asistieron en la invasión ni le armaron, sufriendo continuas derrotas. Pero el Partido Comunista chino movilizó a los campesinos y obreros y la fácil campaña que esperaban los imperialistas nipones se convirtió en un fracaso al no poder avanzar hacia las zonas liberadas por los comunistas.

Los imperialistas dejaron hacer a Japón. De hecho, sacrificando al pueblo chino, contaban que aquél desplazara sus tropas contra la URSS. Mientras, al contrario que ellos, la URSS firmó un pacto de No Agresión y Ayuda Mutua con China, enviando armas, combustibles y empréstitos a ésta en su justa guerra de liberación.

Mas la crisis general del capitalismo del 37 se manifestaba como una lucha soterrada entre los monopolios imperialistas por los mercados, las materias primas y el reparto del mundo. Tanto los círculos imperialistas occidentales como los Estados fascistas alemán, italiano y japonés, hacían sus cálculos para el desencadenamiento de una guerra mundial con nuevas anexiones para salir de la crisis.

Y el campo imperialista, de los dos bandos, esperaba un ataque alemán y japonés contra la URSS. Para ello, en 1938, las potencias británica y francesa abandonaron a Austria que fue anexionada por Alemania y, poco después, obligaron a Checoslovaquia a integrarse en Alemania. Fue el llamado “Pacto de Munich”. A la vez, en Rumanía, Polonia y Hungría, se implantaron dictaduras profascistas. El cerco a la Unión Soviética era evidente.

La URSS quedó sola contra la Alemania Nazi

El único país que apoyó la independencia de Checoslovaquia fue la URSS, fiel a los acuerdos de Ayuda Mutua suscritos. Pero el gobierno de Benes no aceptó la intervención soviética en ayuda de su país, pues temía un levantamiento revolucionario, plegándose a las exigencias imperialistas.

Los EEUU aprobaron el Pacto de Munich. Y en la primavera del 39, los militares españoles con la complicidad de reacción internacional vencieron la heroica resistencia republicana. En Marzo, los nazis obligaron a Lituania a entregarles la región de Memel. Y entregaron a Hungría la región de la Ucrania subcarpática checoslovaca, después de crear un gobierno pelele con nacionalistas ucranianos. En Abril, Italia ocupó militarmente Albania. Entonces, los fascistas alemanes exigieron al Gobierno polaco la entrega de extensos territorios fronterizos.

La URSS propuso a Inglaterra y Francia un Acuerdo de Ayuda Mutua para parar la agresión en ciernes. La presión de Hitler contra Polonia crecía. Pero los gobiernos inglés y francés daban largas al acuerdo militar con los soviéticos. A la vez, Inglaterra mantenía conversaciones secretas con Hitler para alcanzar un Pacto de NO Agresión, ofreciéndole áreas de influencia en la URSS ocupada y China si los fascistas alemanes agredían a la Unión Soviética, desentendiéndose de los pactos de defensa suscritos por los ingleses con Polonia.

En el Lejano Oriente los EEUU suministraban al Japón todos los materiales estratégicos que necesitaban: petróleo, hierro y acero, con la intención de que desde China atacase las fronteras soviéticas. El primer paso en esta dirección fue en 1938, traspasando las fronteras en el Lago Jasán cerca de Vladivostok, agresión que fue rechazada por los guardafronteras soviéticos. Pero, no escarmentados, en 1939 invadieron la República Popular de Mongolia en el sector de Jaljin-Gol. La URSS respondió al Acuerdo de Ayuda Mutua con el gobierno mongol y, uniendo sus fuerzas, aplastaron a las fuerzas invasoras niponas.

Pero la situación en Agosto del 39 era sumamente crítica para la URSS, pues los anglo-franceses se negaban a llegar a un Acuerdo de Defensa Mutua, y los polacos tampoco quisieron ningún acuerdo. Y la Inteligencia Soviética supo de las conversaciones anglo-alemanas.

La URSS no podía entrar en un conflicto bélico, no estaba preparada. Así, a propuesta de la Alemania fascista, firmó el 23 de Agosto en Moscú un Pacto de NO agresión.

Triunfo en la Gran Guerra Patria, debilitamiento del Socialismo.

