Redacción •  Actualidad •  11/09/2021

El nuevo ‘Atlas de la carne’ revela el impacto devastador de la ganadería industrial

•    Amigos de la tierra opina que Europa debe poner fin al sector cárnico industrial para frenar la crisis climática y de biodiversidad
•    La ganadería industrial es responsable del 21% de las emisiones globales
•    El 75% de las tierras agrícolas se utilizan para cultivar pienso para alimentar al ganado o para criar animales

El nuevo ‘Atlas de la carne’ revela el impacto devastador de la ganadería industrial

La ganadería industrial es una de las principales culpables de la crisis ecológica, climática y de biodiversidad a la que se enfrenta la humanidad, según el “Atlas de la Carne 2021”, publicado por Heinrich-Böll-Stiftung y Amigos de la Tierra.

Las organizaciones han comprobado alarmadas que la industria ganadera es responsable de hasta el 21% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y que es probable que esta cifra aumente de continuar la tendencia global de consumo de carne y lácteos.

Entre otros hallazgos, el Atlas de la Carne 2021 expone que:

  • Se estima que la producción de carne aumentará en 40 millones de toneladas para 2029, alcanzando los 366 millones de toneladas de carne por año. Este modelo de producción sigue en auge y para garantizar su crecimiento sigue sacando del mercado alternativas locales sostenibles.
  • A nivel mundial, el 75% de las tierras agrícolas se utilizan para cultivar pienso para alimentar al ganado o para criar animales. En estos términos la ganadería industrial, que incluye el cultivo de soja para piensos, es una de las principales causas de la deforestación, cuyos efectos incluyen el aumento de las emisiones, la destrucción de los medios de vida de las comunidades locales e indígenas y de las familias dedicadas a la agricultura, y el aumento de pandemias.
  • El sector alimentario representa entre el 21% y el 37% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. En este marco, las emisiones de la ganadería industrial suponen alrededor del 57% del total de este sector.
  • Las corporaciones agroindustriales dominan el mercado; operan en grandes naves que utilizan como mataderos y, a menudo, con condiciones laborales deficientes para sus trabajadores, lo que ha provocado brotes masivos de COVID-19.
  • Entre 2015 y 2020, las multinacionales cárnicas y lácteas recibieron más de 478.000 millones de dólares por parte de 2.500 firmas de inversores, bancos y fondos de pensiones, la mayoría de ellos con sede en Estados Unidos o Europa.

Cada vez hay más evidencia de que la ganadería industrial está impulsando el colapso del clima y la biodiversidad y poniendo en peligro la vida de las personas en toda la cadena de suministro, tanto en el campo, como en las fábricas, hasta llegar al consumidor final”, afirma Stanka Becheva, responsable de agricultura y alimentación de Amigos de la Tierra Europa.

“Los responsables políticos europeos tienen el deber de proteger el interés general y dejar de complacer a los agronegocios. Es indispensable que actúen con urgencia para detener la deforestación y las violaciones de derechos humanos en las cadenas de suministro, apoyar a los pequeños agricultores y agricultoras, y promover un cambio a una dieta climática, con menos carne y mejor carne, así como más alimentos sanos y de origen vegetal producidor de forma local, ética y ecológica”, señala Andrés Muñoz Rico, responsable de soberanía alimentaria de Amigos de la Tierra.

Las organizaciones reclaman una legislación sólida de debida diligencia en materia de derechos humanos, que ponga fin a los daños ocasionados por grandes multinacionales cárnicas en sus operaciones en todo el mundo. A su vez consideran fundamental detener todas las subvenciones que la PAC proporciona a la ganadería industrial, que asciende a miles de millones.

Amigos de la Tierra Europa y Heinrich-Böll-Stiftung exigen una apuesta decidida por la producción ganadera extensiva a pequeña escala y a las instalaciones de procesamiento de carne descentralizadas que contribuyen a un mundo rural vivo. Destacan que es básico contar con un fondo de transición para que las personas que trabajan en la industria cárnica puedan cambiar a empleos más sostenibles.


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