César Pérez Navarro •  Actualidad •  29/04/2021

El Obispo de Córdoba ante el 1 de Mayo: «Si este mundo es azuzado por el marxismo, el trabajo se convierte en una plataforma de violencia y de conflicto»

«Si este mundo es azuzado por el marxismo, la lucha de clases y el odio, el trabajo se convierte en una plataforma de lucha e incluso de violencia y de conflicto. Por eso, es urgente que en este mundo del trabajo entre de lleno el amor cristiano, que construye y edifica la ciudad terrena, y convierte el universo laboral en un clima de concordia y buenas relaciones», afirma el obispo en coincidencia con la campaña de la ultraderecha estos días en Madrid, donde se repiten consignas del tipo «La violencia no le conviene a Vox, beneficia a la izquierda, por eso la perpetra» (Abascal).

El Obispo de Córdoba ante el 1 de Mayo: «Si este mundo es azuzado por el marxismo, el trabajo se convierte en una plataforma de violencia y de conflicto»

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández ha querido referirse al próximo 1 de mayo descartando el sentido que debe tener para la Iglesia Católica, «la fiesta de San José Obrero», y entrando de lleno en cuestiones políticas que avivan el enfrentamiento en los días previos a las elecciones del 4 de Mayo en la Comunidad de Madrid: «si este mundo es azuzado por el marxismo, la lucha de clases y el odio, el trabajo se convierte en una plataforma de lucha e incluso de violencia y de conflicto. Por eso, es urgente que en este mundo del trabajo entre de lleno el amor cristiano».

El obispo ha difundido esta mañana su carta semanal, en ella ha recordado que «todas esas reivindicaciones, en lugar de ser propuestas por el odio y la lucha de clases, vengan propuestas por el amor cristiano, que siembra la paz en todos sus entornos», y añade que «en la doctrina social de la Iglesia el trabajo ha venido a constituirse como el centro de la cuestión social. Porque en el mundo del trabajo se encuentran las relaciones sociales de obreros y empresarios, de sindicatos y patronales».

Para Demetrio, se trata, en definitiva, de que «la fiesta de San José obrero, tanto por su origen civil, como por su contenido», sirva para «dar sentido al trabajo humano», a lo que se refirió Pío XII, en cuanto a que «el 1 de mayo, acogido por los obreros cristianos, y casi recibiendo el crisma cristiano, lejos de ser un despertar de la discordia, el odio y la violencia, es y será una invitación recurrente a la sociedad moderna a hacer lo que todavía falta a la paz social. Fiesta cristiana, por tanto, un día de júbilo concreto y progresivo de los ideales de la gran familia del trabajo».

Este «bautismo» de la fiesta del trabajo dedicándola a San José Obrero se hizo en 1955 en un intento de darle un sentido «cristiano» al Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo, establecido como tal en el Congreso Obrero Socialista de la Segunda Internacional, celebrado en París en 1889 como una jornada de lucha reivindicativa y de homenaje a los Mártires de Chicago.

Su punto de partida no tiene nada que ver, pues, con el «el amor cristiano, que siembra la paz en todos sus entornos», sino más bien con la ejecución tras condena a muerte de cinco sindicalistas anarquistas por participar en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada laboral de ocho horas (uno de ellos se suicidó antes). Tales hechos tuvieron su origen en la huelga iniciada el 1 de mayo de 1886 y su punto álgido tres días más tarde, el 4 de mayo, en la Revuelta de Haymarket.

Ese mismo año, el presidente de Estados Unidos Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll, estableciendo las ocho horas de trabajo diarias y haciendo buena la máxima «ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa».

Las declaraciones del obispo ultra no parecen casuales, llegan justo en el momento en el que Vox y PP construyen campaña relacionando violencia con izquierda y divulgan cualquier tipo de contenido que busca su victimización ante la opinión pública. Unas elecciones en las que la apelación a lo emocional es ya indisimulada frente al programa o a las propuestas más divulgadas antes de esta etapa de banalización de la política.

Carta semanal del obispo de Córdoba, Demetrio Fernández