Tras el ataque alemán a la URSS, en 1941, la población soviética y su gobierno casi en solitario lograron frenar y derrotar a la bestia fascista. En el informe para el 28 Aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, del 7 de Noviembre de 1945, Molotov resumió el impacto de la guerra: los invasores germano-fascistas había destruido 1.710 ciudades y 70.000 pueblos, derruido 6 millones de edificios, destruido o dañado 31.850 establecimientos industriales, arrasado o saqueado 98.000 granjas colectivas y privado de techo a 25 millones de personas. También se estima que 24 millones de soviéticos perdieron la vida.

Si, la URSS ganó la Gran Guerra Patria, pero acabó perdiendo la lucha por construir el socialismo.

Debido a una combinación de traiciones, lucha internacional del imperialismo contra el comunismo y ofensiva del imperialismo por incrementar su poder militar y político sobre todo en Europa, no se pudo mantener el nivel ideológico necesario para seguir construyendo el socialismo en el camino del comunismo. Fue así, no solamente en la URSS, sino en los demás países donde se erigieron sociedades con democracias populares que articularon medidas socialistas.

A partir de 1917, los obreros soviéticos aprendieron a superar durante un largo decenio enormes escollos para la recuperación económica y social de la URSS. Esta lucha les proporcionó las lecciones necesarias para dirigir el primer Estado Socialista.

Para ello, hubo que combatir las ideas revisionistas que expresan los intereses de la burguesía. Éstas fueron vencidas pero resurgían a cada vez que la construcción del socialismo tropezaba con dificultades. Así, desde el propio partido bolchevique, los trotskistas y bujarinistas intentaron un golpe de Estado entre 1936 y 1939 para “sistemáticamente tirar hacia atrás al Partido e intentar de todas las maneras llevarlo por la vía ‘ordinaria’, capitalista, de desarrollo”(1). También durante la Gran Guerra Patria, se manifestaron concepciones militaristas en el seno del Ejército Rojo (2).

Solamente una reducida vanguardia, alrededor de la mayoría del Comité Central hasta la muerte de Stalin, tenía claro que la lucha de clases era la principal herramienta para el desarrollo del socialismo hacia el comunismo.

Ascenso y descenso de la influencia del socialismo en el mundo

1945-1948

Guerra Fría.

En las Conferencias de Yalta y, sobre todo, de Postdam, los Ministros de Asuntos Exteriores aliados de Inglaterra, EEUU y la URSS acordaron los diferentes tratados de paz con los países vencidos, Italia, Rumania, Bulgaria, Hungría, Finlandia y Alemania. Se instituyeron mecanismos de consulta para hacer imposible el desencadenamiento de una nueva guerra. En contra de los propósitos de la Unión Soviética para que la comunidad internacional hiciera responsable a los jerarcas nazis e italianos por los crímenes de guerra cometidos en España, el Régimen militar franquista fue protegido por las potencias occidentales que continuaron así la política de No Intervención. En palabras de Truman, el régimen político de España “es un asunto entre los españoles”.

Para Alemania, las cuatro potencias se comprometieron en Potsdam a realizar las cuatro D: desmilitarización, desnazificación, descartelización y democratización.

En los meses posteriores, estas medidas no se aplicaron en la Trizona Occidental. La propaganda en los medios de comunicación hablaba de contrarrestar el expansionismo ruso, pero la verdadera intención de los ejecutores occidentales era debilitar a la URSS y, en el caso de los EE.UU., de asegurar su total dominación económica, política, cultural y militar sobre Occidente.

La historiadora francesa Annie Lacroix-Riz sintetiza así la trayectoria del capitalismo en su lucha contra la Unión Soviética: “En adelante, sería Washington quien llevaría la dirección de la coalición contra el primer país que había realizado la abolición de la propiedad privada de los medios de producción y de cambio, coalición que Londres y París habían dirigido en los años 20 y, luego, el Reich en el decenio de 1930 hasta la guerra… Para juzgar las responsabilidades de Stalin y de la URSS en la coyuntura internacional, hay que tomar en consideración decididamente los papeles respectivos reales del vencedor militar exhausto de la Segunda Guerra Mundial y del vencedor económico en busca de potencia mundial”.

Poco tardó el presidente norteamericano Truman en expresar las ideas de los círculos agresivos dominantes en su gobierno: “la victoria coloca al pueblo norteamericano ante la necesidad permanente y apremiante de dirigir el mundo” (Discurso al Congreso de los EEUU, Estado de la Unión, Message to the Congress on the State of the Union and on the Budget for 1947,January 21, 1946. [Dated January14,1946]Recuperado,de,internet/http://www.trumanlibrary.org/whistlestop/tap/11446.ht).

Los EEUU, a pesar de los acuerdos suscritos, demostraron fríamente que no tenían ninguna voluntad de paz. Lo demostró primeramente el gigantesco bombardeo angloamericano de la ciudad alemana oriental de Dresde, el 13 de febrero de 1945. La llamada “Florencia del Elba”, a pesar de la propaganda norteamericana y británica, no era un objetivo militar y estaba llena de refugiados y deportados. En dos días de bombardeo bestial, fueron asesinadas alrededor de 25.000 personas. El ataque incendiario lo realizaron coincidiendo con la Conferencia de Yalta para intimidar a los soviéticos.

Desde la fabricación de la bomba atómica, Truman la concibió como un arma de terror masivo, capaz de asegurarle a los EE.UU. la hegemonía mundial. Escribió en sus memorias: “Yo veía en la bomba una arma militar y jamás he dudado que sería utilizada. Cuando hablé con Churchill, éste me dijo sin vacilar que estaba a favor de la utilización de la bomba nuclear.” (3)

A pesar de los acuerdos de Yalta que habían fijado la intervención de la URSS contra Japón en Agosto, el 6 y 8 de Agosto de 1945, los EEUU destruyeron mediante sendas bombas atómicas las ciudades niponas de Hiróshima y Nagasaki. De golpe asesinaron a más de 443.000 seres humanos.

Fue una advertencia del imperialismo yanqui al mundo y, sobre todo, al campo del socialismo para que se sometiera a su dictadura política-económica de mercado y proseguir la explotación de los trabajadores. También iba dirigido contra la independencia de los países colonizados y de las democracias populares.

El gobierno de la Unión Soviética y José Stalin estaban firmemente convencidos que había que frenar los planes de guerra del imperialismo norteamericano. Al mismo tiempo, ayudaban a los movimientos revolucionarios y anticolonialistas de los diferentes pueblos.

Así en política exterior, tomaron cuatro medidas para luchar contra el sistema capitalista mundial:

  1. a)                Reforzar la defensa de la URSS y proseguir los importantes avances sociales conseguidos, como ejemplo para el movimiento comunista internacional.
  2. b)                Ayudar a los pueblos que habían decidido entrar en la vía de la democracia popular y el socialismo.
  3. c)                 Apoyar a todos los pueblos colonizados que aspiraban a la independencia.
  4. d) Crear un movimiento internacional para conseguir frenar la nueva política belicista del imperialismo, reforzando las Naciones Unidas.

Ataque al comunismo en EEUU

En los años 30 tras la gran depresión financiera y expansión del desempleo, el gobierno de Roosevelt, para salir de la profunda crisis social, adopta una serie de medidas copiadas del Socialismo, llamadas New Deal, que no era más que una intervención estatal del gobierno sobre la economía.

Se promulgaron leyes de reforma de los bancos, programas de asistencia social urgente, programas de ayuda para el trabajo, o incluso programas agrícolas. El Gobierno realizó así inversiones importantes y permitió el acceso a recursos financieros a través de las diversas agencias gubernamentales. Pero los resultados económicos fueron muy moderados, limitándose a un tipo de caridad para que no hubiese una gran mortandad por falta de alimentación de la población. A pesar de las medidas, en 1938 había más de 11 millones de parados en los EEUU.

Pero paralelamente los grandes monopolios se encargaron, mediante la prensa y los jueces, de atacar las medidas regulatorias de las ganancias de las grandes fortunas. Diferentes cadenas de prensa, radios y agencias de comunicación tildaban al New Deal de «forma degenerada de socialismo, y degradación del capitalismo».

La Corte Suprema de Justicia desde 1937 a 1943, invalidó varias medidas, posicionando así al Gobierno en una difícil situación. Consideraban que los códigos de competencia leal iban en contra las disposiciones comerciales de la Constitución Estadounidense.

Entre 1940 y mediados los 50 fue una época de represión en Estados Unidos, sobre todo tras el fallecimiento de Roosevelt y el ascenso de Harry S. Truman como presidente. Éste, en 1947, dictó la Doctrina Truman o Doctrina de contención del comunismo, con la que se vieron amenazadas las libertades civiles.

El imperialismo económico de los monopolios de los Estados Unidos sobre Europa veía muy peligrosa la influencia de las ideas socialistas en buena parte de los países del mundo. Además diversos Estados respaldaban estas ideas con políticas de Democracias Populares, como en Hungría, Checoslovaquia, Alemania, Polonia, Rumanía y Bulgaria.

Apoyados por los poderes económico-políticos, los dirigentes de los EEUU desataron en su propio país una “caza inhumana de comunistas”. El gobierno, en su proclama por descubrir actividades de espionaje y para luchar contra la amenaza del comunismo, inició varios programas que llevaron a un clima de terror y persecución de ideas. Linchamientos, asesinatos, despidos, marginación y acoso laboral de millones de norteamericanos por discrepar de esas persecuciones o apoyar la libre circulación de ideas.

El Comité de Actividades Antiamericanas del Senado (HUAC), creado en 1938, y que durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizado para prevenir actividades de japoneses y alemanes hostiles al gobierno dentro de Estados Unidos, se reactivó a partir de 1947 como una fuerza agresiva anticomunista, bajo el liderazgo de Edward McCarthy.

Como modelo para los países europeos, mediante la Ley McCarran, se estableció que los integrantes del partido comunista debían registrarse y se les prohibió viajar fuera del país. Fueron despedidos miles de funcionarios federales por simpatizar con el socialismo, y en muchos estados, para acceder a un puesto de trabajo, se les hacía jurar “que no tenían ideas socialistas o comunistas”.

Juicios políticos

Entre 1948 y 1949, se desarrollaron espectaculares juicios políticos contra dirigentes del Partido Comunista estadounidense, contra presuntos espías de la Unión Soviética y contra algunos funcionarios del Departamento de Estado acusados de haber escondido su pertenencia a las filas de este partido. La cacería se ensañó con artistas de Hollywood. Era suficiente haber escrito un guión o dirigido o actuado en una película de argumento social, para ser acusado de comunista. A veces, solo se necesitaba ser amigo o conocido de alguien con ideas progresistas.

Hollywood era de por sí un mundo politizado, con luchas por reivindicaciones laborales y el derecho a la libertad creativa, lo que había levantado acusaciones de simpatías marxistas y lo había puesto en la mira de la comisión senatorial desde 1940. Militares y artistas fueron sometidos a interrogatorios humillantes en público.

Siete guionistas, dos directores y un productor de cine fueron condenados a la cárcel por un año al negarse a responder: quedaron en la historia como “Los 10 de Hollywood”. Cientos de otros fueron relegados a una lista negra, lo que impidió a muchos trabajar en los años subsiguientes.

Se requirió el control de los libros de texto en universidades, se examinó la posición política de miles de empleados y muchos renunciaron a su puesto para no tener que pasar por los procesos judiciales. El físico de la bomba atómica Robert Oppenheimer y el general Marshall se vieron involucrados en sospechas. El propio presidente republicano Dwight Eisenhower fue blanco de la campaña.

Esta oleada de paranoia anticomunista producto de la persecución de las ideas socialistas sigue viva en la conciencia de la mayoría del pueblo norteamericano.

Alianza con la burguesía nacional

La alianza de la clase obrera con la burguesía nacional en la formación de los estados liberados de los nazis fue un paso necesario para derrotar al fascismo y desarrollar la hegemonía proletaria entre la población. Por otro lado, también suponía un paso atrás del proletariado internacional, una concesión, una retirada, etc., como lo había sido la NEP en la URSS. Por ello, esta táctica imprescindible fue aprovechada por los revisionistas y la socialdemocracia contra los esfuerzos del proletariado para conseguir el poder en los países europeos y para la construcción del socialismo.

Era preciso desarrollar la lucha ideológica contra este peligro en el seno de los Partidos Comunistas. Sin embargo, no todos sus dirigentes estuvieron a la altura de esta exigencia. Las direcciones de varios partidos comunistas europeos creyeron equivocadamente que, apoyando la estabilidad de débiles Estados liberados, accederían a realizar las reformas que permitirían llegar en cada país al socialismo. Tergiversaban el objetivo central de los Partidos Comunistas, pues esta política entreguista tuvo un nocivo calado en la clase obrera que aspiraba a su liberación, a su emancipación de la opresión capitalista. Nuestra clase vio cada vez más a los partidos comunistas como continuadores de los parasitarios partidos burgueses. Los pactos para apoyar a demócratas cristianos, liberales y socialdemócratas, y así a las burguesías nacionales de los diferentes países mostraban la postura entreguista y conciliadora de estos partidos, mientras que las maniobras legales y extralegales de los capitalistas alejaban del poder a la clase obrera.

Grecia

En el país heleno, el Partido Comunista unió a la mayoría de la población contra los nazis, infligiéndoles pérdidas muy graves y se convirtió en la vanguardia efectiva de los trabajadores griegos.

Cuando los alemanes evacuaron Atenas el 12 de octubre de 1944, los 70.000 resistentes armados controlaban casi todo el territorio. El Ejército inglés intervino para impedir al pueblo griego fundar un poder revolucionario. El 5 de diciembre, Churchill escribió al general Scobie: “No dude en actuar como si estuviese en un país conquistado en donde una revuelta local se desarrolla.” (4) Es así como se inició la larga guerra de los anglo-americanos contra los antifascistas griegos, masacrando precisamente a las fuerzas antifascistas que habían derrotado a los nazis.

Desde la izquierda, se ha criticado la falta de un apoyo más decidido de la Unión Soviética hacia los revolucionarios griegos. Sin embargo, el gobierno soviético había estudiado la situación de Grecia y había concluido que los británicos tenían fuertes intereses en Grecia, hasta donde no había llegado ni podía llegar el Ejército Rojo, sin desencadenar una guerra contra sus aliados de entonces, guerra para la que carecía de fuerzas. Los angloamericanos tenían una relación muy estrecha con el gobierno griego en el exilio y estaban dispuestos a todo para impedir que triunfara la revolución. La URSS no podía hacer más que apoyar a los elementos progresistas de Grecia y a objetar a sus aliados occidentales por la represión que habían desatado en este país.

Alemania

Hacia finales de 1944, los tres aliados ya habían convenido exigir la rendición incondicional de Alemania, dividir este país –al igual que su capital, Berlín- en zonas militares de ocupación americana, británica, francesa y soviética, y crear una comisión de control aliada para coordinar la política de los aliados durante la ocupación. Los soviéticos también exigían reparaciones en especie (fábricas, máquinas,…) a Alemania por la destrucción que había causado a la URSS, lo que además debilitaría su capacidad de rearme. Los acuerdos logrados se ratificaron en 1945 en la Conferencia de Yalta.

Acordaron desnazificar las instituciones y realizar plebiscitos democráticos entre los alemanes.

Mientras la Unión Soviética luchaba consecuentemente por la democratización y la desmilitarización de Alemania, en un Estado Unido, soberano y amante de la paz, las potencias occidentales se apoyaban en las élites empresariales-políticas que contribuyeron al ascenso del nazismo. Por iniciativa del gobierno soviético, en las sesiones del Consejo de Control previsto en el Acuerdo de Potsdam, se impulsaron las medidas dirigidas a la formación de un gobierno panalemán central, a extender a toda Alemania la formación de partidos políticos y sindicatos, y a la elaboración de un sistema único electoral.

El secretario de Estado norteamericano D. Acheson afirmó en 1949, que los problemas de la moneda, la exportación e importación alemanas, etc., no podían examinarse sobre la base de los Acuerdos de Postdam y que a ello, precisamente, obedecía la división efectiva de Alemania. No se autorizó la creación de sindicatos y partidos políticos alemanes a escala de todo el país.

En la parte soviética, la Administración Militar Soviética de Alemania (AMSA) “no tomó ni una sola medida para cambiar el régimen económico-social, porque consideraba que éste era un asunto interno del pueblo alemán. Por eso, no sólo la puesta en práctica, sino también la elaboración y adopción de todas las leyes y disposiciones que acometían profundamente el régimen social existente y formaban parte importante de las transformaciones antifascistas, democráticas y revolucionarias (reforma agraria, confiscación de la propiedad de los criminales de guerra y los nazis activos, creación del sector estatal, reforma democrática de la escuela, etc.) corrían a cargo de las fuerzas democráticas y patrióticas del pueblo alemán y de los organismos parlamentarios, estatales y administrativos creados por ellas” (16)

En Alemania Oriental se autorizó, antes que en las demás zonas de ocupación, la formación de partidos políticos y sindicatos. En junio de 1945 se organizaron el Partido Comunista de Alemania (PCA), el Partido Social-demócrata de Alemania (PSDA), la Unión Cristianodemocrática (UCD), el Partido Demócrata Liberal (PDL) y la Unión de sindicatos alemanes libres, ayudando entre todos –en el marco de un “Bloque Antifascista”- a democratizar la vida político-social. Durante todo el resto del año funcionaron ya los órganos de administración local.

En Abril de 1946 el PCA y el PSDA se unieron, formándose el Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA). En Septiembre y Octubre se eligieron diputados a las Asambleas Populares, comunales, distritales y provinciales. Uno de los principales decretos fue la Reforma Agraria que puso fin a la dominación de los junkers, clase terrateniente que apoyaba el militarismo.

En las ciudades los sindicatos alemanes libres realizaron, de acuerdo con los partidos políticos, la incautación de los bienes de los criminales de guerra y nazis activos. Grandes corporaciones pasaron a propiedad del pueblo IG Farbenindustrie, Hermann Goering, AEG, Siemens, Flick y otras, poniéndose fin al dominio de los monopolios en el Este de Alemania.

En las tres partes restantes de las Administraciones Militares occidentales, la población seguía las transformaciones democráticas que se estaban realizando en la zona soviética. Y en todos los antiguos Landstag (provincias) servían de ejemplo. En Hesse (zona norteamericana) hubo un plebiscito que aprobó el 70 % del electorado para la nacionalización de las empresas mineras, las plantas metalúrgicas, ferrocarriles, y la subordinación de bancos y seguros al control y dirección del Estado. El comandante en jefe Clay impidió que se pusiese en práctica.

Así, en las zonas de ocupación occidentales no aceptaron las demandas de la población sobre la nacionalización de los grandes trusts monopolistas, ni la reforma agraria, ni la desnazificación. Los criminales nazis siguieron en sus cargos, en sus empresas y en la policía, (60 % de los jueces, 76 % de los fiscales), incumpliendo descaradamente los acuerdos logrados en Postdam.

El 26 de noviembre de 1945, el representante soviético en el Consejo de Control Aliado en Alemania hizo lectura de un memorándum denunciando que, en la zona británica, se había formado con unidades hitlerianas el grupo de ejércitos Norte con más de 100.000 hombres y que, en la provincia de Schleswig-Holstein, cerca de un millón de soldados y oficiales seguían en sus cuarteles. Los oficiales ingleses prometieron, a más tardar a últimos de enero, disolver esas unidades. En las otras zonas de ocupación ocurría la misma situación. Pero en realidad, después del plazo señalado, las camuflaron como “batallones de trabajo”, “compañías de seguridad”, “grupos de servicio alemanes de vigilancia”, “policía industrial”.

En julio 1947, en su discurso para el 30º aniversario de la Revolución de Octubre, Molotov denunciaba el cerco de bases militares británicas y americanas a la URSS y explicaba que la alternativa en el mundo después de la guerra era entre una paz democrática y una paz imperialista. A la propuesta soviética de instaurar un gobierno central alemán, los occidentales opusieron la exigencia de que los principios económicos del nuevo régimen fueron convenidos con antelación, algo fundamentalmente diferente de lo acordado en Potsdam.

> Yugoslavia

Desde 1948, la corriente socialdemócrata y antisoviética copó la cabeza del Partido Comunista yugoslavo, por la entrada de centenares de miles de nuevos miembros, llegados en gran parte de corrientes socialdemócratas, y con unos comunistas con escasa formación teórica en la lucha por la línea proletaria. En 1941, en el momento de la invasión alemana, el clandestino Partido Comunista yugoslavo contaba con 12.000 miembros; 8.000 de ellos cayeron muertos en el curso de la guerra. Pero, durante la resistencia, llegó a ampliarse hasta 140.000 miembros y llegó a tener 360.000 en mayo de 1948. Decenas de miles de kulaks, burgueses y elementos pequeño-burgueses habían entrado en el Partido. (6)

Tito se apoyaba cada vez más sobre estos últimos en su lucha contra los auténticos comunistas. El Partido no había vivido una vida interna normal, no había habido debates políticos en su seno, y como consecuencia no hubo críticas ni autocríticas marxistas-leninistas; los dirigentes no habían sido elegidos jamás, sino cooptados. (7) En junio de 1948, el Buró de información de los partidos comunistas, que agrupaba a ocho partidos, publicó una resolución criticando al Partido yugoslavo. Señalaba que Tito no prestaba ninguna atención a la acentuación de las diferencias de clase en el campo ni al crecimiento de los elementos capitalistas en el país. (8) La resolución afirmaba que, partiendo de una posición nacionalista burguesa, el Partido yugoslavo había quebrantado el frente unido socialista contra el imperialismo. El texto decía: “Esa línea nacionalista no puede conducir más que a la degeneración de Yugoslavia en una república burguesa ordinaria.” (9)

En 1948 los titistas retomaron públicamente la vieja teoría socialdemócrata del paso del sistema burgués al socialismo sin lucha de clases. Así Bebler, vice-ministro de Negocios extranjeros, declaraba en abril de 1949: “No tenemos kulaks como los que había en la URSS. Nuestros campesinos ricos han tomado parte en masa en la guerra popular de liberación. (…) ¿Sería un error si consiguiéramos hacer pasar a los kulaks al socialismo sin lucha de clases?” (10). De esta forma las relaciones de producción capitalistas se extendieron a todos los ámbitos de la economía yugoslava, las medidas marxistas y socialistas en favor de la clase obrera fueron destruidas. Así los precios de los bienes pasaron a ser determinados por el mercado, es decir por la oferta y la demanda y los salarios fueron fijados sobre la base de la renta o de los beneficios de la empresa, decidiendo pues las empresas de forma independiente lo que producen y la cantidad de la producción.

Y en 1951, el equipo de Tito declaraba que los “koljoses (soviéticos) son un reflejo del capitalismo de Estado que, mezclado con los numerosos restos del feudalismo, forman el sistema social de la URSS.” Desarrollando las concepciones de Bujarin, los titistas reemplazaron la planificación por el mercado libre: “Nadie, fuera de las cooperativas, fija las normas ni las categorías de lo que se debe producir.” Organizaron “el paso a un sistema que deja más libertad al funcionamiento de las leyes económicas objetivas. El sector socialista de nuestra economía está a punto de sobrepasar las tendencias capitalistas por medios puramente económicos.” (11)

En 1951 Tito comparó a los comunistas partidarios del marxismo-leninismo con una quinta columna hitleriana, justificando con ello la detención de los 200.000 comunistas y simpatizantes, según testimonió el coronel Vladimir Dapcevic. Tito escribió: “Los ataques de los agresores fascistas han probado que se le da mucha importancia a un elemento nuevo: la quinta columna. Ésta es un elemento político y militar que entra en acción en el momento de los preparativos de la agresión. Hoy, se intenta de nuevo el hacer alguna cosa parecida en nuestro país, bajo diferentes formas, particularmente por parte de los países kominformistas.” (12)

Fue así como Tito se convirtió en simple peón en la estrategia anticomunista de los Estados Unidos. Tito declaró en 1951 al New York Herald Tribune que “en caso de ataque soviético, no importa en cual parte de Europa sea, incluso si pasa a miles de kilómetros de las fronteras yugoslavas, (él) lucharía inmediatamente del lado de Occidente… Yugoslavia se considera como una parte del muro de solidaridad colectiva construido contra el imperialismo soviético.” (13)

Doctrina bélica contra la URSS (OTAN, guerra nuclear)

Durante la Primera Conferencia del Kominform de nueve Partidos Comunistas, en septiembre de 1947 en Polonia, Andréi Zhdánov presentó un informe cuyas posiciones merecen nuestra atención, no solo en razón de su pertinencia, sino también porque fueron atacadas y rechazadas, punto por punto, nueve años más tarde, después del golpe de Estado de Jruschov: “El objetivo que se plantea el nuevo curso expansionista de los Estados Unidos es el establecimiento de su dominación mundial. Este nuevo curso, tiende a la consolidación de la situación del monopolio de los Estados Unidos sobre los mercados, monopolio que se ha establecido después de la desaparición de sus dos concurrentes más importantes -Alemania y Japón- y por el debilitamiento de sus compañeros capitalistas, Inglaterra y Francia. Este nuevo curso se basa en un amplio programa militar, económico y político, cuya aplicación, establecerá en todos los países concernidos la dominación política y económica de los Estados Unidos, reduciendo a estos países y Estados a meros satélites e introducirá regímenes interiores que eliminen todo obstáculo a la explotación de estos países por el capitalismo americano”. “Los políticos imperialistas más rabiosos y desequilibrados han comenzado, después que lo hiciese Churchill, a establecer planes con vistas a organizar, lo más rápidamente posible, una guerra preventiva contra la URSS, realizando abiertamente un llamamiento a la utilización contra los soviéticos del monopolio temporal americano del arma atómica.” “El plan militar estratégico de los Estados Unidos prevé la creación, en tiempos de paz, de numerosas bases y plazas de armas, muy alejadas del continente americano y destinadas a ser utilizadas con fines de agresión contra la URSS y los países de la nueva democracia.” “Los monopolios americanos nutren esperanzas particulares sobre el restablecimiento de una Alemania capitalista, considerándola como la mayor garantía para el éxito de la lucha contra las fuerzas democráticas de Europa.” “Pero en el camino de sus aspiraciones a la dominación mundial, los Estados Unidos se topan con la URSS, con su influencia internacional creciente, como bastión de la política antiimperialista y antifascista, con los países de la nueva democracia que han escapado al control del imperialismo anglo-americano y con los obreros de todos los países.” “Las concesiones a la nueva orientación de los Estados Unidos de América y al campo imperialista pueden incitar a sus inspiradores a ser más insolentes y más agresivos. Es por ello que los partidos comunistas deben colocarse a la cabeza de la resistencia, en todos los campos, contra los planes imperialistas de expansión y de agresión.” (5)

En mayo de 1946, Molotov decía a su colega de exteriores yanqui: “No hay rincón en el mundo donde no se vea a los Estados Unidos. Los Estados Unidos tienen bases aéreas por todas partes: en Islandia, en Grecia, en Italia, en Turquía, en China, en Indonesia y en otros lugares más y tienen incluso más bases aéreas y navales en el Pacífico. Los Estados Unidos conservan tropas en Islandia a pesar de las protestas del gobierno islandés, así como en China, mientras que las tropas soviéticas han sido retiradas de este país y de todos los demás territorios extranjeros. Es la prueba de un verdadero expansionismo y este expresa los pasos emprendidos por ciertos círculos americanos hacia una política imperialista”.

Plan Marshall

Como un parásito, así se comportó el gobierno de los EEUU, impidiendo que la parte más rica de Alemania controlada por las tres potencias pudiera convertirse en una nación soberana, y haciéndola depender de los yanquis como una colonia más. Es más, con la excusa de poder hacer viable el comercio y la producción de las plantas y fábricas alemanas pusieron a sus antiguos amos (colaboradores de los nazis) al frente de las corporaciones industriales, imponiendo los comandantes norteamericanos y los asesores de sus multinacionales la producción y su venta de activos, junto a Gran Bretaña y Francia que eran pedigüeños de la ayuda yanqui. Así los gobernantes norteamericanos se aseguraban un cierto déficit del comercio exterior alemán para que la URSS nunca pudiera cobrar reparaciones de guerra, previstas en la Conferencia de Postdam, de las ricas zonas occidentales de Alemania.

En 1947 los Estados Unidos, plantean crear una red de financiación, que lleva como nombre: Plan Marshall. El congreso estadounidense aprueba una “ayuda” de 13 mil millones de dólares, que tenía como objetivo fomentar el mercado europeo, la compra de bienes de consumo excedentes en los EEUU, la asignación de obras, acopio de materias primas y endeudamiento de las economías europeas.

Su finalidad no era altruista sino que implantó un profundo endeudamiento de las sociedades occidentales, a fin que esas sociedades no realizasen medidas socialistas. Para ello impusieron a los gobiernos y les obligaron a adoptar medidas económicas a cambio de créditos, impidiendo que los países europeos comerciaran entre ellos, sin el consentimiento de los EEUU.

De hecho impidieron a la mayoría de los estados una reconstrucción pacífica como la de las Democracias Populares del Este de Europa, llenando a los diferentes países de deudas con las multinacionacionales. Otro componente esencial fue la militarización de los ejércitos europeos occidentales, para dar salida a la industria armamentística estadounidense.

Así por ejemplo, la mayor parte de los ingresos irían al presupuesto militar, y otra parte al bolsillo de los monopolios estadounidenses. El rearme de la zona Oeste de Alemania incumplía los acuerdos de Postdam. Noam Chomsky aclara que: “De los 13 mil millones de dólares de ayuda que manejó el Plan Marshall, alrededor de 2 mil millones fueron a parar directamente a los bolsillos de las compañías petroleras estadounidenses. Este hecho formó parte del propósito de hacer que Europa pasara de una economía basada en el carbón a una economía basada en el petróleo, para que así algunos sectores de aquel continente se volvieran más dependientes de Estados Unidos”.

 


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